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1.09.2013

EL DESDOBLAMIENTO DEL TIEMPO Y EL UNIVERSO

Por Jean Pierre Garnier Malet





La Teoría del Desdoblamiento del Tiempo ha sido avalada a través del estudio del Sistema Solar y de las Partículas. En el Universo todas las partículas están Desdobladas, todas las Estrellas, todas las Galaxias; nosotros somos un conjunto de partículas y la pregunta que hay que formularse es: ¿Dónde están las partículas desdobladas?

Si soy un saco de partículas en una piel de mono, yo me pregunto ¿Dónde está el saco de partículas desdoblado de mi saco? O sea que es una extensión de mi persona, una Regla Universal. Si nos hacemos una Pregunta para la cual no tenemos una Respuesta, nos damos cuenta de que hay un Tiempo. Ese Tiempo nos concierne sobremanera, ya que no tenemos la Respuesta. Es decir, intentaré eliminar ese Tiempo entre la Pregunta y la Respuesta. 

Si lo lograra podría tener instantáneamente la Respuesta a mi Pregunta.

Pero evidentemente hace falta que Alguien responda a mi Pregunta, o sea que, en el Tiempo que he suprimido, Me Desdoblo, y el Doble va a responder a la pregunta tomándose el Tiempo para ello, y yo que he suprimido el Tiempo, obtendré la Respuesta al mismo Tiempo que la Pregunta. Esa es una de las Causas del Desdoblamiento, otra Causa es: si una Partícula se topa con Universo desconocido, puede dar la vuelta para evitar ser transformada, pero puede atravesar ese Universo para ver cuál es el interés de ese otro Universo. En ambos casos falta algo, pero si Se Desdobla, entonces conservará su Memoria quedándose en el exterior y tendrá nuevas Experiencias Atravesando el Universo. A la salida de ese Universo, un Final de Desdoblamiento permite tener una Memoria Más y llevar a cabo una Exploración Más de un nuevo Universo. Esa es la segunda Causa del Desdoblamiento.

Lo que es comprobado para las Partículas se hace en un tiempo muy rápido, así como cuando observamos una Galaxia Doble tenemos la sensación de que no se mueve, pero hace exactamente el mismo Movimiento de Desdoblamiento en un Tiempo que está tan ralentizado en relación con Nuestro Tiempo que existe la sensación de que las Galaxias están inmóviles. En el Sistema Solar el Tiempo corre un poco más rápido y nosotros vemos a los Planetas girar alrededor del Sol, pero los electrones que giran alrededor de un núcleo giran tan rápido que se habla de Densidad de Presencia, de una Nube, pero es el mismo Movimiento, que es un Movimiento de Desdoblamiento.

O sea que, primeramente, la dificultad científica es la de encontrar un Movimiento Universal que explicaría tanto a las Galaxias como a las Partículas, y he podido comprobarlo en el Sistema Solar, que es un Sistema que contiene Partículas, lo infinitamente pequeño, y a lo infinitamente grande. Y de este modo he podido demostrar que este Sistema es Universal. Es la primera Teoría que ha permitido Calcular la Velocidad de la Luz.

Esta Velocidad de la Luz, que es muy sorprendente, puesto que en las Ecuaciones es una Velocidad, tiene el gusto de una Velocidad, tiene el olor de una Velocidad pero no es una Velocidad puesto que si corres detrás de la Luz a cualquier Velocidad, la Luz se alejará de nosotros a la misma Velocidad. De hecho, es una Velocidad Independiente de Aquel que Observa y de la Velocidad de la Fuente Luminosa. Se puede ver que hay algo que no es normal en eso, y se trata de la Velocidad de Desdoblamiento, la cual permite tener la Información con la Velocidad Máxima de la Velocidad de la Luz.

Lo que ha aportado esta Teoría, además, es la detección de Velocidades Súperluminosas, que han sido puestas en evidencia por la observación de Dos Astrofísicos y fueron explicadas por Tres Científicos: el Premio Nobel Alain Aspect y Nicolas Gisin y Antoine Suarez, que han demostrado que existen Velocidades de Transmisión de la Información que son infinitas. Se ha deducido que las Partículas reciben la Información al mismo Tiempo, simultáneamente, este fenómeno se llama Intrincación.

Pues Nosotros Estamos Intrincados con otro Nosotros Mismos, por la misma razón, o sea que el Desdoblamiento es universal, y evidentemente hay un Ciclo de Desdoblamiento con un Principio y un Final. He podido demostrar, a través del fenómeno de las Explosiones Solares que estamos viviendo el Final de un Ciclo de Desdoblamiento que empezó hace 25.920 años, Ciclo que corresponde al Ciclo de la Precesión de los Equinoccios, y es la primera vez que hemos podido calcular un Ciclo observado perfectamente. Este Ciclo es, de hecho, de 28.840 años, el cual corresponde a 100 Rotaciones de Plutón alrededor del Sol, con una Transición de 1080 años que corresponde a una doceava parte de aquel Tiempo.

Estamos actualmente viviendo, desde el momento de una Explosión Solar el 13 de Marzo de 1989 que perturbó todo el Hemisferio Norte, la Transición de 90 años entre los 24.840 años y los 1.080 años que faltan parea completar los 25.920 y es la razón por la cual nuestro Sistema Solar está altamente perturbado.

En una Publicación de 2006, que Me Valió Una Recompensa, expliqué la llegada de Planetoides a nuestro Sistema Solar. Y todos estos Planetas que llegan a nuestro Sistema Solar modifican todo el Sistema Solar. Es evidente que no podemos negar las perturbaciones existentes a raíz de la presencia de todos esos Planetas. Presencia esta que no es reflejada en absoluto por los Medios. Sólo se habla de la polución industrial, diciendo que es eso lo que calienta nuestro Planeta. Las Explosiones Solares nunca han sido tan importantes como ahora, por lo cual se piensa que están modificando la Radioactividad de la Tierra.

Habría pues que tomar conciencia de la Energía del Desdoblamiento, ya que es nuestra ignorancia de esta Energía, lo que perturba nuestro Sistema. Estamos de algún modo en ella pues quienes aportan la Energía de Información entre las Partículas Desdobladas son las Partículas Desdobladas. Nos hemos visto bloqueados científicamente durante un siglo porque la Energía es Masa, tal la Ecuación de Einstein: E:mc2, entonces, si la Información es una Energía, debe ser una Masa. Sabemos perfectamente que nuestros Pensamientos se transportan por ondas que no tienen Masa. De ahí la dificultad al explicar los Transportes de Energía por partículas sin Masa. Actualmente estamos viviendo experiencias muy extrañas y se consigue encontrar cosas muy sorprendentes, lo que Abre la Pregunta de si realmente estamos Creando Lo Que Imaginamos.

Estamos intentando encontrar una relación entre lo infinitamente grande, explicado por la Mecánica Relativista, y lo infinitesimal, explicado por la Mecánica Cuántica. Todos los científicos buscan una Ley que permitiría reunir a los dos Campos. Bueno, pues no hay que buscar muy lejos. Nosotros todos como hombres, como Observadores, vemos la Unión entre lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño,consistente en nuestras partículas, en un tiempo ralentizado. Estamos continuamente realizando un Intercambio de Información entre lo Macro y lo Micro, el cual se hace en un Tiempo Imperceptible. Tal como hoy en día sabemos, nuestro Tiempo, que es Continuo, es percibido de manera Discontinua. Al existir lo que yo llamo Aperturas Temporales y a través de ellas, pasan partículas en un Tiempo que no es perceptible, lo que hace que la Energía de la Información es dar la sensación de no utilizar Masa, puesto que si se hace pasar una Masa para un lado y otra Masa para otro en un tiempo imperceptible, para el Observador, que somos nosotros, nos dará la sensación de que no ha habido ningún cambio.

Para sobrevivir necesitamos tener siempre la Respuesta a la Pregunta de manera instantánea. Nuestro cuerpo es agredido de continuo, si nuestras células no consiguen la Información para resistir a la agresión es la muerte al final del camino. O sea que la supervivencia instintiva e intuitiva pasa automáticamente a través de los Intercambios de Información en tiempos diferentes.

Si alguien Se Desdobla, sea una Partícula o un Observador, aquel que está en un Tiempo Acelerado va a fabricar el Futuro de aquel que está en el Tiempo Ralentizado, pero ese observador número 2 que se encuentra en un Tiempo Acelerado también puede Desdoblarse a su vez en un Tiempo todavía Más Acelerado y ese Observador número 3 va a crear el Futuro del Número 2. Si ahora hay un Intercambio de Información a través de Aperturas Temporales que son imperceptibles, el Observador número 1 puede tener la Respuesta del Observador número 3 cuando ni siquiera se ha realizado una Pregunta. Tiene, entonces, Respuestas a Preguntas que nunca se ha realizado.

Ya vemos que ese Intercambio de Información en Tres Tiempos diferentes permite explicar la Memoria, que después de todo, es siempre la Memoria del Futuro. Podemos decir que el Tiempo Presente fabrica el Futuro. Entonces inventamos otro Tiempo, el Tiempo de la Memoria, que es un Tiempo Sintético y que permite tener una Respuesta instintiva en un tiempo intermediario.

Lo que es interesante de ver es que nuestra supervivencia exige estos Tres Tiempos: Pasado, Presente y Futuro, y a eso lo descubrimos en el Universo Macro igualmente que en lo infinitamente pequeño en donde las pequeñas Partículas parecen jugar con el Tiempo: Partículas, Pasado, Presente y Futuro aparecen mezclados. Pero para nosotros que somos un conjunto de Partículas, no tenemos la sensación de estar jugando con el Tiempo. Tal como habitualmente se dice, un hombre no entra en el vientre de su madre… Es el único medio para volver al Pasado, pero es que todo ocurre de un modo tan rápido para el Observador que somos nosotros los que, de hecho, elegimos Futuros, pero en un Tiempo Imperceptible, y es eso lo que no nos da la sensación de haber elegido pero nos da la sensación de consecución de un Destino. Y eso es porque no entendimos que Fabricamos Nuestro Destino.

Ya vemos que la Ciencia se toca con cuestiones que están en la frontera entre la Ciencia y la Metafísica, pero, de hecho, no necesitaríamos la Metafísica si conocemos la Ciencia. Nosotros somos la Ciencia, somos la manifestación de esta Ciencia: nuestra vida es la vida del Desdoblamiento. También es interesante ver que las Civilizaciones Antiguas conocían este Desdoblamiento, y lo pude demostrar a través del Estudio del Alfabeto Griego que es la justa Representación y Cuantificación del Movimiento del Desdoblamiento.

Esta historia del Ciclo del Desdoblamiento era conocido: en aquel entonces se hablaba de Principio y Final de Ciclo de Desdoblamiento del Tiempo, y simplificando, de Final de los Tiempos, que no tiene ninguna relación con un final del mundo. Es solamente el final de un Ciclo, de un Ciclo de unos 25.000 que antiguamente se llamaba Año Platónico.

¿Y qué se descubre al final de un Ciclo? Los demás Tiempos. Puesto es que es el Final del Ciclo de Desdoblamiento de los Tiempos. Es decir, que descubrimos todos los Potenciales que hemos podido manifestar, todo aquello que hemos podido memorizar, o sea que vamos a vivir bien con ese Potencial, o vamos a vivir mal pero habría que comenzar sabiendo que somos los creadores de nuestro Potencial, y si ese Potencial se vuelve peligroso, basta con cambiar esa Creación y crear Potenciales que no sean peligrosos.
Es lo que intento transmitir porque para Eso no hace falta que hable el Científico, cualquiera puede imaginar el Potencial que él elija, luego basta con Actualizarlo. En conclusión, podríamos decir lo siguiente: no hay que olvidar que vivimos en la Fábula que imaginamos.

Cualquier Pensamiento fabrica un Futuro. Ese Futuro es sólo un Potencial, puede ser Actualizado por cualquiera, claro está, bajo ciertas Condiciones. O sea que si quiero que todo vaya bien, basta con pensar hacer futuros agradables. O sea que, se puede decir que una Ley científica conduce a otra Ley científica que obliga a pensar en hacer al prójimo lo que el prójimo pensara en hacerme a mí. Es el único medio de tener un Futuro Potencial Común que nos permita vivir bien. De hecho fabricamos continuamente, un Potencial Futuro, algo así como el Potencial Eléctrico. No sabemos quién fabrica la Electricidad, pero yo me beneficio de un voltaje constante en cualquier lugar en donde esté. Para el Futuro es lo mismo: todos fabrican el Futuro y yo me conecto.

Evidentemente, si el Futuro no está hecho para mí, podría explotar, podría morir, o sea que haría falta que todo el mundo entendiera que siempre vivimos lo que nos imaginamos. De este modo podríamos entender más cabalmente que el Planeta puede vivir mejor. Y todos los Antiguos conocían esto. Se ha hecho de ello Filosofía, se ha hecho de ello Metafísica, pero no hay ninguna razón para hacer Metáfisica cuando tenemos una Ley física que no se apoya bajo ningún dogma y que dice que existimos como Observadores. Estamos en huelga para averiguar y saber que eso es la verdad.

El único Postulado que hay en esta Teoría, es que yo soy un Observador de mi Universo. Tenemos un cuerpo que es como cualquier otra Partícula, que es dual, a la vez ondulatorio y corpuscular. Podemos decir, simplificando, que tenemos un Cuerpo Energético, que desdobla el Cuerpo Físico, no es un Doble, desdobla el Cuerpo Físico. Y es ese Cuerpo Energético que va a buscar la Información en Tiempos diferentes, el cual aporta Informaciones que nuestro Cuerpo Físico toma y que guardamos en el Agua de nuestro Cuerpo. Esta también es una Ley, y hay que saber que si no tenemos Información ni tenemos Agua, no podemos visitar un Espacio. Los Antiguos decían que quien no tiene Agua y Espíritu, no puede visitar un Reino. La Información es el Espíritu, el Reino es el Espacio: existe tanto espacio Desdoblado en el Universo como estrellas en  cielo.

Estamos lejos de ser universales en nuestro pequeño pensamiento humano, o sea que no entendemos lo que ocurre. No hemos entendido la vida, a través de la Teoría del Desdoblamiento del Tiempo, la comprendemos mejor. Es muy importante darla a conocer pero algo vedado es hacer proselitismo. Hay, entonces, que esperar que ese alguien venga a buscar lo que Uno a Fabricado y lo puede fabricarse son los Pensamientos. O sea, los Pensamientos deben re-unirse, y siempre es deseable conocer a aquellos que han fabricado un Futuro que nos conviene. Si uno es agresivo conectaremos con el Potencial fabricado por personas agresivas. Esta es una Regla, pero no es una Regla filosófica. Es una Regla científica, no hay historias de buenos o malos: vivo bien o vivo mal, nada más. Y con lo ejemplos de todo el mundo terminamos por tener una Regla, una regla que va a conllevar la simpatía de las personas. Todas las Disciplinas y Técnicas, que han intentado encontrar esto sin conocer la Ley, se vuelven inútiles cuando conocen la Ley. Aplicando la Ley, se ve si la Técnica está alineada a la Ley o no. Pero cuando conocemos la Ley la conocemos por nuestra experiencia y no a través de lo que otro nos lo diga. El Potencial está a la mano de todo el mundo.

Es importante saber que lo que alguien piensa, será vivido por ese alguien o por otra persona, o sea que más vale tener cuidado, porque como dice el dicho, quien siembra vientos cosecha tempestades, pero si sembramos Armonía cosecharemos Armonía. Mientras no hayamos entendido que esta es una Ley Física, que no se trata de un modo de vida sino de una obligación para vivir bien. Porque al Final del Ciclo de Desdoblamiento ya no hay barreras con la Energía de Información y recibiremos libremente todas las Informaciones que fueron fabricadas durante el Ciclo y encontraremos una Fuerza que no hemos conocido desde hace miles de años.

Un ejemplo es la Tecnología, vemos que en 20 años hemos dado un salto enorme y que ahora diariamente hacemos avances increíbles y no tiene que ver conque el hombre es más inteligente sino que se beneficia actualmente de más y más información. Descubrimos Lo Oculto, Lo Oculto que ha sido fabricado durante un Ciclo. En Griego Antiguo esto se decía: Descubrir lo Oculto. Apocalipsis.

Vivimos el Apocalipsis de un Ciclo. Pero hemos transformado esa Palabra, hemos hecho del Final del Tiempo un final del mundo cuando tan solo se trata de un Ciclo Estelar. Todas las estrellas tienen un Ciclo análogo, habría que reconocerlo para empezar a vivir bien.


Diseño & Diagramación: Pachakamakin






6.20.2012

MENTIROSOS, CHANTAS Y ESCARABAJOS

Por El Profesor Golber





Hace unos días iba camino al médico cuando me topé con Harold Camping. Para quienes no sepan quién es este señor, les comento que es un célebre numerólogo que por medio de esta ciencia interpreta las Sagradas Escrituras. Principalmente su preocupación es el Apocalipsis. Primero predijo el fin del mundo para el 21 de Mayo de 1988. Cuando esa fecha falló, publicó una obra titulada ¿1994? donde afirmó que, según sus cálculos, la historia iba a terminar el 6 de Septiembre del 1994. Reevaluando los números, las dos últimas profecías de su repertorio fueron el 21 Mayo del 2011 y como no sucedió nada corrió la fecha al 21 Octubre del mismo año.

-Amigo Harold, le digo, ¿Qué pasa?, ¿Vamos a tener fin del mundo, o no?
-Y bueno, Golber, me respondió. Nadie es perfecto, ni tampoco se puede pretender perfección en esto de pronosticar el fin del mundo. Desde que irrumpieron las Universidades el Apocalipsis dejó de ser una ciencia exacta.

Cuando intentaba darme un nuevo pronóstico, lo deje raudamente como se deja a un mentiroso y me fui corriendo al médico porque ya estaba cerca de la hora del turno. Hace un tiempo que me duele muchísimo la espalda.

-Tiene el chasis ladeado, me dijo el doctor.
-Sí, sufro de escoliosis, contesté.
-No querido Golber, lo suyo es otra cosa -me dijo irónicamente y con voz de predicador soltó:- la columna vertebral une la cabeza con la pelvis formando un doble arco que simula un eje. Está formada por 33 vértebras, a las que hay que sumar 550 músculos, 400 ligamentos y tendones que nos proporcionan estabilidad. Además la columna protege la delicada médula espinal, donde reside la alegría de la vida. La estabilidad y la sujeción son dos dones que la columna vertebral regala a nuestro cuerpo. Es por ello que situaciones de inestabilidad y caída del ánimo, provocan de manera directa que la columna se queje en formato de dolor.
-Mire Doctor, yo la única caída que tengo es la de la otra vez por la escalera. Me parece más razonable esa caída para que mi columna se queje que una caída del ánimo.
-No señor, siguió el facultativo: la columna es el eje central de nuestro tronco, de manera que cuando polarizamos demasiado hacia un aspecto de la realidad, como por ejemplo hacia el lado femenino, que todos tenemos, negando el masculino o al revés, este eje se tuerce.

Lo que me faltaba. Soy gay porque tengo la columna torcida (…yo sabía lo de barba candado…). Salí del consultorio médico pensando si no sería mejor, más humilde, reconocer que algo no sabemos en lugar de dar disparatadas respuestas o pretender intelectualismo. Pero es cierto, lo que yo pido es muy difícil, por eso les recomiendo el trabajo de mí autoría en donde explayo las bondades no explotadas del cascarudo al ser un insecto que no reconoce sus propias limitaciones. Fácticamente es imposible que este bicho vuele teniendo alas tan chicas en comparación con su cuerpo y sin embargo insiste en cortos vuelos que siempre culminan contra todo objeto contundente que se le presenta al paso y una serie de chichones que lo alientan a remontar vuelo otra vez.

A la conclusión que arribo en ese ecuménico trabajo, y que la Asociación Amigos del Cascarudo Toro reivindica, es que en la línea de evolución natural este insecto ha logrado llegar al nivel mayor y transmutar en célebres personajes que, ignorantes de sus limitaciones, insisten en ocupar espacios que le son esquivos (hay actores, cantantes, profesores, deportistas, profesionales, políticos, etc., y que cada uno de ustedes ya debe haber reconocido. Yo no voy a decir quiénes). Un beso.


Diagramación & DG: Andrés Gustavo Fernández

7.06.2011

¿TERROR DELIBERADO?

Por Juan José Oppizzi

Sus Artículos en ADN CreadoreS

¿Estamos sometidos mediáticamente a un criterio de catástrofe? ¿Existe en algunos medios de la palabra escrita, hablada y de la imagen la intención de difundir ideas apocalípticas? Estas preguntas parecen, por un lado, extrañas y por otro, obvias. Hay quienes lo negarán, en nombre de la objetividad informativa; otros lo afirmarán, esgrimiendo una justa crítica al sensacionalismo. Pero lo que aquí analizo está ubicado en un plano más sutil: se refiere a un propósito oculto, a una actitud cuya evidencia no es fácil de poner a la luz. En todo caso, la meneada objetividad informativa, además de no existir (puesto que proviene de seres humanos, que, en tanto sujetos, emitirán siempre productos subjetivos), bien puede tener a su cargo la parte seria del disfraz. Y el sensacionalismo, como ramificación carnavalesca, bien puede tener a cargo la labor complementaria, es decir la banalización suficiente como para que lo esencial pase inadvertido.

Un ejemplo casi perfecto podría verse en la manera de transmitir lo que sucedió en Haití. Mientras la objetividad informativa se ocupó correctamente de mostrar el horror de heridos, muertos y desamparados (tanto por el sismo de enero de 2010 como por la atroz ruina en que se debate ese país), el sensacionalismo empezó a descubrir temblores de tierra en diversos puntos del globo. La información seria estuvo seguida por una derivación paranoica, pero como su inicio era palpable (un terremoto y muchos temblores debidamente cubiertos con los datos reales y con las cifras comprobables de los organismos adecuados), adquirió realidad concreta. Bastó con ocultar (o ignorar que existe) el dato científico de que en todas las zonas sísmicas hay temblores diariamente. Si ubicamos los instrumentos de medición en los lugares claves de la actividad geológica, los informes siempre darán un altísimo número de anomalías en horas. 


Tras el movimiento de Haití, las noticias corrieron como reguero de pólvora con sacudidas en Tierra del Fuego, San Juan, Japón, algún lugar de Europa y otros de Asia Central. Los fenómenos que usualmente se producen sin cobertura periodística fueron puestos bajo la lupa de la información y en línea con el terremoto haitiano. Fue inútil que algunos especialistas (unos pocos, como para que sus voces no anularan el efecto dominó que se había creado) insistieran en que las diferentes placas tectónicas relacionan sus movimientos sólo cuando están en contacto (la placa sobre la que se halla Haití no tiene nada que ver con la que sostiene a la Tierra del Fuego ni ésta con la que soporta a Japón); la conclusión inducida condujo a la idea de que el planeta se estremeció como un perro que se sacude el agua. Y las deducciones fueron replicándose como otro sismo mental en la opinión pública: si el planeta se sacudió de un extremo al otro, es porque se desestabiliza; si se desestabiliza, es porque hay un cataclismo global inminente; ¡Ya lo decía la Biblia!, ¡Ya lo decía Nostradamus!, ¡ya lo decía Edgard Cayce!, ¡Ya lo decía (un poco más argentina y modestamente) Solari Parravicini!

¿Quién podría interesarse en sembrar miedo y para qué?

En primer lugar, ya nadie puede decir que los medios masivos de comunicación son ajenos a los centros de poder. La influencia sobre la opinión pública es una muestra directa de poder. El “quién” estaría allí en donde haya palancas que sirvan para mover los criterios masivos en función de los más diversos intereses, circunstanciales o de largo plazo. Es en esta última alternativa en la que resulta factible colegir planes globales a cargo de poderes también globales. La experiencia histórica demuestra que, a medida que la tecnología avanza, mejores son los resultados del impacto multitudinario de cualquier idea. Y quienes han tomado esa experiencia histórica como un muestrario de ejemplos, saben que el factor más apto para el logro de cualquier fin que involucre a la sociedad entera es el miedo. El “para qué” estaría respondido en esa conclusión. ¿Y cuál es el miedo planetariamente conocido desde la antigüedad (puesto que se relaciona con premisas biológicas)?: el miedo a la extinción del género. 


La idea de un Apocalipsis siempre retorna a la superficie del cavilar humano; subyace como temor primario al corte de la supervivencia del conjunto. Es posible hallarlo en todas las culturas del mundo, en los momentos históricos en los que algo amenaza seriamente la estabilidad colectiva. ¿Qué mejor, para el designio oculto de ignotos mandamases, que usar las alarmas naturales del hombre? ¿Qué mejor que estimularle el terror atávico? ¿Quién podría, bajo el imperio del miedo, discernir si se trata de una acción justificada o si se trata de una maniobra hábilmente inyectada? Ni Maquiavelo pudo contemplar el uso a un nivel tan monstruoso de una herramienta tan eficaz. Es suficiente que nos imaginemos una histeria mundial, con discursos e imágenes acordes, para tener noción del nulo margen de maniobra que podrían conservar el raciocinio, el análisis y el equilibrio. En la cúspide del miedo, cualquier propuesta (aun la peor que imaginemos) sería obedecida y avasallaría cualquier reacción que pudiere existir.

Las profecías apocalípticas, desde las más prestigiosas hasta las menos difundidas, desde los fragmentos correspondientes de la Biblia y las claves encriptadas de Nostradamus hasta los balbuceos semiconscientes de Edgard Cayce y los escritos borrosos del argentino Solari Parravicini (haciendo abstracción del mérito que le corresponde a sus entusiastas intérpretes), tienen una estructura similar: una catástrofe vengativa, de la que se verán libres los que sigan determinadas pautas de conducta. Es decir que el Apocalipsis tiene en su desarrollo una puerta de escape; no es un desastre absoluto y definitivo. En esa característica se ve la mano del instinto de conservación: hay una campana de alerta que busca siempre la posibilidad de la sobrevivencia del género. Para quien o quienes deseen explotar esta idea, la mayor parte del mecanismo está servido en bandeja; falta lo que los medios masivos le agregan: el correlato con los hechos cotidianos, las deducciones que se producen con apenas unas leves sugerencias. De esa manera, la palanca inductora pasa casi inadvertida y el sometimiento está prácticamente garantizado.


6.10.2011

EL HOMBRE, EL CLIMA Y LOS DESASTRES


Por Juan José Oppizzi


Cuando una granizada, un huracán o una inundación se precipita sobre las viviendas y los elementos que le sirven para existir al hombre, esos hechos adquieren la categoría de “desastre”. Tales “desastres” son catalogados como “naturales” para diferenciarlos de los que el hombre desencadena, como las guerras, las persecuciones, las limpiezas étnicas o las contaminaciones del medio ambiente. El conocimiento actual tiende a achicar las diferencias entre el concepto de desastre natural y el de desastre provocado, en virtud de que respecto de los primeros ha surgido una certeza: el grado de responsabilidad humana. 

Ya está suficientemente proclamado el efecto de la mano del hombre sobre el cambio climático. Y vale la pena subrayar que también la idea del cambio climático está siendo manejada en forma alevosa, y la mayoría de la gente repite argumentos que están más cargados con el viejísimo tinte apocalíptico de los predicadores efectistas que con los análisis claros de una realidad concreta. Alguna vez debería hacerse un estudio sobre el gran negocio mediático que le implica a numerosos charlatanes el hablar disparates y fabricar teorías absurdas, aparte de la confusión que desparraman. Pero aquí me interesa apuntar, más que nada, ángulos poco frecuentados del problema. Por ejemplo, algunos datos de la historia de nuestra Pampa.

En la actualidad, la Pampa suele dividirse en Húmeda y Seca. La Húmeda es la del este, más o menos desde la línea fronteriza entre las provincias de Buenos Aires y La Pampa, hasta el Río de la Plata y el Océano Atlántico. La Seca es la ubicada al oeste de esa línea, es decir la que coincide más o menos con el territorio de la provincia de La Pampa. Hace doscientos años, no había pampas húmedas o secas; toda la región era predominantemente seca. Había unos pocos grandes cursos de agua –el río Salado del sur, el Arrecifes, el Vallimanca, el Quequén, el Sauce Grande, dichos con sus actuales nombres– y los que hoy revisten el carácter de arroyos respetables eran apenas cañadones intermitentes. Las lagunas eran mucho menos abundantes. Los aborígenes apreciaban las zonas húmedas, dado que las estaciones de calor reducían las posibilidades de aprovisionarse de agua potable. Sus asentamientos eran en terrenos que quedaban a salvo de aluviones (aunque las lluvias solían ser más espaciadas que ahora). Cuando los colonizadores europeos invadieron por completo las tierras de esta zona, en la segunda mitad del siglo XIX comenzó el primer gran cambio ecológico: la forestación. Excepto el ombú, una hierba gigante, en toda la Pampa no existían vegetales que pudieran dar la misma sombra. Desde 1850, llegaron árboles ajenos al medio: higuerillas, acacias, sauces, paraísos, eucaliptos, álamos, cipreses, pinos, cedros, abetos, araucarias, ligustros; sin contar los frutales: naranjos, mandarinos, limoneros, manzanos, olivos, durazneros, ciruelos, nogales, castaños. El efecto de la población arbórea fue casi inmediato: el aumento de la sombra disminuyó la evaporación del agua; la cuota multiplicada de oxígeno cambió la composición del aire; el tejido de raíces modificó la manera de absorber y recuperar los líquidos en los suelos.

Después llegó el otro gran cambio: la explotación intensiva de la ganadería. Enormes masas de animales ovinos y vacunos se distribuyeron por extensiones que antes habían visto discurrir el ciclo de sus pastizales en forma lenta. El consumo rápido de hierbas obligó a la tierra a una renovación igualmente acelerada, con la añadidura del abono animal.

A esa altura, la humedad ambiente empezó a crecer, las lluvias se hicieron más frecuentes, los vientos llenos de polvo de otrora comenzaron a transportar mayor cantidad de nubes, se hizo habitual un fenómeno que solía visitar la región muy de vez en cuando: la niebla. Los ríos se fortalecieron; las lagunas mantuvieron sus caudales todo el año; los cañadones dibujaron arroyos persistentes.

Y entonces llegó el mayor de los factores de cambio: la explotación agrícola. Por primera vez se araron miles de hectáreas; se sembró maíz, trigo, girasol, lino. Los campos se vieron tapizados por nuevos vegetales no graníferos: el cardo de Rusia, el sorgo de Alepo, la alfalfa y más recientemente la celebérrima soja. Algunos, dañinos; otros, complementarios de las siembras y de los abonos, y otros, ambas cosas. El régimen de absorción de agua se alteró; surgió pronto un fenómeno que, de insignificante, pasó a ser importante: la erosión.

Tantas modificaciones fueron acompañadas del poblamiento humano. Se formaron parajes, villorrios, ciudades. Se trazaron caminos, se construyeron puentes. Vino el ferrocarril. Los caminos y las vías férreas se hicieron sobre terraplenes. Se construyeron diques y represas, que formaron inmensos espejos de agua, a su vez fuente de ciclos ampliados de condensación y evaporación.

Aquí voy a exponer una teoría que puede sonar extraña, ya que contradice las afirmaciones masivas habituales: hasta ahora, las modificaciones realizadas por el hombre sobre su medio ambiente han ido más rápido que los cambios palpables de éste. Pero, justamente, ése es el problema principal. Las granizadas, los huracanes, las lluvias, no son muy diferentes de lo que eran hace doscientos años, aunque algo hayan variado; sólo que ahora inciden sobre una estructura que en aquel entonces no existía. Una granizada de 1800 en esta región podía afectar a los animales autóctonos y a los centros poblados indígenas (mejor preparados que muchas de nuestras modernas construcciones); un huracán quizá a lo sumo rompía algunos ombúes; el desborde de un río no era algo digno de mención para los habitantes primitivos de la Pampa, salvo por impedirles el paso al otro lado en algunos días. Los fenómenos climáticos –pese a lo que digan exaltados sabihondos– no son más intensos ahora que en el pasado. Hasta podría citar la novela Los hijos de capitán Grant, de Julio Verne (hombre bien informado, si los hubo), en la que se menciona una pedrada ocurrida hacia 1830 en Guaminí (recordemos que parte de dicha novela se desarrolla en esos lugares), oportunidad en que murieron ñandúes, liebres, peludos y zorros. Imaginemos el escándalo que harían los gritones mediáticos de hoy si sucediera algo como eso arriba de nuestras modernas cabezas y de las de nuestras refinadas mascotas. Asimismo, un argumento puramente físico desmiente que los vientos de la actualidad sean peores que los de aquellos años: la cantidad de árboles que hay a lo ancho de la Pampa le pone obstáculos a la marcha de las masas de aire inferiores.

Una granizada actual encuentra millones de techos, de vehículos y de árboles frutales donde caer. Un huracán se apoya en millones de construcciones y puede hacer volar millones de objetos. Un desborde de río puede tapar millones de viviendas ribereñas, arrastrar miles de puentes y romper cientos de diques. Aun si esos fenómenos tuviesen la mitad del volumen que tenían en épocas remotas, igualmente harían miles de veces más daño, a causa de todas las cosas que hay expuestas a dañarse. El desarrollo de muchísimas recientes obras como carreteras, barrios nuevos de ciudades, elevación de terrenos, modalidad de laboreo de los campos, canalizaciones para el drenaje de diversas fuentes de agua temporarias y permanentes, etc., no siempre –o mejor dicho casi nunca– fue contemplado en línea con estudios de hidráulica, de topología o de antecedentes geográficos. Simplemente se realizaron de acuerdo con criterios momentáneos (cuando no oportunistas) e individuales, es decir no en función de la pertenencia a la comunidad. Entonces cuando parte de una ciudad queda arrasada, porque las viviendas de los planes sociales no fueron construidas previendo la eventual fuerza de los vientos, porque se rellenó absurdamente el lecho de una cañada, porque no se revisó la profundidad y características de las napas subterráneas o porque se creyó que el pacífico río cercano seguiría en el mismo nivel de crecidas aun cuando se le vuelca el triple de escurrimientos que diez años antes, entonces la rapidísima solución argumental es la del “inexplicable comportamiento del clima”, la de las lluvias “inéditas”, los vientos “nunca vistos”, las crecientes “inesperadas y más grandes de la historia”...

Una de las incógnitas con las que nos hallamos en cuanto accedemos a la indagación del cambio climático es hasta qué punto es un cambio y hasta qué punto el hombre cambió los elementos sobre los que el clima actúa. Si no logramos establecer con exactitud una y otra cosa, las soluciones que se puedan aplicar serán parciales. Tal vez los efectos del dichoso cambio aún no sean tan palpables; quizá cuando lo sean no puedan revertirse.