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12.11.2013

SABERES LOCALES: UN APORTE CLAVE

Por Sarah-Lan Mathez-Stiefel, 
Stephan Rist & Freddy Delgado []
+Notas de Sarah-Lan Mathez-Stiefel, Stephan Rist 
Freddy Delgado en ADNCreadoreS




El presente Artículo, fue realizado en el marco del NCCR Norte-Sur,
que es una Red de Investigación a nivel mundial que incluye Seis Instituciones
asociadas en Suiza y unas 140 Universidades, Institutos de Investigación
y Organizaciones para el Desarrollo en Africa, Asia, Latinoamérica y Europa,
del que la Universidad Mayor de San Simón, a través del Centro Universitario
AGRUCO es parte. Aproximadamente 350 Investigadores en el mundo
entero contribuyen a las actividades del NCCR Norte-Sur.




Los Resultados de Investigación presentados a continuación fueron realizados en dos países: Bolivia y Perú, y refleja que los Saberes locales son de suma importancia tanto para el desarrollo humano sustentable como para la conservación ambiental. 


En los Andes, la vida de las poblaciones locales depende en gran medida de sus Saberes. Estos Saberes son vigentes y dinámicos, y responden a los cambios socioeconómicos y ambientales mediante un proceso de resistencia cultural y de adaptación. Sin embargo también son vulnerables y, consiguientemente, es importante apoyar su fortalecimiento. 

Los Saberes locales deben ser integrados efectivamente en los Proyectos de Desarrollo. De hecho, un diálogo entre los Saberes locales y los denominados “científicos” permite dar paso a soluciones novedosas a los nuevos retos socioambientales que enfrentan las Comunidades andinas en un mundo globalizado.


EL DISCURSO INTERNACIONAL 
Y REGIONAL SOBRE LOS SABERES LOCALES

La importancia de los saberes locales tanto para el desarrollo humano como para la conservación ambiental es reconocida desde el Informe de la Comisión Brundtland, 1987, ratificado en la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo1992, la Convención sobre la Diversidad Biológica, 1992 y en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20, 2012:

“Somos conscientes de que los conocimientos tradicionales, innovaciones y prácticas de los pueblos indígenas y las comunidades locales aportan una contribución importante a la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica y su aplicación más amplia puede impulsar el bienestar social y los medios de vida sostenibles” Río+20.  
El futuro que queremos, art.197, 2012.
Los saberes de los pueblos indígenas y campesinos son también reconocidos por las constituciones de Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia y Venezuela. Además, los Saberes locales constituyen el núcleo del concepto de diversidad biocultural que emergió en los años noventa en respuesta a la pérdida convergente de la diversidad biológica y linguística-cultural.




UN ROL FUNDAMENTAL EN LA VIDA
DE LAS COMUNIDADES ANDINAS

En los Andes, la vida de las poblaciones rurales, mayormente indígenas u originarias, depende en gran medida de sus Saberes locales. 
Ellos son la herencia de una larga co-evolución entre la Naturaleza y las Sociedades. 

A lo largo de milenios, las Comunidades andinas y amazónicas han transformado sus Ecosistemas de acuerdo a sus Cosmovisiones, Valores, Prácticas y Conocimientos. Desarrollaron Sistemas complejos de manejo de los Recursos Naturales que resultaron en altísimos niveles de Agrobiodiversidad. 

En la actualidad, la seguridad alimentaria y la salud de los pueblos andinos siguen dependiendo de sus Conocimientos de predicción del Clima, de su manejo de Suelos y de Cultivos nativos, así como de la Flora y Fauna medicinales. 

Los Saberes locales, que constituyen un Cuerpo de Cono­cimientos propios, son parte de su Identidad cultural, son intercambiados y transmitidos mediante relaciones de Reciprocidad y reflejan su propia Cosmovisión.




SABERES EN LOS ANDES: 
¿VULNERABLES O RESISTENTES?

Un preconcepto común es que los saberes locales son un Conjunto de Conocimientos transmitidos desde Tiempos inmemoriales de forma inalterada de una Generación a otra, haciendo que con el tiempo queden cada vez más obsoletos. 


Otro preconcepto opuesto es que estos Saberes se están erosionando rápidamente ya que son muy vulnerables a los Procesos de “modernización” -Sistemas de Educación y Salud formales, inclusión en la Economía de Mercado, Procesos de Migración hacía los centros urbanos-. 

Sin embargo, Investigaciones recientes señalan por ejemplo que los Saberes de Medicina Tradicional son vigentes y dinámicos en los Andes: estos Conocimientos no están siendo erosionados y, más bien, responden a los Cambios socioeconómicos y ambientales, mediante un Proceso de resistencia cultural y de adaptación. 

Los Resultados de la Investigación muestran que los Conocimientos respecto a Plantas, Animales y Minerales medicinales se están transformando de una Generación a otra, sin que ello implique una pérdida en términos de número de Especies y Usos. 

El traspaso de Conocimientos de padres a hijos se mantiene muy fuerte, sugiriendo que estos Saberes seguirán vigentes durante las próximas décadas. Además, el Análisis de las Estrategias terapéuticas familiares indica que la mayor presencia de la Medicina alopática en términos de calidad y accesibilidad no lleva al reemplazo de la Medicina andina, sino más bien a una coexistencia de los dos Sistemas médicos. 

En cambio, los Resultados también señalan que los Conocimientos especializados, tales como los de los yatiris o yachayniuq -curanderos tradicionales-, probablemente se están perdiendo porque no están siendo transmitidos a las Generaciones jóvenes.




DIALOGO DE SABERES 
E INNOVACION PARA EL DESARROLLO

El Programa BioAndes muestra que varios Sistemas de Conocimientos pueden enriquecerse mutuamente mediante un diálogo de Saberes. Este permite establecer Procesos de Innovación basados en la Complementación de los Saberes de los pueblos indígena-originarios y campesinos. Los mismos dan paso a soluciones novedosas a los nuevos retos socioambientales que enfrentan las Comunidades andinas en un mundo globalizado.


En Comunidades andinas de Bolivia, la Investigación transdisciplinaria permitió revalorizar los Saberes locales con relación a los Cultivos nativos mediante Actividades que involucraban a toda la Comunidad, tales como Concursos de Saberes. 

Asímismo, el Diálogo y Aprendizaje mutuo entre Campesinos y Técnicos permitió innovaciones tecnológicas enfocadas en la Transformación de Cultivos, la misma que es importante para la alimentación de las poblaciones andinas y tiene un alto potencial para la comercialización, como en el caso de la Cañahua {Chenopodium pallidicaule}. 

En el Sur andino peruano, se recuperaron las Técnicas de Tejido Tradicional, incluyendo el Teñido con Tintes naturales y la Iconografía tradicional, como base para mejorar su Producción y Comercialización.

En las diversas experiencias del Programa en la Región andina, las Actividades de Revalorización e Innovación de los Saberes locales tuvieron un impacto importante sobre el fortalecimiento de la Identidad cultural de las Comunidades locales, además de contribuir a mejorar su calidad de vida.




MECANISMOS DE INTERVENCION

¿Cómo integrar los Saberes locales en las iniciativas de Desarrollo y/o de Conservación ambiental? Recomendamos varias Líneas de Intervención:

1] Integrar los Saberes locales en las Políticas de Desarrollo en los Niveles Municipales, Nacionales y Regionales. En el caso de Bolivia, se ha promulgado recientemente la Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien, donde se reconoce la necesidad de revalorizar los Saberes locales y el Principio del Diálogo de Saberes.

2] Diseñar conjuntamente con representantes de las Comunidades locales los Proyectos de Desarrollo mediante un Diálogo de Saberes intercultural, que abarque tanto los Objetivos de los Proyectos como sus Procesos de Implementación y Evaluación.

3] Desarrollar Herramientas y Capacidades de fomento al Diálogo de Saberes en los Sistemas de Extensión Estatales -por ejemplo, en los Sectores Salud y Agricultura- y de la Sociedad Civil. Se recomienda incluir en la Formación del Personal técnico currículos de tipo intercultural, así como realizar Talleres de Aprendizaje Social donde participen tanto repre­sentantes de Comunidades locales como actores de apoyo externo.

4] Fortalecer los Saberes locales mediante la vigorización de sus Procesos de Transmisión y Recreación cultural a través de acciones específicas, tales como Talleres de Revalorización, Concursos de Saberes e Integración en el currículo educativo formal.

5] Realizar Investigaciones para comprender mejor las Dinámicas de Transmisión y Recreación de los Saberes locales y los Factores que les están afectando. Una Investigación participativa transdisciplinaria nos parece la más adecuada para obtener Datos contextualizados sobre los Saberes locales y apoyar su regeneración.



IMPLICACIONES POLITICAS:

Reconocer el rol estratégico de los saberes locales. El rol estratégico de los Saberes locales, que son de suma importancia para el Desarrollo Humano Sustentable y para la Conservación ambiental en la Región andina, debe ser debidamente reconocido por las Autoridades y Expertos gubernamentales, los Técnicos de Proyectos y otros Actores de apoyo externo, e integrados efectivamente en los Proyectos de Desarrollo.

Integrar Sistemas de Saberes locales 
y “cientificos” en un mismo Marco de Políticas. Solo la Integración creativa de los Saberes locales y de los denominados “científi­cos” en un mismo Marco de Políticas, puede proporcionar Respuestas innovadoras a los nuevos retos que enfrentan las poblaciones andinas y sus entornos naturales, como resultado de su incorporación creciente a un mundo globalizado.

Fomentar un Diálogo intercultural y Procesos de descentralización. La definición de un Marco de Políticas integrado como el mencionado, basado en Objetivos definidos conjuntamente, y su implementación operacional por las Poblaciones locales, Autoridades y Actores de Desarrollo, necesita de un Diálogo intercultural contínuo construido sobre la base del respeto mutuo. Ello implica también un cierto grado de descentralización de la Toma de Decisiones, Evaluación y Control de los Procesos de Desarrollo.

Apoyar el Fortalecimiento y la Regeneración de los Saberes locales mientras que los Saberes locales muestran sorprendente resistencia y capacidad de adaptación a un contexto de rápido cambio, son a la vez vulnerables a los Procesos de Desarrollo actuales. Su Capacidad de Regeneración y Transmisión de las valiosas experiencias de las poblaciones locales debe ser apoyada a través de acciones revalorizadoras. La Investigación transdisciplinaria permite no solamente sistematizar y difundir estos Saberes locales, sino también entender su Dinámica.





DEFINICIONES

Diálogo de saberes: Diálogo intercultural entre los Saberes de los Actores locales, indígenas o campesinos, y los Saberes de los Sectores de la Sociedad que han asumido las visiones de la Ciencia Occidental moderna o los denominados Sistemas de Conocimientos globales.

Diversidad biocultural: La variabilidad total expuesta por los Sistemas Naturales y Culturales del mundo. Este Concepto se basa en el reconocimiento del vínculo íntimo que existe entre la Biodiversidad -Diversidad de Genes, Especies y Ecosistemas- y la Diversidad cultural -Diversidad de Idiomas, Cosmovisiones, Normas y Valores, Prácticas y Sistemas de Conocimientos-.

Investigación transdisciplinaria: Tipo de Investigación que apunta a contribuir a la Producción de soluciones a problemas sociales. Un Enfoque Transdisciplinario se caracteriza por la Interdisciplinariedad -interacción entre varias Disciplinas- y la inclusión de Actores no-científicos en el Proceso investigativo -interacción entre Ciencia y Sociedad-.

Saberes locales [también denominados Saberes Tradicionales, Indígenas, Originarios o Campesinos]: Un Conjunto de Conocimientos, Prácticas, Normas y Visiones transmitido culturalmente de una Generación a otra, así como entre Miembros de la misma Generación. Incluyen, por ejemplo, Conocimientos sobre Plantas, Animales, Clima, Manejo de Cultivos, etc.




Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin
Portada: Tejido indígena 


[] SOBRE LOS AUTORES

Sarah-Lan Mathez-Stiefel [CDE Universidad de Berna]. Investigadora Senior del Centre for Development and Environment [CDE] de la Universidad de Berna, Suiza; Líder del Grupo Gobernanza de la tierra y recursos naturales.
Stephan Rist [CDE Universidad de Berna]. Docente Investigador del Centre for Development and Environment [CDE] de la Universidad de Berna, Suiza.
Freddy Delgado [AGRUCO-UMSS]. Director Ejecutivo de Agroecología en la Universidad Cochabamba [AGRUCO], Docente de la Facultad de Ciencias Agrícolas, Pecuarias, Forestales y Veterinarias de la Universidad Mayor de San Simón, Bolivia.

2.19.2013

LA ALIMENTACION Y SUS METAFORAS

Por Paolo Rossi





Nos parece, y no del todo injustamente, que los seres humanos hacen siempre las mismas cosas: duermen, construyen refugios para protegerse del calor o del frío, intentan procurarse alimentos, comen, se aparean, ríen y lloran, crían a sus hijos, establecen reglas y recompensas, así como castigos para quienes no las respetan, agreden y son agredidos, hacen guerras y entierran a sus muertos, se dirigen de distintas maneras a seres divinos e invisibles. En realidad, cada una de estas cosas se hace de maneras muy diversas, tan diversas que superan, a veces, la imaginación más desenfrenada.

En el centro del libro Bueno para comer del gran antropólogo Marvin Harris se encuentra una pregunta fundamental que es el eje de las reflexiones de los antropólogos: dado que todos los miembros de la especie humana son omnívoros y están dotados de un aparato digestivo absolutamente idéntico, ¿cómo es posible que en algunas partes del mundo se consideren exquisiteces cosas como hormigas, saltamontes o ratas que en otras partes resultan ser asquerosidades repugnantes? Aunque hoy se pueden comprar a través de Internet comidas preparadas con escorpiones fritos, hormigas, serpientes y carne de cocodrilo, los procesos de globalización en este terreno no parecen ser particularmente veloces. En Camboya se comen coleópteros, cucarachas de agua, una especie de lagartija llamada gecko y murciélagos. 


En Hanoi se comen serpientes y hay siete recetas para cocinar a un perro, en Nueva Guinea son muy apreciados los gusanos del sago, gruesos y carnosos, que tienen una epidermis resistente y peluda y un interior amarillento y cremoso. En China y en Camboya es sabido que se come cerebro de mono (incluso directamente apenas se ha matado al animal). En las islas del archipiélago indonesio se bebe un tipo de café que se hace con los granos parcialmente digeridos y defecados por la civeta de las palmeras común. Las tarántulas se comen en Camboya. En Filipinas (incluso en las esquinas de las calles) se comen huevos fecundados de pato o de gallina que tienen en su interior un embrión formado casi por completo. En Corea se ponen crías de rata vivas en una botella con licor de arroz, se lo deja fermentar y se lo bebe. Los escamoles, en México, es un plato hecho con los huevos de una hormiga. Y podríamos continuar con la lista.

Se mantienen diferencias considerables, que son, al menos en parte, insuperables. ¿Por qué los novillos sí y el perro no? ¿Por qué una muchacha que nació y creció en Estados Unidos nos mira estupefacta y espantada si le decimos que alguna vez comimos un conejo? ¿Por qué la tripa fascina a los florentinos y a los milaneses (que la llaman busecca), y es considerada con asco y horror por la gran mayoría de los estadounidenses? No hay nada de qué sorprenderse. Así como el aparato digestivo, también el genital es común a todos los miembros de la especie humana y sin embargo muchos saben que la denominada posición del misionero es considerada como una rareza discutible por los integrantes de cualquier comunidad del Pacífico sudoccidental.

Desde los tiempos más remotos existe un modo muy simple y que ha sido adoptado con frecuencia para resolver este tipo de problemas: negar la calificación de seres humanos y calificar de animales o no humanos a quienes se comportan de una manera muy distinta de nosotros o tienen costumbres que nos parecen extrañas o inaceptables. La contraposición entre sociedad civil y sociedad primitiva se fundaba en una época sobre la antítesis entre la civilización occidental y la "barbarie" de los no europeos. Esta contraposición ha sido dejada de lado como carente de sentido por la antropología contemporánea, la cual designa con el término cultura las técnicas de adaptación al ambiente y el modo de vida de cualquier grupo social. Para la antropología, como lo ha afirmado Ruth Benedict en un libro publicado en 1934 y que alcanzó a un público vastísimo, "las normas que cualquier sociedad le impone al matrimonio son tan significativas como las nuestras"; para la antropóloga "nuestras costumbres y las de Nueva Guinea son dos modelos sociales posibles para resolver un problema común".

En el curso del siglo XX, el relativismo cultural llega a coincidir con una tesis muy discutida y también muy discutible, según la cual, dado que cada cultura asume sus propias formas y se considera superior a las demás, no existen formas más o menos auténticas de humanidad ni existe en consecuencia un modo de distinguir entre formas de humanidad y formas de inhumanidad, y de establecer, sobre esta base, algún tipo de jerarquía. Quien dio respuestas que considero todavía válidas a estos problemas fue Ernesto De Martino, el gran estudioso del mundo mágico que nació en Nápoles en 1908 y murió en Roma en 1965. ¿Es verdad que el encuentro con la diversidad debe verificarse en el terreno de una completa ausencia de valores? Una vez destruida la convicción de que la naturaleza humana coincide con los modelos asumidos como válidos por la propia cultura, ¿es necesario por este motivo un acto de abdicación? ¿Es verdad que toda y cualquier intervención en los asuntos de los demás constituye una forma de represión? ¿Es verdad que la pura y simple renuncia a todo modelo constituye por sí misma el principio necesario y suficiente para solucionar los problemas de la historia humana?


¿Qué quiere decir, en rigor, confrontarse interculturalmente con quien considera obvio y verdadero que las mujeres son por naturaleza inferiores al varón y que por naturaleza están sometidas a él, que considera que una adúltera debe ser enterrada hasta la cabeza y luego lapidada y que debe morir mientras le arrojan piedras que no deben ser demasiado grandes de modo que el suplicio no dure demasiado poco? ¿Se puede pensar en una verdadera confrontación intercultural con quien considera que los negros y los hebreos están más próximos a los animales que a los seres humanos y predica la guerra tribal, el dominio de una etnia o el derecho de exterminio del enemigo racial? Una cuestión es el esfuerzo de comprensión y otra la confrontación intercultural. El pluralismo, la tolerancia, el respeto por las minorías, la atención a sus derechos no pueden negociarse. Sólo se pueden ejercer presiones (las más fuertes y decididas e incluso las más "extorsivas" posibles) para que esos valores sean respetados allí donde no lo son.

No es verdad en absoluto que esto coincida (como parece creerlo Francesco Remotti en su Prima lezione di antropologia) con la convicción "de haber descubierto, por revelación divina y/o por revelación natural, la forma más auténtica de humanidad". Entre las culturas, según el mismo autor, no existen "diferencias cualitativas" y sería ilícito e imposible establecer escalafones. Entre 1993 y 2007, 45 países renunciaron a la práctica de la pena de muerte. ¿Cómo debemos evaluar esta renuncia? ¿O, por deferencia hacia los profesores de Antropología, no debemos evaluarla de ningún modo? En Bamako, la capital de Mali, tuvo lugar en 2005 una Conferencia sobre la Mutilación Genital Femenina, que cerró sus jornadas con la Declaración de Bamako contra la FMG o female genital mutilation. Desde 2007, en Eritrea, un país en el cual padecían la mutilación genital el 90% de las mujeres, esa práctica se considera un delito. ¿Puede clasificarse esto como un ejemplo de las exigencias indebidas de Occidente? ¿Hizo mal Emma Bonino al ocuparse del asunto o bien debería haberse limitado a respetar las diferencias culturales?

Dentro de la cultura occidental numerosos intelectuales pueden rechazar, impugnar, criticar o condenar la propia cultura y también avergonzarse del mundo de instituciones y de ideas en el que actúan, viven y publican artículos y libros. Pueden simpatizar con otras culturas diferentes. No está mal que sea así. Estas críticas representan no sólo un estímulo para el crecimiento y la mejoría de la sociedad sino también, al mismo tiempo, una prueba evidente e indiscutible de la plena pertenencia de dichos intelectuales a Occidente. De hecho, única y exclusivamente en la criticada civilización occidental estas actitudes no sólo se toleran, sino que también se valoran y son aceptadas como signos positivos.




UNA CUESTIÓN NADA IRRELEVANTE

Comer no pertenece únicamente ni a la naturaleza ni a la cultura. Está entre la una y la otra. Participa de ambas. Tiene mucho que ver tanto con la primera como con la segunda.

Cuando apareció en 1964 Lo crudo y lo cocido de Claude Lévi-Strauss, los intelectuales de mi generación (los octogenarios) se dieron cuenta no sólo del hecho de que las así llamadas cualidades sensibles (por ejemplo crudo y cocido, fresco y podrido) tienen una lógica y una historia, sino también del hecho de que la comida y la preparación de la comida no son cuestiones marginales o irrelevantes; advirtieron que estas alternativas tienen que ver con el comer en común o el comer en soledad, con el pasaje de la naturaleza a la cultura y con el mundo de los sistemas simbólicos. Las maneras de nutrirse pueden decirnos algo importante no sólo acerca de las formas de vida, sino también acerca de la estructura de una sociedad y las reglas que le permiten perdurar y desafiar al tiempo.

Cannibals and Kings. The Origin of Cultures de Marvin Harris apareció en Nueva York en 1977 y fue traducido al italiano por Feltrinelli dos años más tarde. Variables similares, en condiciones similares, dan lugar a resultados similares: sobre la base de este presupuesto era posible comparar distintas épocas y diferentes costumbres y estilos de vida, y se podía incluso sostener la existencia de un particular tipo de determinismo (semejante al que interviene en la evolución) que caracteriza a los fenómenos sociales. En las décadas de 1980 y 1990 se publicaron los libros, brillantes e inteligentes, de Piero Camporesi, profesor de Literatura Italiana en la Universidad de Bolonia y destacado especialista en las relaciones entre mitos populares, literatura y alimentación: El país del hambre, El pan salvaje, Le officine dei sensi, La terra e la luna. 


En cada uno de estos libros la historia de la alimentación y la correspondiente historia del hambre se entretejen con la alta literatura y con la literatura popular, con el folclore y la cultura campesina, pasan a formar parte de una historia de las ideas que se ocupa de los mitos y las narraciones transmitidas oralmente, hacen referencia a la cucaña y al carnaval, a las comilonas que seguían indefectiblemente a los períodos de hambre crónica, extenuante y desesperada. Vagabundos, mendigos y campesinos pobres salían de la oscuridad del olvido y se convertían en los protagonistas de una historia que utilizaba sin prejuicios (como lo quería Giambattista Vico) los materiales más variados. La historia de las ideas y de las mentalidades se convertía en una pariente cercana de la antropología cultural. Un aporte importante lo constituyen los muchos libros de Massimo Montanari, que se ocupó de las modalidades y de los objetos relacionados con la comida en la Edad Media, de los placeres de la mesa en la Edad Moderna y Contemporánea, y escribió una historia de la alimentación en Europa que ha sido traducida en varios países. La filosofía y la antropología también colaboran entre sí en el libro de Leon R. Kass dedicado a la comida como perfeccionamiento de nuestra naturaleza. Constituye el eje de estos trabajos la actitud hacia los alimentos y por lo tanto los vínculos comida/cultura.

Hace mucho tiempo que se viene subrayando que liberarse del hambre y de la sed constituye para los miembros de la especie humana algo sólo en apariencia "natural". En todo caso, es algo que está indefectiblemente vinculado a la artificialidad de las técnicas culinarias, a los utensilios para cocinar y para comer, a las ceremonias y a los ritos en los que hombres y mujeres, pero a veces sólo hombres, con una rígida exclusión de las mujeres que han cocinado y aderezado los alimentos, se reúnen alrededor de una mesa servida. La comida no sólo se ingiere. Antes de llevársela uno a la boca, se planea y se piensa detalladamente lo que se va a comer. Adquiere lo que comúnmente se denomina un valor simbólico. La preparación de los alimentos marca un momento central en el pasaje de la naturaleza a la cultura. Como lo ha demostrado Claude Fischler, se convierte en una forma de exorcizar la potencial peligrosidad, siempre presente, de lo que estamos a punto de introducir en nuestro cuerpo a través de la boca. Por cierto, desde esta perspectiva la relación entre nutrición y contaminación puede parecer verdaderamente ambigua y compleja.

La expresión maccheroni (sobre todo en Francia y en Estados Unidos) se utilizaba en una época para referirse despreciativamente a los italianos. La idea de que los otros comen cosas extrañas o desagradables estaba vastamente difundida, y en ciertas partes del mundo todavía lo está. En los siglos XVI y XVII se acusó de canibalismo a muchos pueblos que nunca cultivaron esta discutible práctica. Hay quienes insistieron (Pierre Bourdieu, Peter Scholliers y Carole M. Counihan) en que la alimentación constituye un medio para subrayar las diferencias entre culturas y clases sociales, un modo de reforzar la propia identidad cultural. Pero también es verdad que para nuestra civilización la alimentación y la curiosidad hacia formas de alimentarse muy diferentes a las nuestras representan uno de los medios más ampliamente utilizados para establecer contacto con diferentes culturas, para mezclar las costumbres, los modos de vida, las civilizaciones. En Italia no son pocos quienes alternan los espaguetis con platos de comida china, japonesa, hindú o paquistaní.

En su libro Antropologia y simbolismo, Mary Douglas sometió a un refinado análisis los modos de cocinar, disponer y presentar los platos en una comida preparada por amas de casa inglesas. Intentó trazar un mapa que incluyera el conjunto de las combinaciones y percibir la lógica implícita. Jack Goody, en cambio, se interesó en especial en los modos de transmisión de la cultura culinaria y en la distinción de los gustos como medio para reivindicar un determinado estatus social o una determinada identidad étnica. De todos modos es indudable (y acerca de esto casi todos están de acuerdo) que la preparación de la comida representa una mediación entre la naturaleza y la cultura. 


Sin embargo, bajo la artificialidad subsiste la presión de la naturaleza, que se manifiesta y muestra su fuerza cuando la comida escasea y evitar el hambre se convierte en una necesidad dramática, y los ritos y las costumbres se dejan de lado y uno se precipita sobre la comida, sin más vestigios de esa cautela (la lenta aproximación, el oler) que parece vinculada a muchas formas de vida y que no obstante está presente también en el Reino Animal. En nuestro mundo moderno -todos lo sabemos y nos limitamos sólo a no pensarlo- hay vastas zonas de la Tierra en las cuales el hambre es una enfermedad crónica, que quita las esperanzas de vida y lleva, en poco tiempo, a la inanición y a la muerte.




Arte: Eulogia Merle
Diseño & Diagramación: Pachakamakin

8.22.2012

MANDEN FRUTA

Por Roberto Daniel León







Mandá AMOR al 2008. Cada pocos minutos, en casi todos los canales de TV, este o similares mensajes invitan al consumidor a comprar via mensaje de texto. En este caso particular, la oferta es de “las palabras más dulces”, para seducir a alguien que bien podría ser del sexo opuesto. La publicidad del “servicio” está evidentemente dirigida a los más jóvenes, como público apto para consumir este tipo de ofertas.

Reza una expresión mas o menos modernosa del capitalismo, que toda crisis es una oportunidad de negocios. En este sentido, la excelente periodista canadiense Naomi Klein, hablando del shok económico, sugiere que aún mas allá de esta expresión, los sectores económicamente poderosos no solo aprovechan las crisis para hacer negocios, sino que a falta de ellas, las provocan con el mismo fin. En mi particular interpretación, traduzco la expresión como aprovecharse de la necesidad del otro.

Cuando el pibe manda “AMOR” al 2008, lo que envía en realidad es dinero. Ahora bien, confirmado el negocio, ¿Cuál es la crisis que provee la oportunidad para ese negocio? La crisis de la palabra, entendiéndose como crisis, la carencia de ella. 

¿Qué persona y-o institución faltó de tal manera en las últimas generaciones, para que tengan que comprar palabras? El mercado moderno está bien aceitado, ya nadie encara negocios sin la certeza de que funcionará; de modo tal que si se venden palabras, es porque está demostrado que hay muchos clientes, aunque solo escuchando un poco basta para saberlo.

Sospecho que el énfasis desmedido en las formas y la imagen, conduce a un gradual deterioro de la construcción. Los padres en general prefirieron –y lo siguen haciendo- ver la tele antes que hablar con sus hijos. Cuando digo hablar, me refiero a una conversación, un intercambio donde se aporten palabras, mucho mas allá del escueto “¡no molestes!”. 

Por otra parte, siempre influenciados por el culto a la apariencia, muchos siguen preocupados por que sus hijos tengan un “título”, pero no conocimientos, y la escuela se doblega dia tras día haciéndose cómplice de semejante imbecilidad. Los “profesionales” de muchas disciplinas -hasta algunos psicólogos, aunque suene disparatado-, promueven los deportes y ejercicios físicos en general, con un cartel de panacea aloevérica que todo lo cura, mientras en el mercado se venden PALABRAS por teléfono.

¿Puede ser que un adolescente no disponga en su vocabulario de palabras dulces? ¿Que las tenga que comprar? Si, evidentemente. ¿De cuanto podrá servir una palabra que le es ajena y además fuera de contexto? Las personas se construyen con palabras. 

Es lo que nos diferencia de los animales y, cuanto más atravesados por la palabra, más lejos del animal primigenio. La ausencia de palabra nos regresa lentamente –o no tanto- a lo más instintivo y primitivo del reino al que pertenecemos por origen. 

No es de extrañar la brutalidad o bestialidad de actos cada vez mas frecuentes, cometidos contra personas de cualquier edad o género. Cuando a alguien le dicen bestia o animal, generalmente a modo de insulto, se está reconociendo aún sin saberlo, que la palabra no pasó por ese cuerpo. La carencia de palabra no solo deja sin terminar a la persona, sino que dificulta seriamente el aprendizaje, por no decir que lo hace imposible. 

Hacen falta más de 100 palabras para crecer y desarrollarse. Los libros las proveen con generosidad. Y las palabras dulces, deberían ser provistas por los padres, con amor. Aunque solo sea para tumbarles el negocio a los aprovechadores de las crisis.





Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin
Portada: Pachakamakin

8.03.2012

LA PINTURA MAGICA DE LOS ABORIGENES AUSTRALIANOS

Por Karel Kupka [*]
+Notas de Karel Kupka en ADN Mandala










El Arte ha estado siempre presente en la vida de los aborígenes australianos, los cuales, además de los objetos sacros de los ritos ancestrales, pintan, graban o esculpen sus armas, sus herramientas y los utensilios de uso cotidiano. 

Las rocas, las chozas de cortezas y hasta la misma tierra están a menudo decoradas con pinturas. A veces, graban relieves en los árboles y trazan líneas ornamentales en la arena. 

Los majestuosos y escultóricos postes mortuorios y los recipientes en que se conservan los huesos de los difuntos llevan también ricas pinturas, al igual que, en ocasiones, los cráneos de aquellos. 


Muchas de esas actividades artísticas rituales han sobrevivido hasta nuestros días en su pureza tradicional, aunque sean ahora menos corrientes y a pesar de que la civilización moderna abre nuevas perspectivas a las jóvenes generaciones de aborígenes.

Sus Artes Plásticas presentan una gran unidad de concepción, pero sus formas varían de una región a otra. Es posible que las condiciones naturales hayan fomentado una cierta forma de arte en Australia, como ha ocurrido en los demás continentes. 


Exactamente igual que en Europa la región de Mediterráneo, y en el continente americano su parte central, en Australia su cálido septentrión, con su viva luz reflejada por el mar -luz que acerca el horizonte y decanta los colores- incita a la pintura. 

El sur australiano, a menudo brumoso, gris y frío, se presta más al dibujo. La pintura en corteza es la más característica de las diferentes formas de arte practicadas por los aborígenes, y la que posee hoy mayor vitalidad. 

Como su nombre indica, es una pintura ejecutada sobre trozos de corteza de una variedad de eucalipto, que es el árbol más difundido en Australia. 

El Eucalipto proporciona una materia fácil de encontrar, manejable y cómoda. El árbol tiene que estar sano y ser recto y su corteza no tener grietas. Se corta un trozo con un machete. Una vez desbastada y limpiada, se calienta esa plancha sobre el fuego, curvándola con la rodilla o con el pie hasta que queda bien plana. 

Luego, se la coloca debajo de un montón de piedras o de arena, para que no se doble. Al cabo de unos días, está ya lo bastante seca como para poder pintarla. La primera capa protectora suele aplicarse en la parte interna, que es más lisa. Se la embadurna con una sustancia pegajosa, que procede del tallo de una orquídea silvestre.  



Foto 1: Los artistas aborígenes de la región de Milingimbi (costa norte de la Tierra de Arnhem) son los creadores de una verdadera "literatura pintada". Gracias a ella representan en cortezas de Eucalipto los complejos mitos en que se expresa la vida interior de su pueblo, ese otro universo al que llaman "el Tiempo de los Sueños". Los signos figurativos que emplean son tanto más adecuados cuanto que esos artistas no los organizan de acuerdo con un orden previamente establecido sino que los componen libremente en el cuadro. La corteza pintada (arriba) es obra del artista Djulwarak y data de 1963. Representa el mito de las hermanas Wavilak que relata y explica cómo se pobló Australia. En la parte inferior, al centro, se ve una charca junto a la cual crece un Eucalipto. La sangre perdida por una de las hermanas despierta a la serpiente sagrada Yurlunggur que sale de la charca (a la derecha). Cuando sale por segunda vez, se enrosca en torno a las dos hermanas y a sus hijos para tragarlos (al centro). Abajo, en el extremo derecho, reaparecen las dos hermanas. Las demás figuras de esta pintura son otros tantos signos que permiten "leer" la historia y recordarla.



La corteza se pinta de amarillo, rojo y castaño (ocres naturales), blanco (caolín o yeso) y negro (principalmente carboncillo machacado). Los aborígenes protegen celosamente los sitios que les proporcionan buenos colores: esos ocres naturales, que dan los mejores tintes, sirven de moneda para los intercambios.

Los pinceles, que manejan con una habilidad extraordinaria, son ramitas de madera masticadas en una de sus puntas, o cañas que llevan adheridos pelos, hilos vegetales, fragmentos de pluma, o bien hojas sabiamente recortadas. 

Salvo en la primera capa, sólo suelen mezclar los colores con agua, por lo que la pintura es muy frágil. Pero no hay que olvidar que, para los aborígenes, lo que cuenta es el hecho de pintar, el acto mismo de la creación. 

Desde que los coleccionistas andan tras sus obras, propenden a preocuparse más de su conservación, empleando fijadores modernos. Pero, debido a esa fragilidad, es absurdo aplicar el criterio de la antigüedad a este arte. 

El único criterio decisivo es el de su valor artístico. En los museos no hay muchas pinturas en corteza que tengan más de cincuenta años.

Foto 2: Busto de un niño (1933). Paul Klee
Foto 3: Dos espíritus (región de Geimbo, corteza encontrada en 1914)

Sin embargo, esta pintura posee una larga tradición. Los métodos científicos modernos han demostrado que los vestigios de la pintura rupestre y los petroglifos dispersos por toda Australia tienen varios miles de años. 

Ahora bien, una gran parte de la pintura en corteza reproduce los temas mismos de la pintura rupestre y, en todo caso, emplea una técnica idéntica, lo cual permite suponer que sus orígenes son remotos.

Pese a la influencia moderna, la temática de la pintura en corteza sigue siendo fiel a la tradición.

Foto 4: Cuatro Mimis (Isla de Croker, 1963), Namatbara
Foto 5: Personajes (1929), Picasso.

La pintura aborigen es, en primer término, simbolista. Depura y simplifica sus figuraciones, inventa signos abreviados crea una ornamentación casi abstracta para expresar sus ideas en forma lapidaria.

Esta forma de Arte se practica de modo constante en la Tierra de Arnhem y sus cercanías, en el interior del Territorio del Norte Australiano. Por comodidad, se podría dividir la pintura en corteza, según sus características, en tres categorías principales.

1) La pintura del oeste de la Tierra Arnhem, de su margen meridional y Groote Eylandt es figurativa pero muy subjetiva: es como un eco directo de las sensaciones íntimas del pintor. 

Aunque reproduce de un modo inteligible las formas naturales, preferentemente animales o humanas, no es una pintura realista, al menos en el sentido habitual de esta palabra. Para el artista, realidad vista no es tan importante como realidad conocida o sentida. 

El expresa la realidad como la conoce, la imagina o la desea, y no como la ve, destacando los detalles que le ayudan a traducir su concepción y omitiendo deliberadamente los que no le interesan. 

Cubista avant la lettre, recompone su tema al agrupar elementos tomados de diversos sitios, sin preocuparse por la posibilidad de que no sean percibidos simultáneamente desde su punto de vista.

Foto 6: Batalla entre mimis (Isla de Croker, 1963), Irvala.
Foto 7: Aguafuerte (1966), Wifredo Lam.


La prueba más convincente de su subjetivismo es su costumbre de representar la estructura y los órganos internos, normalmente invisibles. Esta especie de pintura anatómica ha adquirido una cierta fama bajo el nombre de "pintura con rayos X". 

Si tenemos presente que el artista pinta así sobre todo a los animales que constituyen su manjar preferido, podremos comprender mejor su razonamiento. A esos animales no los ve solamente con los ojos sino también con el estómago. 

El hecho de que no insista en esas características cuando pinta animales totémicos que le interesan por razones totalmente distintas parece justificar esta afirmación. Al no sentirse atraído por su carne, insiste en su aspecto exterior como lo hace al tratarse de formas humanas, readaptándolo según su propia concepción. Completa su paleta recurriendo a trazos, líneas y puntos.

Los personajes representan sobre todo "espíritus" de una familia particularmente numerosa en el llamado "stone country", es decir el país rocoso. El misterio de las cavernas y la oscuridad de las hendiduras ejercen su influencia, como ocurre en regiones parecidas de otros continentes. 

Los aborígenes consideran que los fenómenos naturales son una manifestación de los espíritus. La tormenta, por ejemplo, es provocada por el Espíritu del Trueno, que aparece en las pinturas circundado por una línea que representa una nube. En sus codos y sus rodillas aparecen unas hachuelas de piedra que simbolizan los relámpagos y los rayos. 

Los Espíritus más populares son los de las rocas, llamados mimis. Se trata de todo un pueblo de fantasmas, bastante apacibles y tímidos, que no se dejan ver sino por los niños, ocultándose de los adultos no solamente debido a su timidez sino también a su fragilidad física. 

"Tienen que esconderse y vivir en grutas bajo tierra; son tan débiles que el viento les quebraría el cuello inmediatamente", dicen los aborígenes.


Foto 8: La semejanza entre la pintura aborigen australiana y la pintura abstracta europea es sólo aparente. Los signos aquella utiliza corresponden siempre a un contexto narrativo. En esta corteza pintada, el artista no se limita a definir las nubes mediante su forma. Por medio del color indicará si se trata de una ligera nube matinal, del espeso nubarrón que anuncia la tempestad o de una nube roja del atardecer. Los rasgos entrecruzados pueden significar la lluvia u otra particularidad cualquiera de la nube. La corteza aquí reproducida proviene de la región de Milingimbi y data de 1959‑1960.


Foto 9: Esta corteza pintada de Dainganngang representa un Eucalipto. Proviene de Milingimbi y data de 1960. La simplificación y la depuración de la forma de un árbol muestran el proceso mediante el cual el artista aborigen alcanza una engañosa abstracción.

Pero hay también fantasmas peligrosos, los maams o mamandis, los cuales, privados de su reposo en el "País de los muertos", perturban y acosan a los seres vivos. Los pintores expresan su fuerza sobrenatural multiplicando sus brazos y sus piernas.

2) En la parte este del litoral septentrional y en las islas vecinas, la pintura en corteza es muy distinta a la del oeste y el sur de la Tierra de Arnhem. Sin ser realmente no figurativa, da a menudo esa impresión. 

La forma natural desaparece en la concepción pictórica del cuadro, que el pintor divide en planos precisos, utilizando el color en toda la superficie y creando formas con frecuencia tan alejadas de la realidad que su pintura parece abstracta. 

En general prefiere los temas totémicos, para los cuales inventa símbolos y signos que los representan. Este artista no pinta con el amplio movimiento del pincel de quien está acostumbrado a trabajar en las extensas paredes rocosas. 

Su técnica está vinculada con la pintura totémica sobre el cuerpo humano, para la cual crea un grafismo en el que cada motivo desempeña una función precisa. Estas cortezas pintadas tienen a veces una correlación tal con la pintura corporal que no solamente reproducen sus temas y su grafismo sino también su formato. 

El artista se entrena así en la corteza para reproducir mejor la pintura ritual que trazará en el pecho del impetrante durante la ceremonia de iniciación.

Se suele pensar que la pintura en corteza sirve para la educación de los demás o el perfeccionamiento de uno mismo. Cada rasgo y cada forma de una pintura tienen un sentido preciso que los iniciados deben discernir. 

Y esa misma pintura resultará indescifrable para los demás. Al depurar y reorganizar las formas naturales, el pintor aborigen logra así una especie de abstracción, similar a la de ciertas tendencias del arte moderno. 

 La diferencia estriba en que aquél no busca deliberadamente ese efecto. Sus móviles son muy distintos. Se suele decir que "la primera característica de la pintura moderna consiste en no contar nada"; la pintura aborigen, en cambio, "cuenta" constantemente; ese es incluso su cometido esencial y la razón de ser de sus signos. 

El aborigen trata de representar la naturaleza de las cosas y no su apariencia. Las finas líneas entrecruzadas que traza pueden representar la lluvia, la miel, el fuego, las algas, el agua o el aire, la arena, las rocas, la corteza, los árboles, las hierbas, la piel, el pelaje, el plumaje, etc.


Foto 10: No se trata de árboles en flor sino de murciélagos. El pintor aborigen australiano suele representar a los animales pintando su cabeza, mas, para evitar todo equívoco, le agrega algún signo característico. Estos signos identifican tan bien al animal que a menudo ni el cuerpo ni siquiera la cabeza están representados. Así, en el caso del bermejizo, gran murciélago que duerme suspendido de las ramas de los árboles, el signo distintivo serán las salpicaduras de sus excrementos en el suelo. Asociados a otros elementos, esos símbolos sucintos proporcionan datos precisos: los círculos multicolores que representan los excrementos indican que los árboles que aparecen en esta pintura son el refugio de esos murciélagos. El efecto decorativo está acentuado por la repetición, en colores diferentes, del mismo signo en toda la superficie de la corteza.

Foto 11: Prueba concluyente del subjetivismo del arte aborigen es el hecho de que algunos pintores suelen representar la estructura y los órganos internos de los animales. Esa pintura anatómica ha adquirido cierta celebridad con el nombre de "pintura con rayos X". El artista insiste en esas características cuando pinta animales que constituyen su alimento principal. En la foto, un pez "barramundi" (Osteoglossum Leichhardtii). Esta corteza pintada, obra de Midjan‑Midjan, data de 1963 y proviene de la Isla de Croker.

Para los aborígenes este simbolismo pictórico es un modo de consignar los mitos, los relatos del "Tiempo de los sueños" -manifestaciones de su subconsciente- o bien acontecimientos reales. 

Gracias a la línea y al color, que secundan a la memoria auditiva, la "literatura oral" de los aborígenes se convierte en una "literatura pintada". Así se explica el asombro de quienes estudian la mitología aborigen: ¡Han encontrado una inmensa "literatura" que se ha conservado sin ayuda de la escritura! 

Los pintores de Milingimbi, Yirrkala y otros lugares de esta región son verdaderos maestros de una auténtica narración figurativa. Así, reconstituyen en sus cortezas toda la complejidad de un relato. 

Sus esquematizaciones, y sobre todo sus signos y sus símbolos, se prestan admirablemente a ello: no los organizan según un orden previamente establecido sino que los componen libremente en un cuadro. 

Así pues, si queremos conocer la historia pintada con todos sus detalles, tal como se nos presenta en las versiones personales de los aborígenes, tendremos que asistir a su trabajo para escucharles mientras van progresando paso a paso.

3) En las Islas de Bathurst y de Melville, situadas al norte de Darwin, los aborígenes pintan únicamente en corteza para decorar cestos, objetos rituales que coronan los majestuosos postes esculpidos y pintados que erigen en memoria de los muertos.


Foto 12: Ejecución de una pintura ceremonial en el cuerpo de un bailarín que debe participar en los corroboree, serie de danzas organizadas con ocasión de las ceremonias de iniciación o de la celebración de un rito. Es posible que las planchas de corteza de Eucalipto sirvan ante todo al artista aborigen de soporte para la realización de bocetos a fin de adiestrarse antes de emprender una pintura corporal ceremonial. Tal puede ser una de las primeras y más antiguas razones por las cuales los aborígenes australianos pintan las cortezas de los árboles.

No se contentan los pintores aborígenes con ser decoradores, sino que saben crear una verdadera pintura, en la cual las formas naturales desembocan en una abstracción involuntaria. También en estas islas está la pintura en corteza vinculada a la pintura ritual en el cuerpo. Reproduce todavía totems, pero se escogen motivos vegetales o lugares, en vez de animales. 

Los pintores dan rienda suelta a su fantasía y a su imaginación para concebir una forma que represente un árbol, un matorral o un sitio determinado, una isla, unas rocas, un montón de tierra -sobre todo de la que proporciona ocres naturales-, una extensión de arena, una poza, un arroyo o una bahía.

Sin preocuparse por la realidad visual, atribuyen a sus formas el significado que les conviene, ya sea porque se sienten voluntariamente indiferentes a la apariencia de los fenómenos naturales y no intentan resumirla de un modo que pudiera ser todavía indentificable, ya sea porque han llegado tan lejos en la esquematización que no nos es posible seguir su razonamiento.

Otras pinturas ornamentales, ligadas a la pintura parietal y a sus símbolos o inspiradas por grabados en madera o en nácar, decoran las cortezas de la región de Port Keats, en el litoral septentrional de Australia Occidental. 

Como todas las demás, reflejan la mitología de la región. Las formas naturales -por ejemplo, la de la Serpiente- atraen a los pintores, que se inspiran en las curvas de su cuerpo, en los círculos y espirales de las sierpes y en la mancha clara de sus huevos. Al reorganizar y componer estas formas, nos enseñan la transición gradual hacia la ornamentación.

La pintura aborigen es especialmente codiciada en nuestra época, en la cual el llamado "arte primitivo" suscita un interés creciente. De ahí que las cortezas pintadas tiendan a proliferar hoy en toda Australia, con desmedro de su calidad y de su importancia educativa. Pero en la superabundancia actual aun es posible encontrar obras de calidad.




Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin
Portada: Margarita Amor

[*] KAREL KUPKA, francés de origen checoslovaco. Jurista de formación y Etnólogo de profesión. Miembro del Centro Nacional de Investigaciones Científicas francés.