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2.28.2013

ENCUENTRO EN LAS PLEYADES [3/7]

Por Preston B. Nichols






TORPEDERO OVNI

El siguiente encuentro tuvo lugar en 1989, poco antes de que me despidieran de mi 
empleo en la BJM Company. La BJM había sido contratada por el Gobierno para que 
construyera un Transmisor UHF especial, pero lo había hecho bastante mal. Lo 
habían construido con tecnología de punta, muy moderna, pero que simplemente no 
funcionaba. Como yo tenía cierta fama de entender de Tecnología para proyectos 
"raros", decidieron pasarme a mí el encargo.

Después de recibir la petición, inmediatamente tomé el teléfono y hablé con el cliente, que me dijo que necesitaba un Transmisor Modulado por Ondas que transmitiera a una Frecuencia específica. La información sobre la Frecuencia exacta sigue siendo materia reservada. Le dije que lo que necesitaba era un Transmisor de Válvula, no una configuración de estado sólido. Después de la conversación, me dirigí al almacén de la BJM y tomé un viejo Transmisor de Aeropuerto que emitiría unos 500 vatios de FR (Frecuencia de Radio) en la banda de UHF Le saqué el polvo, lo arreglé y conseguí que funcionara según las especificaciones del cliente. Tenía la Frecuencia Modulada y alcanzaba la banda superior de la UHF. Después de terminarlo, tomamos una pequeña Antena helicoidal y lo montamos sobre un trípode.

Al cabo de poco tiempo me dijeron que tomara el Transmisor y lo llevara a Fort Meade. Firmé la hoja de salida, lo coloqué en la parte trasera de mi Dodge Caravan y emprendí el viaje de cinco horas hasta Maryland. Al llegar a Fort Meade, me sorprendió la escasa vigilancia que había. Después de identificarme, simplemente dijeron que ya sabían quién era y que podía pasar al Hangar 6A, llegaron dos empleados del Gobierno. Me dijeron que instalara el Equipo y que esperara. Uno de ellos llevaba un Transmisor Portátil. Se puso en comunicación con alguien y empezó a hablarle al Aparato.
-Estamos listos -dijo.
Adivinen qué es lo que vi entonces. Un pequeño Platillo Volante se acercó hasta que 
estuvo situado justo delante de nosotros. En cuanto llegó allí, empezó a dar vueltas. Después de que me lo pidieran, conecté el Transmisor que había traído conmigo y el
Platillo de repente empezó a desestabilizarse. Empezó a tambalearse y a emitir extraños ruidos. Uno de los hombres dijo entonces:

-Apáguelo. Funciona.-
Entonces me dijeron que volviera a llevar el Transmisor a la Planta de la BJM y que lo dejara allí. Volví y se lo comenté a mi jefe. Me dijo que de momento lo podía dejar en la parte de atrás de mi banco de trabajo. Aproximadamente unos dos meses después de mi viaje a Maryland, me seguían llegando informaciones de que el Grupo Receptor de Satélites de la BJM estaba trabajando en algún nuevo Equipo. Según los informes que iba recibiendo, estaban localizando un OVNI Vía Satélite. Lo que en realidad estaban haciendo era captar Señales de Satélites que habían sido encargados de seguir a los Aparatos según su Señal electromagnética.

Este trabajo se originó en una época en que la administración Reagan había aportado un gran presupuesto para la Iniciativa de Defensa Estratégica, más popularmente conocida como Guerra de las Galaxias. En esa época concreta, que yo recuerdo fue el 25 de Septiembre de 1989, me ordenaron que me llevara de nuevo el Transmisor y que lo dejara en mi casa. Por si algo salía mal, me informaron de que el Equipo estaba cubierto por la Póliza de Seguros de la Compañía. A las nueve de esa misma noche, recibí una llamada diciéndome que llevara el Transmisor al extremo Sur de la Autopista William Floyd, a las diez.

Habría alguien esperándome al final de la Autopista que me daría más Instrucciones. Sobre las nueve y media aparecieron en mí casa dos auxiliares de la Compañía y me dijeron que tenían que acompañarme a la Autopista. Nos subimos todos a mi furgoneta y salimos. Al llegar a nuestro destino, vimos una barrera policial. Me acerqué y les dije que transportaba equipo de la BJM y que me habían dicho que tenía que llevarlo a ese lugar. Los policías me dijeron que me estaban esperando. Me pidieron que me dirigiera hacia la izquierda y que preguntara a los tipos que había en el extremo del estacionamiento.

Así lo hice y vi que algunos de ellos llevaban trajes de faena del Ejército. Otros iban de paisano o llevaban traje. Entonces me presentaron a un hombre que me pidió que colocara el Aparato en la parte trasera de un Jeep. Mis compañeros y yo lo pusimos en el vehículo y nos condujeron hasta las dunas de arena de Smith Point, situadas dentro del recinto del Parque Smith Point.

Cuando el Jeep se detuvo, nos mostraron una mesa que ya habían preparado para nosotros. A la izquierda de la mesa, en dirección al agua, había una furgoneta grande con una Antena de Radar Giratorio encima. A la derecha de la mesa había una gran Parabólica con alguna cosa grande dentro, parecida a un refrigerador. Normalmente es allí donde iría colocada la estructura de la Antena. En dirección al agua y justo delante de nosotros había un Generador de 400 hertzios que estaba conectado y emitía zumbidos.

Cuando puse el Transmisor sobre la mesa, uno de los hombres que nos estaba esperando indicó la Modulación, la Potencia y los Cables de FR (Frecuencia de Radio). Nos dijo que lo ensambláramos y así lo hicimos. Después de ello, nos pidió que comprobáramos que todo funcionaba. Verifiqué todo el Sistema y todo estaba en orden. Entonces cogió su Transmisor Portátil y llamó a alguien. A continuación alguien asomó por la parte trasera de la furgoneta y exclamó:
-Conéctenlo. Estamos listos para la prueba.-
Cuando conecté el Transmisor, el centro de la gran Parabólica emitió un tipo de fulgor azulado. Salía del Objeto que parecía un refrigerador. Todos pudimos ver un cierto Destello Azul que salía de la Parabólica y enfocaba hacia el cielo. Entonces el hombre que había dicho lo de la prueba gritó que todo estaba correcto. Nos pidieron que nos quedáramos allí y esperáramos.

Creo que esta prueba ocurrió aproximadamente a las 10,30 de la noche. Entonces, sobre las 11 o las 11,15, oímos un ruido de helicópteros en la distancia. Se dirigían hacia la Bahía de Moriches desde el Norte. De repente, los helicópteros empezaron a girar en círculos en un Punto determinado del cielo. Se podían ver un par de potentes luces dentro de la zona que los helicópteros estaban rodeando. Las luces, junto con los helicópteros, se desplazaron hacia el Sur sobre la Bahía de Moriches.

Cuando llegaron exactamente al lugar donde estábamos nosotros, el equipo que había a mi lado encendió unos focos muy potentes y vimos un OVNI enorme en forma de cuña. Era triangular y parecía medir como mínimo 90 m de ancho. Siguió moviéndose en dirección Sur hasta que alcanzó la costa. Entonces dio un giro de 180 grados y volvió hacia el Norte. Para cuando llegó a estar sobre el agua de la Bahía, la maquinaria que me rodeaba empezó a zumbar y a emitir sonidos. Lo siguiente que vi fue que el OVNI se tambaleaba. Emitió unos extraños ruidos, como quejidos, y después cayó. Hubo una gran salpicadura y se oyó un golpe sordo.

Inmediatamente después de que el OVNI cayera, el hombre de la furgoneta gritó diciendo que la Operación había terminado. Un hombre que había a mi lado me ordenó que desconectara el Transmisor y lo metiera en el Jeep. Querían que abandonáramos la Zona lo antes posible y nos dijeron que no nos entretuviéramos.

Mis compañeros y yo recogimos el Equipo y pronto estuvimos de camino a casa. Durante el viaje de regreso nos siguieron ciertos Agentes. Uno de ellos permaneció sentado en el coche frente a mi casa toda la noche. Cuando mis dos compañeros se fueron de mi casa, otros dos oficiales les siguieron a ellos. Más tarde, esa misma noche, intenté llamarles por teléfono pero la línea no funcionaba. Me fui a la casa de un vecino para intentarlo. Aunque el teléfono de mi vecino funcionaba perfectamente, no pude establecer comunicación alguna con mis compañeros.

Estaba claro que alguien estaba manipulando su línea telefónica. Al día siguiente me fui a trabajar y de nuevo me siguieron. Inmediatamente fui sometido a un interrogatorio y me dijeron que me olvidara de todo lo que había visto con respecto al incidente OVNI. Para entonces yo ya había aprendido a contrarrestar sus procedimientos de interrogación. Es por ello que todavía recuerdo el incidente. Los otros dos empleados de la compañía no recuerdan nada en absoluto.

Todo este incidente goza ahora de cierta fama dentro de la comunidad ufológica y de Long Island. Se lo conoce como "la caída del OVNI de la bahía de Moriches". Lo que ocurrió después en la BJM fue que yo empecé a violar el Sistema de Seguridad "No me olvides" de la Compañía. Así es como lo llamaban. Eso provocó que me despidieran. Algunas personas piensan que mi despido fue contraproducente para la BJM porque me brindó mucho tiempo para investigar el tema OVNI además del de Montauk, pero éste no es necesariamente el caso. Si hubiera seguido trabajando en la BJM con una memoria totalmente consciente, posiblemente habría descubierto Informacion todavía más delicada. La caída provocada de la que había sido testigo en la Bahía de Moriches era algo innegable.

Había presenciado algo muy real. Yo sabía que el Gobierno estaba interesado en derribar algo, así que obviamente no se trataba de ningún Aparato propio. Ello significa que, fuera lo que fuera lo que había en el cielo, se trataba de algún tipo de Tecnología Alienígena que no era de este mundo. El Gobierno debió de considerarlo una amenaza. También esta conducta encaja con lo que muchas personas de la Comunidad Ufológica y de Defensa han venido diciendo durante años: que la Iniciativa de Defensa Estratégica no se creó para protegernos de los rusos, sino de la Tecnología Alienígena procedente del Espacio Exterior. El presidente Reagan llegó a mencionar esta amenaza en una Asamblea de las Naciones Unidas. Está todo más que claro.

Decidí indagar un poco más en este fenómeno y me reuní con muchos amigos, entre ellos George Dickson, que ha estudiado extensamente la Antropología y que ha llegado al fenómeno OVNI desde esa Disciplina. También consulté a John Ford, Fundador y Presidente de la Red Ufológica de Long Island. Estos Investigadores, junto con muchos otros y yo mismo, intentamos esclarecer qué fue en realidad el Derribamiento de la Bahía de Moriches. Desde entonces me he convertido en el Asesor Científico de la Red Ufológica de Long Island y he estudiado estos Temas en profundidad. Han existido muchos más derribos y avistamientos en Long Island, pero no tengo información concreta sobre ellos. Son otros Investigadores los que se encargan del tema.

Mi propia búsqueda se ha centrado en la Tecnología de los OVNI, es decir, qué son y cómo funcionan. Ello incluye también el Tema de cómo se crean las Realidades Alternativas y cómo son "accionadas" tales Realidades. Lo explicaré en la siguiente parte del Libro.






Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin

2.27.2013

LOS PODERES DEL CHAMAN [3/7]

Por Francisco Trujillo







EL CHAMANISMO: 
DEFINICIONES FUNDAMENTALES

En la decimoquinta edición de la Encyclopaedia Britannica, refiriéndose a la palabra "Chamán", el profesor Vilmos Dioszagui escribe que su origen es tungúsico-manchuriano {samán}, derivada de la palabra sa, que es un verbo:
"Esto implica una relación con la raíz indoeuropea de la que derivan la francesa savoir y la española saber. De tal modo que el chamán, o samán, es "el que sabe", "dando a la palabra una relación etimológica con términos tan familiares como brujo {witch} y mago {wizardambos de la raíz indoeuropea que significa ver o saber, y que presente en las formas de la palabra francesa voir y de la castellana ver, ambas derivadas de la latina videre, así como también de la alemana wissen, es decir, saber.
El Chamanismo, como modelo de práctica religiosa arcaica, es un fenómeno por excelencia siberiano y central-asiático, pues fue en tales regiones donde los primeros investigadores , etnólogos y antropólogos, se encontraron con él y definieron sus rasgos característicos, aunque  debe quedar bien claro que una cosa es el modelo científico creado por estos investigadores  para explicar el Chamanismo y otra son las prácticas chamanísticas en sí, no realizadas únicamente en aquellas regiones asiáticas sino a lo largo, como veremos, de los Cinco Continentes.

¿Qué es lo que "sabe" el Chamán? ¿Cuál es la naturaleza de ese Conocimiento que lo enviste de tan enigmáticas ínfulas? Lo que sabe el Chamán, lo que él conoce por encima de todos los demás hombres comunes y corrientes es, precisamente, la respuesta a la serie de interrogantes que aquejan a la criatura humana desde que habita esta tierra.

El Chamán conoce las Fuerzas Escondidas que rigen la Naturaleza; él sabe todo acerca del Espíritu Humano y de sus íntimas relaciones con todas las otras Formas de Vida. Conoce de primera mano las Formas Divinas de la Existencia, él es capaz , gracias a que posee dichos Conocimientos, de realizar  casi todo tipo de Hazañas, todo aquello que a los demás hombres  les está vedado. El puede trasponer las barreras del Tiempo y del Espacio, cambiar su Forma por la de un Animal o por la de otro Ser Humano; restituir la salud de un enfermo o provocar la enfermedad en uno saludable; puede devolver la Vida a un muerto y, asimismo, provocar la Muerte.

El Chamán sabe acerca de esto y de mucho más, pues tiene también Conocimientos Secretos que la mente de cualquier otro hombre no sería capaz de comprender e inclusive de tolerar.

Lo que sabe el Chamán no solamente en sí, resulta maravilloso, sino que también la manera misma como lo ha aprendido, como ha llegado hasta él dicho Conocimiento; resulta sorprendente, pues además de la guía de un Maestro Humano, el verdadero Chamán, según la Tradición, adquiere sus Conocimiento directamente de las Potencias que Rigen el Curso del Universo, lo ha aprendido de lo que podemos llamar el Más Allá, el Mundo de los Espíritus.

Todo saber implica Poder. Cuanto Más Se Avanza en la ruta del primero, mayores son las Capacidades desarrolladas por el Poder Personal. En el caso del Chamán, dado que la Naturaleza de su saber es metafísica, en el sentido de que desborda o rebasa las fronteras de lo meramente físico, es trascendente y mágica; la índole de su Poder también es metafísica, trascendente y mágica y, por lo mismo, todo chamán es capaz de hacer lo que ningún otro hombre puede, ni siquiera los más poderosos o los más fuertes, ni los más inteligentes o inspirados, puesto que su Poder, así como sus Conocimientos, se extienden Más Allá de los límites de lo meramente humano.



LO QUE ES Y LO QUE NO ES UN CHAMAN

La Práctica del Chamanismo a lo largo de la historia se ha dado prácticamente en todo el mundo y en la gran mayoría de los grupos sociales. Siempre la imagen  del Chamán aparece  investida  de la misma aureola de majestad  y misterio, así como con patrones repetitivos que lo distinguen de otros "profesionales" o "especialistas" en el trato  con el Más Allá; es decir con las Fuerzas Trascendentes de la Naturaleza, entre los que  podemos encontrar  a los Magos, los Brujos, los Sacerdotes y los Mediums, de tal manera que debemos establecer las diferencias lo más claramente posible.

En primer lugar, un Chamán no es un Sacerdote, pues el tipo de operaciones que realiza para comunicarse con el Más Allá; no se sujeta a un cuerpo de creencias o a una doctrina más o menos institucionalizada, manteniendo en todos los casos un carácter o ciertos rasgos muy personales; para sus operaciones no cuenta con ninguna Escritura o Libro Sagrado, no sigue la huella de algún Profeta en el sentido estricto del término. Por otro lado, las funciones que cumple dentro de su grupo social son específicas y no pueden ser igualadas en el cuerpo ritual al que el Sacerdote por lo común se encuentra sujeto, como lo serían los Nacimientos, los Matrimonios, las Ceremonias de Iniciación a la vida adulta, etcétera.

Un Sacerdote es el miembro de una elite que se ha apoderado de la administración y el control de la vida espiritual del grupo, pasando de esta manera a formar él mismo, parte de un grupo; mientras el Chamán, por lo común, es un individuo, aunque muy vinculado con las creencias de su grupo social, solitario y normalmente reacio al convivio. No tiene que formar parte de ninguna elite para que su Trabajo Mágico sea tomado como legítimo, sino que posee, como ya fue señalado, una especie de "línea directa" con el mundo de los Espíritus; y sus Funciones, así, más bien cuentan con una empatía natural con la comunidad, pues representa y encarna su Cosmovisión (forma de ver el mundo) Tradicional. Por otro lado, las funciones sociales realizadas frecuentemente se encuentran más bien relacionadas con la muerte y con la enfermedad, ya sea para alejarlas o para atraerlas.
El Chamán no es un Brujo, pues ni la Naturaleza ni el origen del Conocimiento sobre el que uno y el otro basan sus Poderes es el mismo.
El Mago o Brujo manipula las fuerzas de la Naturaleza por medio de ciertos Entes Espirituales: posee ciertos Conocimientos de los cuales se derivan determinados procedimientos mediante los cuales es capaz de forzar tanto a los "Angeles" como a los "demonios", así como a las almas de los muertos, para hacer lo que él les ordena. Por su parte, el Chamán no posee fórmulas; con su propio Poder, casi podría decirse que "con sus propias manos", doblega a los seres espirituales y establece diversos vínculos personales con ellos. Un Brujo realiza un Hechizo o un Conjuro; el Chamán hace un Viaje al Más Allá, Asciende a los Mundos Superiores o desciende  a los Infiernos. El Brujo, por medio de la manipulación de Objetos Mágicos, influye sobre el curso de los hechos; para lograr efectos similares, el Chamán trata directamente con las Potencias Primarias del Universo.

El Chamán tampoco es un Medium, como los que existen en los diversos cultos africanos y afroantillanos... El Medium es aquel individuo que "presta" su cuerpo para que sea poseído por los Espíritus. El Medium, en efecto, sirve como "medio" de enlace entre nuestro mundo y el "Más Allá", pero lo hace de manera pasiva; mientras la acción del Chamán es siempre activa y lúcida, él no se abandona al capricho de los Espíritus, sino todo lo contrario: fuerza a los Espíritus a escucharlo y, echando mano de sus propios Recursos, va y viene al Otro Mundo, sin depender, como lo hace el Medium, de la sola voluntad de dichas Entidades.

En resumen, el Chamán cuenta con un carácter propio entre las muchas Formas que asumen los diversos manipuladores de Lo Espiritual desde los orígenes paleolíticos. No es Brujo o Mago, no es un Medium  ni un Sacerdote. El Chamán puede dedicarse a la brujería o a las funciones sacerdotales, pero un Sacerdote o un Brujo "a secas" no puede hacerlo.

Entonces, ¿Cuál es este rasgo característico del Chamán, que impide a otros Acceder al Conocimiento que él tiene y por lo tanto a sus muy particulares Poderes? Mircea Eliade, ya es un clásico en el Estudio de las Religiones en general, y en particular del Chamanismo, dice al respecto:
Los Chamanes son seres que se singularizan en el seno de sus respectivas sociedades por determinados rasgos que, en las sociedades de la Europa moderna, representan los signos de una "vocación" o, al meno, de una "crisis religiosa". Los separa del resto de la comunidad la "intensidad" de su propia experiencia religiosa. Esto equivale a decir que sería más racional situar al Chamanismo entre los Místicos que en lo que comúnmente se llama una Religión.
El Chamanismo sigue siendo siempre una técnica extática a la disposición de una determinada minoría... los pueblos que se declaran "chamanistas" conceden una considerable importancia a las experiencias extáticas de sus Chamanes; estas experiencias les conciernen personal e inmediatamente, porque son los Chamanes quienes, valiéndose de sus trances, los curan, acompañan a sus muertos al "reino de las sombras", y sirven de mediadores entre ellos y sus dioses, celestes o infernales, grandes o pequeños... El Chamán es el Gran Especialista del Alma Humana: sólo él la "ve" porque conoce su "forma" y su destino. 


UN MODELO

Repentinamente la enfermedad llegó a la aldea. En su cabaña, desde hace alrededor de cinco días, una joven pareja yace postrada sin poder ponerse en pie; son el jefe de la familia y su hermano menor. La esposa se encuentra en el cuarto mes de su primer embarazo y ha empezado a temer por la vida de su cónyugue, y por lo tanto por los destinos de ella y del niño.

Los cuidados y los tratamientos que, tanto la muchacha como una anciana curandera, han suministrado a los enfermos no han logrado efecto positivo, y por el contrario, parecen haber empeorado la situación. Los afectados se quejan día y noche, no duermen pero tampoco parecen estar despiertos, sino más bien en un estado intermedio en el cual difícilmente puedan mantener una conversación y darse cuenta de lo que sucede. Sudan profusamente y son incapaces de ingerir cualquier alimento. Han vomitado una sustancia negra y de vez en cuando atraviesan crisis, en las cuales gritan e intentan huir, como perseguidos por terribles seres invisibles.

Finalmente, la anciana aconseja a la muchacha solicitar el auxilio del Chamán, por lo cual ésta pide auxilio a algunos de los hombres para que vayan a buscarlo, pues no quiere separarse de sus enfermos. Los hombres parten en direcciones distintas, pues ha llegado la noticia de que se ha visto al Chamán en dos lugares muy distantes entre sí el mismo día por la mañana, lo cual no sorprende a nadie, pues es de todas conocida esta capacidad (Bilocación) del Chamán; los hombres parten en sus botes hacia diferentes islas cercanas.

Luego de dos días, los hombres regresan sin haber podido dar con el Chamán. Los afectados siguen sin presentar signos de alivio, y la joven esposa se encuentra cada vez más y más preocupada. Se organiza un nueva expedición, en la cual participa la mayor parte de los hombres de la comunidad e inclusive la esposa, junto con la anciana curandera, quienes, por su parte, se internan en la selva. Los enfermos quedan bajo el cuidado de una jovencita, nieta de la anciana... nadie tiene éxito en la búsqueda.

Sin embargo, cuando la desesperada joven regresa a su choza, ya el Chamán se encuentra ahí, sentado en un rincón con una extraña postura que a la muchacha le parece muy incómoda; a las preguntas de ella, el responde que se dirigió hasta ahí porque vió pasar las almas de los enfermos, convertidas en cuervos, hacia el Infierno, y decidió entonces ayudarlos. Finalmente pide que se le deje sólo en compañía de los enfermos.

Cuando la esposa ha salido, en compañía de la jovencita, el Chamán sigue sentado en su rincón. Apenas se mueve; sólo se balancea rápidamente hacia delante y hacia atrás, como un niño; tiene la vista perdida y susurra una extraña y repetitiva Canción. Se incorpora para prender una pequeña hoguera  justo en el medio de la choza; nunca deja de cantar. Vuelve a su rincón y permanece ahí hasta que cae la noche, sale la Luna y asciende hasta la mitad del cielo.

Continúa cantando y cantando en un susurro mientras se mece frente a los enfermos, quienes permanecen inmóviles y sudorosos. Repentinamente, el Chamán se pone de pie de un salto; tiene todavía la mirada perdida, toma su tambor y comienza a tocarlo para acompañarse en el canto. Inicia al mismo tiempo una Danza alrededor del pequeño Fuego, al que no deja de alimentar  de cuando en cuando. Gradualmente eleva el volumen del Canto y acelera el Ritmo de la Danza. Los enfermos permanecen inconscientes.

Poco a poco, el rostro del chamán va adquiriendo una mueca no humana, va llegando a un rictus que más parece el de una máscara con un gesto de éxtasis salvaje y alucinado. La Danza llega a adquirir un ritmo muy frenético siempre alrededor del Fuego, y los ojos del Chamán parecen a punto de salirse de las órbitas. El entona siempre Canción, una y otra vez hasta parece que, con el esfuerzo de su garganta, se va desgarrar. En el paroxismo de su acto guarda repentinamente silencio, y con los ojos cerrados retorna torpemente hasta su rincón para volver a sentarse, luego de haber colocado con el mayor cuidado posible -que no es mucho, pues sus movimientos se han vuelto torpes- su Tambor en el suelo. En cuanto vuelve a sentarse deja caer el cuerpo hacia atrás, como presa de un agotamiento mortal.

Es entonces cuando inicia el Viaje: su cuerpo queda arrumbado en aquel rincón de la choza, inmóvil, pero sólo así su Espíritu puede por fin disociarse e ir hasta el Mundo de los Espíritus para realizar su trabajo.

Junto con el Humo que se desprende de la pequeña Hoguera, el Alma del Chamán se volatiliza y se eleva por los aires, solamente que ella no se dispersa, sino que "trepa" por el tronco del Arbol Mágico que aparece frente a él en cuento ha accedido su Estado Espiritual y Mágico. De esta manera, el Chamán, o mejor dicho, su Alma, sube por ese tronco que le ayudará a salvar la barrera de entre los Mundos. Luego de haber iniciado el Ascenso, recuerda que los Cuervos en que se habían transformado los hermanos enfermos volaban en dirección al Infierno y, en consecuencia, mejor decide descender hasta los Mundos Inferiores, hacia las raíces del Arbol.  

Ya en los Mundos Inferiores, o en los Infiernos, el Espíritu del Chamán puede ser testigo de cómo las almas de los hermanos han sido capturada por una Legión de Espíritus Salvajes, cuyos cuerpos son una mezcla de diversos Animales con figura humana.

En la choza, el cuerpo del Chamán se ha vuelto a incorporar; ha hecho la pantomima de trepar por el tronco de un Arbol, después se ha puesto a Danzar de nuevo, sólo que esta vez más moderadamente. Sus ojos permanecen medio cerrados y el gesto sereno.

El Chamán le pregunta a aquellos Espíritus qué hacen con el par de almas del que se han apoderado, pero no lo hace ni con voz ni con lengua humana alguna, sino con una mezcla de rugido, terrible y profundo, de una fiera y el siseo de la Serpiente.

Los Espíritus, chillando como cerdos y graznando, responden que han capturado a aquellos mortales pues profanaron un recinto sagrado para ir a pescar. En la cabaña, el Chamán ha detenido su Danza por un momento, ha elevado su mirada al Cielo y, en un idioma indescifrable ha pronunciado algunas palabras. Luego vuelve  a cerrar los ojos y agacha la cabeza; comienza a mecer de nuevo su cuerpo, ahora de derecha a izquierda y con los miembros laxos, como un borracho. Regresa al Canto. De repente inhala profundamente y da un salto para volver a la Danza y al Canto, ahora sin el acompañamiento del Tambor, pero a todo pulmón y poniendo en ello todas sus energías.

En El Otro Mundo, el Chamán ha solicitado la liberación de las dos almas, pero los Demonios se la han negado, y entonces de nuevo ha comenzado a Cantar y a Bailar pero de una manera muy distinta a como se encuentra haciéndolo frente  a los hermanos enfermos, pues su Canto vuelve  a ser el rugido profundo y potente con el que hace un momento hizo sus preguntas; además, la Danza tiene el Poder Maravilloso de hacer Crecer Su Cuerpo a cada movimiento, aunque no se trata solamente  de un Crecimiento, sino que a la vez que crece va adquiriendo formas distintas: los brazos gradualmente se le van convirtiendo en Potente y Majestuoso Par de Alas, el tronco se le alarga  más y más, como el de un terrible reptil, pero con varios pares de brazos serpenteantes y muy largos, terminados no en manos sino en garras.

El Canto y la Danza continúan en la choza, efectivamente en voz alta, pero de ninguna manera comparable con la Potencia que los mismos tienen en el Mundo de los Espíritus, donde cada rugido provoca que la tierra se cimbre, a tal grado que hace perder el equilibrio a los Espíritus captores.

Para ahora el Espíiritu del Chamán ya se encuentra convertido en un enorme y majestuoso monstruo al cual los Demonios se han dispuesto a atacar; el Monstruo-Chamán ruge y revuelve su gesto con una forma que algo tiene de parecido con la de un Dragón. Los Demonios dejan inmovilizadas las almas de los dos hermanos, envueltas en una Crisálida semitransparente, como gusanos en plena Metamorfosis y se echan a volar, lanzándose en contra de su enemigo.

La batalla se desarrolla en el aire; ambas partes, el Chamán-Dragón y los Demonios-Animales-Humanoides, se trenzan en una mortal batalla de Gran Belleza, en la cual se entrelazan sus Cuerpos entre las Nubes; mientras, en la cabaña, el Chamán ha dejado de cantar y ahora permanece de pie en un solo sitio, realizando hermosas figuras con el cuerpo, que mueve con lentitud, mientras, de cuando en cuando, lanza gritos feroces, con los de un animal furioso.

El Dragón-Chamán se percata de que aun cuando se deshace de aquellos Demonios con relativa facilidad, por cada uno que derriba se le lanzan dos o tres más, mejor decide dejar la lucha y opta por salvar a los jóvenes, arrebatando sus almas del poder infernal.

Describe una caprichosa figura en el Cielo, va rugiendo y lanzando Llamaradas de Color Violeta por el hocico; su cuerpo parece formar un magnífico nudo en las alturas, que engaña a sus rivales, lo cual él aprovecha para lanzarse hacia el lugar donde permanecen inmóviles las Crisálidas. En la cabaña, el cjhamán se ha tirado al suelo y ha dado una vuelta sobre su espalda, para caer sentado sobre las piernas cruzadas, con la espalda muy erguida y los brazos levantados hacia el cielo. El dragón-chamán se apresura a recoger las crisálidas, pero accidentalemente se le resbala una, que de inmediato es recuperada por uno de los demonios.

El Dragón-chamán se mete al hocico la crisálida que se ha logrado mantener, pero no para devorarla, sino para tenerla lo mejor protegida posible; el Demonio que se apoderó de la otra Crisálida se entierra en el suelo y desaparece de la vista; el Chamán comprende que ya nada puede hacer y vuelve rápidamente hasta las Raíces del Arbol para, trepando por ellas, ascender de nuevo al Mundo de los humanos.

En el Camino toma una Decisión: siempre trepando se sigue de largo hasta las Ramas Altas del Arbol dónde, como si se tratara de un Fruto aún no maduro, arranca una pequeña Alma, en compensación por aquella otra que no pudo rescatar, y la lleva consigo hasta la Tierra, donde podrá encarnarse junto con la que ya la joven esposa lleva en el Vientre.

El Chamán, frente a los dos jóvenes enfermos, cae rendido al suelo, mientras su Alma se encuentra en Camino de Regreso. Cuando vuleve en sí ya la mañana del nuevo día se encuentra avanzada, entonces llama a la muchacha. Le explica lo sucedido, le dice que pudo salvar a uno de los dos hermanos, aunque no sabe a cuál, así que ella debe organizar los preparativos para las Ceremonias Fúnebres, aunque no sabe  a cuál, aunque después de todo, le aclara, no debe ponerse tan triste, pues en compensación ahora ya no será madre de una criatura, sino de dos.

Luego de un par de días, en efecto, uno de los hermanos se opone, y al siguiente muere el otro; quien queda es el cuñado, quien al no tener familia hereda a la mujer del difunto.

Toda la Comunidad participa en la Celebración, portando Trajes Ceremoniales que guardan gran parecido con el Atuendo Mágico del Chamán, pero que ni lejanamente tienen los mismos Poderes: portan Pieles, Plumas y Máscaras y llevan Pintado el Cuerpo. En estos Ritos Funerarios también se encuentra presente el Chamán, quien luego de inahalar el Humo de un Preparado de Hierbas que ha puesto a quemar, se sienta al lado del cadáver, en una posición de respeto y permanece sin moverse, con los ojos cerrados, dedicado a acompañar el Alma del muerto a su nueva morada, guiándolo  por el Camino hacia el Mundo de los Espíritus, que tan bien conoce y que tantos y tantos peligros encierra.

Luego de terminadas las Ceremonias, y cuando aún en la Comunidad, dividida en grupos, ejecuta variadas Danzas, los Nuevos Esposos, siguiendo las instrucciones del Chamán, Celebran el Sacrificio de un pequeño Animal con el fin de que ni el Alma del muerto ni la ira de los Demonios regresen hasta ellos para molestarlos.





Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin




2.11.2013

ENCUENTRO EN LAS PLEYADES [2/7]

Por Preston B. Nichols







II

A BORDO DE UN OVNI


Durante la mayor parte de la década de los setenta estuve trabajando para un importante contratista de defensa de Long Island. Fue en 1974 ó 1975 cuando mi jefe me dijo que había sido seleccionado para formar parte de un grupo especial que analizaría cierta Tecnología Extranjera localizada en una base no especificada de las Fuerzas Aéreas estadounidenses. Supuse que lo que íbamos a examinar era algún tipo de Tecnología rusa o china y comenté que me encantaría unirme al grupo.

Entonces simplemente me dijo que la tarea no era voluntaria tenía que ir. Fuimos seis los que subimos al avión que despegó del aeropuerto Republic Field de Long Island. Volamos durante un rato y después aterrizamos. Mirando desde el aire, calculé que nos dirigíamos a Ohio. Así que tocamos suelo y antes de que pudiéramos desembarcar, el piloto avanzó por la pista e inmediatamente entró en un hangar. Entonces nos llevaron directamente del avión a la parte trasera de una furgoneta sin ventanas. Después de viajar durante dos o tres horas, no teníamos ni idea de dónde podíamos estar. Finalmente la furgoneta se detuvo y se abrieron las puertas traseras. Salimos a algún tipo de hangar subterráneo que se encontraba totalmente vacío. No había viento ni ningún tipo de característica que pudiera describir el lugar, sólo puertas que se abrían y cerraban. Desde una apertura se podía ver un pasillo. Nos llevaron por ese pasillo hasta un control de seguridad, donde nos dieron una charla informativa sobre el tema.

Ya he mencionado que en total formábamos un grupo de seis personas. Uno de ellos era mi jefe, pero ni él ni ninguno de los demás recuerda gran cosa de lo que pasó. La charla corrió a cargo de unos empleados de las Fuerzas Aéreas, fácilmente reconocibles por sus uniformes. Mi jefe entabló algunos diálogos bastante extensos con ellos. Finalmente, después de ser informados sobre varios factores de seguridad, nos llevaron a otro hangar, donde vimos un OVNI con forma de disco. Miré a uno de los empleados de las Fuerzas Aéreas y le dije: 
-¡Eh!, eso es un OVNI.- El piloto respondió: 
-Cállese. Se supone que no debemos decir cosas como ésta. Es un Aparato Extranjero. 
Entonces nos dijo que nos encontrábamos en el Grupo de Tecnología Aérea Extranjera. Por supuesto, se trataba de una muy sagaz utilización del lenguaje. A continuación los empleados de las Fuerzas Aéreas que representaban al Grupo de Tecnología Aérea Extranjera procedieron a ofrecernos una visita guiada del OVNI.

Desde fuera, el Aparato era plateado y tenía el aspecto del típico Platillo Volante en forma de disco. Parecía tener unos 15 metros de diámetro y 6 metros de alto. También tenía una cúpula de quizá unos 4,5 metros de ancho. Toda la Nave descansaba sobre tres patas que salían de la parte inferior. Había una rampa que ascendía desde el suelo hasta una puerta situada en el borde del Artefacto.

El aspecto más sorprendente de este Platillo Volante se hizo patente cuando subí a bordo. Por dentro era absolutamente enorme. La Nave sólo medía unos 15 metros de diámetro, y sin embargo caminamos en una dirección durante lo que me parecieron unos diez minutos. El espacio era de literalmente cientos o miles de pies. En aquel momento no lo supe explicar. Con los conocimientos que ahora poseo, está claro que penetramos en una Realidad Artificial cuando entramos en la Nave.

Este es un aspecto clave para la construcción de un OVNI y su capacidad de viajar de un lugar a otro. Más adelante hablaré sobre ello. Aunque he dicho que caminábamos por una Realidad Artificial, era algo tan real como la habitación en la que usted esta sentado ahora mismo. El siguiente punto de interés que observé es que no se podía ver ningún tipo de control. Ni botones, ni palancas, ni mandos. Mientras caminábamos por el pasillo de compartimento en compartimento, las luces se encendían justo antes de que entráramos. Miré hacia atrás y vi que las luces se apagaban cuando nosotros salíamos de una zona. La iluminación estaba muy bien controlada. Mientras seguíamos inspeccionando el Aparato, uno de los empleados de las Fuerzas Aéreas nos informó de que el Platillo originalmente había tenido una atmósfera extraña, pero que había sido "retroequipado" para que ésta fuera compatible con los seres humanos. 

Finalmente llegamos a un compartimento que identificamos como la Sala de Control. La parte más destacada de esta zona eran Tres Butacas colocadas en la parte frontal. Cuando digo butacas quiero decir exactamente eso. Estaban diseñadas para poder reclinarse cómodamente. En la parte trasera había un conjunto de asientos más pequeños. Nuestro grupo fue informado entonces de que las Butacas contenían todo tipo de bobinas, cables y otros objetos. Resultaba evidente que cuando una persona o entidad se encontrara reclinada en la Butaca, ésta podría captar los pensamientos directamente de su mente. Los lectores de The Montauk Project: Experiments in Time observarán que esta Tecnología resulta increíblemente similar a la de la así llamada Silla de Montauk.

En las paredes, frente a las butacas, había cuatro Pantallas de Observación. Éstas estaban también conectadas con los Procesos Mentales del Operador. Sentado en la Silla, uno podía solicitar ver diferentes Mapas, Cartas Estelares o fotografías del exterior del Aparato. Sólo con pensarlo, uno podía observar lo que había fuera del Aparato, en cualquier dirección. Detrás de las Pantallas de Observación había otra pequeña Sala que contenía una gran cantidad de Cristales de Roca. Éstos, conectados en varios puntos por cables, estaban rodeados por unas bobinas en espiral. Las paredes de esta Sala no eran más que Pantallas de Observación. No existían ventanas, ni aquí ni en ningún otro lugar del Aparato.

Entonces nos subieron a un Nivel Superior al del Area de Control. Aquí se encontraban las habitaciones de la Tripulación. Además de las instalaciones habituales, este Nivel contenía Laboratorios y una amplia Instalación Médica. Los Laboratorios contenían mesas de gran tamaño, posiblemente para la experimentación con seres humanos. Bajo la Sala de Control, en la parte inferior del Platillo, había una habitación enorme llena de diferentes agrupaciones de Cristales, todos interconectados por cables.

Ni yo ni mis colegas pudimos reconocer nada de la habitación, excepto que la instalación eléctrica estaba muy bien hecha. Parecía consistir básicamente en Oro, Plata y Platino. Nos dijeron que no había gran cosa de Cobre. Saliendo de esta amplia "Sala de Cristales" había cuatro habitaciones más pequeñas que conectaban con cuatro cápsulas semicirculares situadas debajo del centro de la Nave. Cada una de estas cápsulas contenía un surtido de lo que parecían ser Antenas. La sección inferior del Platillo quedaba aislada del resto de la Nave y estaba rodeada por una enorme Bobina. Esta Bobina en realidad consistía en un montón de vueltas de alambre grueso y se parecía a un Neutralizador Magnético de los que se utilizan en los televisores. La enorme Bobina estaba conectada con el conjunto de Cristales de la Sala Central, que parecían ser el Núcleo Central de Energía. Así es cómo estaba básicamente construida la Nave.

Por la Tecnología que pude observar, quedaba claro que la Propulsión del Aparato estaba basada en Principios Electromagnéticos. Las cuatro cápsulas contenían Antenas que generaban un Campo Eléctrico. El Campo Magnético lo aportaba la Bobina eléctrica antes citada. Más adelante daré una descripción más detallada. Como parte de nuestra investigación, activamos las Bobinas del Platillo y colocamos voltímetros en los cables para poder medir los diferentes voltajes. También observamos corrientes alternas, varias formas de Ondas y diferentes Frecuencias. Se hizo levitar el Aparato entre 3 y 6 metros sobre el suelo del hangar para que pudiéramos llevar a cabo otros experimentos y pruebas. Habían instalado todo tipo de Antenas y equipo electrónico muy sofisticado; algunas piezas eran únicas. Nunca las había visto antes ni las he vuelto a ver después, excepto en esa ocasión.

Había algunos Analizadores de Señales, de Espectro y computadoras muy avanzadas. Basándome en mis primeras observaciones y en las teorías propuestas por nuestro grupo, tenía que existir algún tipo de Sistema Técnico de Manipulación de la Realidad. Si definimos la realidad como un Sistema de Percepción pactado y una interacción que se atiene a ciertas reglas, la Manipulación de la Realidad se refiere a alteraciones de ese Sistema. O, lo que es más importante, a crear un sistema diferente que pueda actuar de interfaz con el Sistema Original de Realidad.

Sé que si yo estuviera construyendo una Nave Espacial no querría depender de una Nave que mantiene artificialmente (mediante una máquina) un espacio enorme dentro de un aparato pequeño. Si las maquinas fallaran, todo se encogería y quizá desaparecería. Sería una pesadilla. Si fuera yo quien la construyera, querría un Sistema Pasivo. No habría Electricidad ni Fuerza. Teniendo en cuenta la forma física de la estructura del Aparato que había examinado, estaba claro que tenían que haber creado una Realidad Alternativa en su interior. El cómo realizarlo ya es otro tema y mas adelante hablaré de ello.

Después de trabajar con mi equipo de ingenieros, llegué a la conclusión de que había un único Sistema tras los controles que utilizaba las tres Butacas para captar órdenes de los seres sentados en ellas. El conjunto de Cristales detrás de la Sala de Control era una computadora. En cuanto a la mayor agrupación de Cristales de la Planta Inferior, junto con los despliegues de Antenas, todo ello dentro de una Bobina que rodeaba la base, lo definí como un Generador de Realidad Espaciotemporal. Era un sistema autónomo y al parecer una instalación sencilla.

Tras regresar a mi trabajo en Long Island, mis compañeros no hicieron mención alguna a la visita al Platillo Volante. Se trataba de un asunto confidencial y no debíamos hablar sobre el mismo. Cuando finalmente les pregunté, no se acordaban. Al mismo tiempo, yo tenía mis propios problemas de falta de memoria. Estaba viviendo una vida soterrada de la que no tuve conocimiento completo hasta años después. Fue en esa "otra" vida donde pude ser testigo de otro OVNI. Ello ocurrió en las instalaciones subterráneas de Montauk. En mi vida soterrada, estaba trabajando tanto en los Laboratorios Brookhaven como en el Proyecto Montauk y vi ese Aparato durante un encargo de trabajo. Ese Platillo era de forma más ovalada que el de Wright-Patterson que ya he descrito. Tenía las mismas Pantallas de Observación y Butacas, pero también Mandos y Botones, además de varios Sistemas Operativos. Para ese Proyecto yo no estaba encargado de una Manipulación Inversa, sino que únicamente me habían pedido que ayudara a desmontar los diferentes Sistemas, así como la propia Nave.

El Aparato se podía desmontar por secciones, que es algo parecido a las informaciones que han circulado sobre las Naves de los alienígenas grises. En los dos Platillos que pude observar de cerca, el Casco parecía formar una Unidad completa. Mientras desmontábamos el Aparato de Montauk me pareció ver un Sistema de Control, otro de Ordenadores y algún tipo de Propulsión, pero nunca pude descubrir exactamente de qué se trataba.

También había algún tipo de Sala de Radio. Es evidente que este Aparato no funcionaba con un único Sistema de Manejo correlativo como el que he descrito anteriormente. Este Platillo nunca fue activado, pero no estoy seguro de por qué. Quizá no podían hacerlo funcionar o no sabían cómo hacerlo. Para mí está claro, por lo que he podido experimentar personalmente, que el OVNI de Wright-Patterson era la Forma Más Avanzada disponible y podríamos considerarlo como el Cadillac de los Platillos Volantes. La única cosa Más Avanzada sería un Vehículo Puramente Espiritual. Profundizaré en los aspectos técnicos de este vanguardista Platillo Volante, pero antes relataré mi siguiente encuentro personal con un OVNI.



Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin

1.28.2013

LOS PODERES DEL CHAMAN [2/7]

Por Francisco Trujillo









LOS RECINTOS INTERIORES

Cuando llegamos a nuestro destino, la noche había caído completamente; no había luna, de tal manera que reinaba la oscuridad. Descendimos del camión al parecer en ninguna parte; nos despedimos del par de hermanos y permanecimos todavía un rato en el mismo lugar organizando nuestras cosas bajo la luz de la lámpara eléctrica, mientras los faros del camión se alejaban lentamente hasta desaparecer.
-¡Síganme! -dijo Antonio- Tengan cuidado, no se vayan a resbalar.
Bajamos por una pendiente de tierra no muy pronunciada pero resbaladiza, atravesamos algunos matorrales y, por fin, después de un rato de caminar, pudimos ver a lo lejos o tres bombillas eléctricas encendidas, lo que indicaba la ubicación de un pequeño poblado, hacia el cual encaminamos nuestros pasos. El cielo casi no tenía nubes y estaba completamente estrellado; se admiraba a la perfección la Vía Láctea surcando majestuosa el cielo; la temperatura era templada y el perfume de la vegetación denso y embriagante.

Llegamos a la calle principal, la cual subía y bajaba en un trazado irregular por entre casa de adobe desnudo y techumbre de teja; una jauría invisible nos ladraba con insistencia, pero ningún ser humano apareció. Torcimos algunas veces por aquel camino hasta que, finalmente, por una callejuela empedrada mucho más estrecha, fuimos a dar hasta una puerta de madera raída, cuyas resquebrajaduras dejaban escapar el trémulo brillo con los que los habitantes de la casa se alumbraban. Antonio tocó y, luego de un rato de espera, pudimos oír que alguien desatrancaba la puerta.

Cuando esta se abrió, me sorprendí: una mujer delgada, ya mayor pero sin edad aparente, quien podía ser tanto la madre de la familia, como la abuela o la bisabuela, apareció ante nosotros portando una vela encendida a la altura  del pecho, lo que llenaba su rostro de brillos y sombras fantasmagóricas. Se nos quedó viendo y de inmediato reconoció a nuestro guía; volteó al interior de la casa y pronunció algunas palabras en una lengua irreconocible para mí, luego volvió a mirarnos y se dirigió a Antonio en la misma lengua.
-Son mis amigos -respondió éste en castellano-, son dos, venimos de ver a don Pepe.
La mujer volvió a hablar hacia el interior de la casa, como haciendo una pregunta, esperó la respuesta pero no hubo tal, sin embargo asintió, como si le hubieran contestado; volteó hacia nosotros y dio unos pasos atrás, abriendo la puerta para dejarnos libre el acceso. Antonio sonrió.

Al entrar, lo que encontramos excedió por completo mis expectativas: se trataba de una habitación más bien grande, que tenía el piso de tierra y las paredes mal encaladas. Sorprendentemente el techo descansaba sobre un sinnúmero de troncos pelados que servían como vigas, asentadas verticalmente  en el piso; más tarde me enteré de que un terremoto había azotado no hacía mucho tiempo la zona y los habitantes de la casa habían echado mano de aquel improvisado recurso para prevenir el derrumbe de la habitación, que había resultado dañada. Sin embargo, más allá de las razones técnicas, la primera impresión que tuve de la casa de asombro: con todos aquellos troncos plantados en su interior, uno al lado de otro, muy cercanos entre sí, tanto que nos tuvimos que quitar la mochilas para poder pasar entre ellos, aquello parecía una especie de bosquecillo muerto, una cámara claustrofóbica del purgatorio de los bosques.

El olor a incienso flotaba en todas partes en forma de densas nubes. Sobre una de las paredes descansaba una especie de altarcillo, el cual mostraba varias imágenes de santos, alumbrados por la luz de una docena de veladoras. Aparte de la mujer y nosotros, ahí no se encontraba nadie.

Mientras Antonio en voz baja ultimaba detalles con la mujer, tuve la extraña sensación, mirando de vez en vez a Edgar cuya cara de asombro, supongo, era igual a la mía, de que en el interior de aquellos troncos, entre las gruesas y retorcidas ramas que no les habían  sido cortadas antes de meterlos, vivían animales, ardillas, insectos y pájaros, los mismos animales que en el exterior, pero todos ellos en igual estado que los troncos secos y pelados, momificados, mutilados, con tan sólo un frío y escuálido aliento vital que los animaba; tuve la impresión de que estaban ocultos, y que en cuanto se hubieran acostumbrado a nuestra presencia volverían a salir, para chirriar y cantar por el interior de aquella habitación, iluminada por la luz mortecina de unos veladores.

Incluso llegué a imaginarlos, casi los pude ver moviéndose ligeramente, como sombras, con las cuencas de los ojos vacías, muertos de vida y descoloridos. El silencio imperante era una especie de sombra fantasmal de sus cantos. Antonio terminó de hablar con la mujer. Ambos asintieron con la cabeza.
-Nos quedamos -dijo-, tráiganse sus cosas.
Emprendimos el camino hacia otras habitaciones de la casa. Luego de atravesar otra puerta, fuimos a dar a la oscuridad absoluta, pues ya la lámpara había sido apagada y la vela de la mujer se había quedado en la sala de los árboles. Yo cargaba de nuevo mi mochila en la espalda, caminando con los brazos extendidos como un sonámbulo. Avanzamos por un largo pasillo, luego entramos a un cuarto, también a oscuras, una nueva puerta y otra habitación, subimos unas escaleras de madera, dimos vuelta, otro pasillo y entramos a una nueva habitación, ésta sí iluminada, de nuevo con un velador.
-Esperen aquí -dijo la mujer, ahora en perfecto castellano.
Caminó hasta un extremo del cuarto, se agachó, tomó algo del suelo y jaló de él. Yo no había visto de qué se trataba, al principio sólo pude darme cuenta de que era algo grande y pesado, dados los visibles esfuerzos que nuestra anfitriona hacía. Era otra puerta, ahora en el piso.
-Vengan -dijo, tomó una veladora encendida y comenzó a bajar por el boquete abierto. 
La seguimos los tres por una escalera de madera, no muy alta, tal vez de unos tres metros, que se retorcía sobre sí misma, como las escaleras llamadas de caracol, pero mucho más tosca y enclenque. El cuarto al que llegamos estaba también a oscuras y no tenía más muebles que un colchón viejo arrumbado en una esquina.

La mujer siguió su camino; abrió otra puerta en el suelo y volvió a bajar; la seguimos por otra escalera similar y llegamos a otro cuarto muy parecido al anterior; con la misma planta irregular que los dos superiores, el mismo piso de madera y también una puerta en el suelo. Esta habitación no tenía ni siquiera un colchón, de tal manera que tuvimos que acomodarnos en el piso. Nuestra anfitriona nos dejó la veladora y antes de irse recomendó: "Nomás no vayan a salirse por puerta, ¿eh, Toñito?"

No se refería a ninguna de las puertas horizontales, sino a una normal, vertical, que apenas se dibujaba en una de las paredes por la poca luz que nos iluminaba. Antonio nos hizo saber que al día siguiente nos internaríamos en la sierra para visitar a su maestro, de manera que debíamos descansar lo mejor posible. Sin mayores ceremonias y sin probar alimento, sólo unos sorbos de agua, nos acostamos a dormir.

Cuando desperté, la mañana ya estaba bastante avanzada; los rayos del sol entraban por una pequeña ventana abierta muy alto en una pared diferente a aquella en la que estaba la puerta prohibida por la mujer. Abrí los ojos y permanecí acostado un rato, sin pensar en nada, simplemente observando lo que ocurría: cerca de la puerta vertical, Antonio, sentado con las piernas cruzadas y a quien yo veía de costado, manipulaba quién sabe qué con mucho cuidado a la altura del suelo. Edgar no estaba ya en su bolsa de dormir, ni se le veía por ninguna parte.

Un ligero polvillo flotaba por la habitación permaneciendo invisible, pero cuando en su flotar sin sentido llegaba a interponerse al haz de luz de la ventanilla, adquiría de pronto existencia, se encendía con fulgores metálicos.

Antes de que tomara la decisión de incorporarme se levantó la puerta del piso, de donde emergió Edgar sonriente.
-¿Qué lugar! -dijo, mientras volvía a cerrar la puerta-. ¿Todavía hay dos pisos más para llegar al baño! ¡Sólo faltan aquí unas pinturas para estar como en Altamira!, ¿no? -se quedó parado, esperando sonriente alguna respuesta.
Antonio se puso de pie, cargando algo entre las manos. Volteó a verme y me dijo algo así como "Ah, ya despertaste..." o "ya era hora". Edgar subió los hombros y se fue a sentar sobre su bolso de dormir.

Antonio se sacudió el pantalón y abrió la puerta vertical, junto a la que se encontraba. Detrás de ella había nada, es decir no había una habitación, ni una pared ni otra puerta... sólo el cielo, profundamente azul.

Al instante me puse de pie para asomarme por aquella puerta tan fuera de lo común. Volteé a mirar a Edgar, que sonreía ante mi actitud, como si me hubiera contado un chiste.

Nos encontrábamos en una casa pegada a la pared del desfiladero, y por eso sus habitaciones se encontraban una sobre otra. Pero ¿Qué hacía ahí, viendo el vacío, una puerta? Hasta hoy lo ignoro. Desde ella podía verse una buena parte de la sierra verde y serenamente grandiosa. Hacia abajo se adivinaba la ruta serpenteante de un río.
-¿Dónde estamos? -pregunté a mis amigos, inclusive asustado.
-En el cielo -sentenció edgar-, el camión en el que veníamos se desbarrancó y nos morimos, ¿Qué, no te diste cuenta?
-En la puerta del cielo -rectiificó Antonio, al tiempo que extendía hacia mí las manos, entre las que acunaba una buena cantidad de hongos grisazulados, los cuales había estado limpiando cuando yo desperté-, en la puerta del cielo y estamos vivos, bien vivos -volvió a decir- ¿Quieres traspasarla? Come un honguito.
Ya tenía hambre, pues desde la noche de nuestra partida, por indicación de Antonio, no habíamos comido nada; pero los hongos no eran una comida propiamente dicha, además la sorpresa de encontrarme en aquel lugar me había producido un poco de náuseas, de tal manera que denegué la invitación.

Antonio mismo se llevó un hongo a la boca y comenzó a masticarlo, fue hasta donde se encontraba Edgar, le ofreció y éste también comenzó a comer. Yo lancé una última mirada al vacío, tuve intenciones de santiguarme, pero no lo hice, fui a sentarme cerca de ellos y tomé, del manojo que ya Antonio había colocado sobre el suelo, un hongo mediano, que sin más me llevé a la boca.

Comimos uno tras otro de aquello s hongos azulosos, mientras Antonio explicaba que iríamos a la montaña a buscar a Don José, el chamán, y que "los niños" nos guiarían. Tiempo después entendí que con aquella expresión se estaba refiriendo a los hongos, o tal vez a los espíritus buenos que la ingestión de los hongos permite ver.

Los tres estábamos sentados a la mitad de la habitación, Antonio de espaldas a la puerta que daba al vacío, Edgar de lado y yo de frente. Mientras los ingeríamos -en total unos seis o siete cada uno-, y al tiempo que Antonio seguía con sus indicaciones, una nube apareció por la puerta, primero se asomó y después poco a poco se fue introduciendo, como habiendo comprobado que ahí no correría peligro. Penetró lentamente, densa y con muchísimo cuidado, como para no lastimarse.

Yo la vi desde el principio; no dije nada pero la sorpresa que de seguro reflejó mi rostro hizo que mis amigos voltearan. Edgar permaneció mirándola, callado e inmóvil, Antonio fue a sentarse a mi lado, aunque no muy cerca, para contemplar mejor la maravilla. Nadie hizo un sólo comentario, inclusive Antonio guardó silencio. La nube entró husmeó por acá y por allá, rozó mi rostro con su mano fría, envolvió por un segundo a mis amigos y luego salió, tan lenta y delicadamente como había entrado.

Cuando terminamos, Antonio se incorporó y dijo:

-Prepárense, que ya nos vamos. No vayan a salirse ¿eh? -y señaló al vacío con un movimiento de cabeza-. Vengo en un momento.

Subió por las escaleras, abrió la puerta del techo y desapareció. Edgar también se puso de pie, dijo que iría al baño y salió por la puerta del piso. Yo me quedé sentado con el sabor de los hongos punzándome en la lengua y sin ninguna sensación extraña en absoluto, tal vez solamente que el hambre había desaparecido.

Me tiré de espaldas, con la vista fija en el haz luminoso que entraba por la ventanilla, esperando su regreso y a sentir los efectos del "honguito", como lo había llamado Antonio.

Nada sucedió... Pasó el tiempo y yo seguía ahí, solo sin hablar y sin nada claro en la mente; observando las partículas del polvo revolverse en el tubo de luz, primero lenta y armónicamente, pero tomando fuerza poco a poco, formando pequeños remolinos y figuras, luego revolviéndose artificiosamente y por fin derramándose como en una cascada.

El tiempo seguía pasando y ninguno de mis compañeros regresaba; comencé a creer que me quedaría ahí todo el día, todos los días del mundo, inclusive que la muerte misma no llegaría por mí nunca y que permanecería para siempre mirando caer aquella cascada de polvo.

Llegué a escuchar que el torrente luminoso, cuando iba  a estrellarse contra el piso, sonaba como un pequeño río de pequeñísimas piedras preciosas. Me incorporé hasta quedar sentado para echar una ojeada por la puerta: el cielo había cambiado de color, ahora era amarillo, un amarillo intenso y simpático, tanto que me hizo reír. Volví a acostarme, porque me sentí incapaz de mantenerme sentado; no era precisamente por falta de fuerzas, sino que sentía que aquella era mi posición, en la cual debería permanecer.

Mucho tiempo después, me percaté de que el sonido, al principio atribuido al choque del chorro de polvo luminoso, en realidad tenía otro origen, pues éste no producía ruido alguno; en verdad se trataba del sonido que producían las paredes, pues ellas también estaban compuestas de una materia líquida y oscura  que caía en cascada. Las paredes eran líquidas; me encontraba en un acantilado, frente a la nada amarilla dentro de una gran cascada en la cual había un número indeterminado de habitaciones, unas sobre otras, y sin embargo, no sentí miedo, no sentí nada.

Un aleteo repentino llamó mi atención, y volví a incorporarme. En el quicio de la puerta vi un gran Búho, parado solemnemente, mirándome con curiosidad; en el pico llevaba un pequeño ratón, casi partido en dos, pude experimentar el tremendo dolor que aquella bestiecilla debió haber sentido cuando su captor lo hirió, y a pesar de ello no tuve para el Búho ni odio ni cualquier otro tipo de rencor, pues entendí que aquellas eran las reglas, y así debían suceder las cosas.

El Búho permaneció mirándome un momento, luego colocó su presa en el piso y comenzó a caminar hacia mí; yo no podía creerlo, simplemente lo vi venir, en espera, eso sí, de un gran acontecimiento. Cuando el animal pasó por la zona donde la luz de la ventana se proyectaba, adquirió características nuevas: originalmente su plumaje era gris y amarillento, pero cuando la luz lo iluminó se volvió tremendamente blanco, con tonos azules, además de que sus plumas comenzaron a lanzar brillos repentinos, como si se hubieran hecho de cristal; entonces pude escuchar claramente sus garras, ahora metálicas, golpeando contra el piso, aunque el sonido de las paredes fluyendo densamente en cascada no disminuyó sino que por el contrario, aumentó su fuerza. Se me acercó casi con curiosidad científica, como un doctor revisando a un paciente con una enfermedad extraña. Yo ya había olvidado que tenían que llegar por mí.

Cuando llegó a mi lado, aquel Búho magnífico con plumaje de cristal, se me quedó mirando con sus ojos tan amarillos y profundos como el cielo más allá de la puerta, y sonrió; no sé cómo decirlo, entiendo que un ave no puede sonreír, pues su pico es rígido, pero este Búho sonrió hasta humanamente, con un gesto comprensivo, luego extendió las magníficas alas y comenzó a batirlas; estas crecieron y crecieron, hasta llegar a tocar las paredes y el techo y a ocupar toda la habitación, toda, apretándome, impidiéndome respirar. Quise lanzar un grito pero el ahogo que experimentaba me lo impidió.

Cerré los ojos en medio de la desesperación, quise mover el cuerpo pero me resultó imposible. Sin desearlo bien a bien los abrí y pude respirar perfectamente: Antonio me tomaba de los hombros y el Búho ya no se veía por ninguna parte. En realidad, debo decir que experimenté la presencia de Antonio como si él se encontrara  en una colina y yo en otra, muy distantes entre sí, como si en efecto estuviera allí, pero a la vez muy pero muy lejos. Me dijo algunas palabras pero no las entendí.

De pronto en mi campo visual apareció Edgar, muy diferente: es difícil explicarlo... parecía tener varios cuerpos a la vez. parecía encerrar dentro de sí tanta vida  que un solo cuerpo le resultaba insuficiente. No sé cómo poner en claro lo que ví, parecía uno de esos dibujos que se utilizan en los test psicológicos, el cual si se observa de determinada manera, puede adivinarse una figura, que cambia si se observa de otra; la única diferencia es que yo veía todas las diversas posibilidades a un mismo tiempo: había conviviendo en él animales, plantas y hombres, muchas clases de hombres. Con Antonio no pasaba lo mismo, seguía igual.

-El ha decidido que te quedes -dijo Antonio, y esto sí lo entendí, como una voz lejana y ronca en una caverna, llena de ecos y de miles de significados.

-Toma, Antonio- siguió hablando con la misma voz, al tiempo que me extendía un extraño objeto-, no vayas a perder esto. Te va a cuidar.

Se trataba de una especie de amuleto; era la cabeza disecada de un pequeño animal, algo así como una Sarihueya; cuando lo tomé entre mis manos, pude sentirlo cálido y protector. Mis dos amigos siguieron hablando pero ya no comprendí nada más. Tomaron algunas cosas y se fueron, dejando las puertas horizontales cerradas, pero la vertical abierta, abierta al vacío.







Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin
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