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4.17.2013

LOS PODERES DEL CHAMAN [4/7]

Por Francisco Trujillo






LAS FUNCIONES DEL CHAMAN

En el ejemplo del Capítulo anterior, especie de modelo promedio de la intervención de un Chamán en la vida cotidiana de una Comunidad Tradicional, podemos observar las Principales Funciones que todo Chamán ha cumplido a lo largo de la Historia.

Ake Hultkrantz, especialista en el Tema, describe al Chamán como ejecutor de Cinco Principales Funciones:

 Curandero.
 Psicopompo o Conductor del Alma de los Muertos.
 Animal-Mago.
 Profeta.
 Sacerdote de Sacrificios.

Curandero. El Chamán tiene la capacidad de curar, pues conoce y mantiene contacto con las Fuerzas que para la mentalidad mágica tradicional provocan los estados patológicos, a saber, los Entes Espirituales. Esta mentalidad supone que cuando un hombre cae enfermo se debe  a que su Espíritu "se ha extraviado" o ha sido capturado por alguna Potencia Espiritual; de tal manera que lo procedente es, Primero, averiguar el Origen concreto de la enfermedad, luego las razones responsables de dicho caso, para posteriormente encontrar los Medios, de Carácter Mágico al igual que la enfermedad, para restaurar la Salud. Comúnmente, los Chamanes añaden a esta Capacidad de naturaleza espiritual un Conocimiento bastante preciso de la Herbolaria y de la Medicina Natural.

Como Psicopompo, o Conductor de las Almas de los Muertos, el Chamán no tiene, a diferencia del punto anterior, competencia dentro de la Comunidad, pues él es el único Hombre que Conoce en Detalle los Caminos que llevan al Más Allá, y que cuenta, inclusive, con la Fuerza necesaria para, en dado caso, rechazar los posibles ataques de Potencias Espirituales interesadas en apoderarse del Alma del recién muerto o en impedir su entrada en el Otro Mundo.

Un punto señalado por los diversos Autores que han estudiado las Religiones Arcaicas, es el interés que el hombre, en aquellas lejanas Epocas mostraba hacia la necesidad de que el Alma de sus Muertos no regresaran a este Mundo.

Más adelante, por otro lado, veremos con mayor detenimiento, el papel del Chamán como Animal-Mago, aunque en el caso de nuestro ejemplo ha sido evidente una personalidad no humana del Chamán, cuando en el Otro Mundo se metamorfoseó en un Animal Mágico. Mucho del Poder del chamán  se basa en esta doble personalidad, que hermana su Ser propiamente Humano con una Fuerza Animal, irracional, trascendente, mágica y misteriosa.

Como Profeta y Sacerdote de Sacrificios, en el caso referido, el Chamán supo, sin que ningún hombre se lo comunicara, la existencia de dos enfermos en una determinada choza de tal Aldea; asimismo, también lo hizo cuando advirtió a la Nueva Pareja de Esposos que si no realizaba ciertos Ritos Específicos, las adversidades se lanzarían sobre ellos. En ambos casos, el Chamán usó su Capacidad para enterarse de lo que sucede en un lugar donde él no se encuentra él de manera física.

Por otra parte, como Sacerdote de Sacrificios, la Función es la de Señalar los Ritos que han de cumplirse; es él quien conoce con precisión el tipo de Sacrificios necesarios para Determinados Fines y para cada uno de los Espíritus que pueden influir en las Operaciones Realizadas.

Además de lo Anotado, el Chamán cuenta con otras Capacidades, tales como la Bilocación, arriba señalada; puede Escuchar Voces Sagradas, cambiar la Forma y el Peso de su Cuerpo para hacerse tan ligero como un Insecto o tan pesado como una Montaña, puede Tornarse Invisible y también Volar.

Las distintas Funciones del Chamán se encuentran más vinculadas con Aspectos Culturales. El es quien, por sus Propias Funciones y por la Característica de sus Poderes, concentra la Memoria Colectiva  de su Gente;  no solamente los Conocimientos Prácticos y los Rituales de tipo oficial, digamos, como los que realiza  todo Sacerdote, sino también aquellos Especiales y Trascendentes, más vinculados con una Visión Mística  de la Cosmología de su Pueblo. El no sabe solamente cómo fue que Se Creó el Mundo y cuales son las más importantes Potencias Espirituales, sino que conoce  a dichas Potencias, Angeles, Dioses y Demonios, a la vez que ha presenciado, con los Ojos de su Poderoso Espíritu, desenvolverse ante él mismo, ante sus diversas Personalidades, los Misterios de la Creación. No solamente Ha Aprendido "en Teoría" de su Instructor tales Misterios, sino que los Encarna, los Vive y los Reproduce con cada uno de Sus Actos.



EL EQUIPO DEL CHAMAN

Los Poderes Mágicos del Chamán, como hemos visto, dependen de una muy personal característica de aquel Individuo "llamado" o escogido, así como también de su Preparación; pero además, dichos Poderes se encuentran estrechamente vinculados con la Indumentaria que Porta.

Las diferentes Partes del Vestido del Chamán guardan un Profundo Significado; nada de lo que él Viste se encuentra ahí por Azar, y comúnmente cumple Una de Dos Funciones, si no es Ambas: o participa en el Incremento de la Fuerza Espiritual de su Portador, o se encuentra ahí como una Señal para los Espíritus, positiva o negativa, de Bienvenida o de rechazo.

Es por todo esto que el Atuendo forma parte importantísima  del "Equipo" Mágico del Chamán, así como el Traje de un Astronauta o el de un Buzo. Después de todo, es muy parecida la Función de los Tres Trajes, pues cada uno de ellos resulta necesario para realizar la "Inmersión" o el "Viaje" por un ambiente hostil; en el caso del Astronauta se trata del Espacio Exterior, el Buzo baja al Ambiente Submarino, mientras que en el caso del Chamán, se trata del Más Allá, de donde las Almas comunes y corrientes no pueden regresar, por lo menos sin sufrir Grandísimos Cambios.

Al igual que muchos de los Elementos que entran en Juego en el Chamanismo, los Factores Mágicos y la participación directa de las Potencias Espirituales en la Vida del Elegido se hacen manifiestas, en lo que respecta al "Equipo", por la Vía de los Sueños y de los Acontecimientos Fuera de Lo Común. No de cualquier manera es que el Chamán Se Apropia de sus Objetos de Poder, como también se les llama, pues Cada Uno de Ellos participa íntimamente en su Unicidad Personal, pasa a formar parte de su Fuerza Mágica y la Fortalecen. El Nuevo Chamán tiene que "salir a la búsqueda" de sus Objetos de Poder, o esperar que de alguna manera Ellos Se Le Manifiesten en la Vida, para lo cual debe permanecer atento a la mínima Señal y actuar en el momento preciso. En Ocasiones estos Objetos Le Salen al Paso, inclusive ciertas Extrañas Voces proporcionan la Clave para dar con Ellos, a veces Ellos Mismos Se Arrojan a su futuro Poseedor.

Los Principales Componentes de este Equipo son:

 Traje.
 Manto.
 Máscara.
 Pectoral.
 Tocado.
 Calzado.
 Tambor.
 Palillo.

El Traje es la Base  de la Indumentaria del Chamán; sobre él descansarán Elementos Más y Más Específicos. Existen grandes variaciones entre las diversas Regiones y Pueblos en torno a este punto, e inclusive entre los de la misma Región y Pueblo. Existen Chamanes, como los de la Tribu noadit, que realizan sus Prácticas desnudos, mientras otros cargan un Traje que entre Adornos y Objetos de Poder que de él penden, llega a pesar más de veinte kilogramos. Con todo, el caso de los noadit no es muy común.

La Confección del Traje del Chamán se encuentra vinculada con la Naturaleza Específica de su Poder, así como con la Fuente del mismo. Los Espíritus Aliados, o Protectores, determinan la clase de Elementos que Pasarán a Formar Parte del Traje; si estos Espíritus Familiares, como también Se Les Llama, se Manifiestan en Forma de Animales, por ejemplo: un Oso, un Lobo o un Bisonte, entonces la piel de dicho Animal constituirá la Base del Traje, así como los huesos del mismo formarán parte importante del Atuendo, y en tal sentido el Traje servirá para identificar al Chamán con sus Aliados, así como para facilitar su Participación en los Poderes del Mismo.

Sobre dicha Base, y también con Grandes Variaciones entre un Chamán y otro, Serán Colocados los Objetos e Imágenes que Simbolicen e Invoquen los diversos Poderes de la Naturaleza, entre los que se encuentran las Serpientes y Reptiles, las Aves y hasta huesos y cabellos humanos; se pueden encontrar Símbolos de los Poderes Planetarios del Sol y de la Luna: del Mar y de la los Vientos, de tal manera que el Traje llega inclusive a constituirse en una especie de summa del Universo, o de la Parte del Universo con la cual el Chamán  se encuentra particularmente vinculado. El Traje, de esta manera, resulta ser una especie de Microcosmos que reproduce el Orden Universal y que facilita las idas y venidas del Chamán entre Uno y Otro Polo de la Existencia.

Dado que el Chamán porta este Traje durante sus más importantes Ceremonias, éste llega a ser considerado una Morada de los Espíritus y Centro de Concentración del Poder Personal de su Portador, a tal Grado que, cuando Este muere, la Prenda llega a considerarse como un Objeto Sagrado y, en ciertas ocasiones, es llevada hasta un lugar solitario y lejano de la Comunidad, con el fin de que los Espíritus la abandonen cuando lo deseen, sin que ello cause algún problema.

El Manto es una Extensión del Traje Base, Fabricado también con la Piel del familiar o Animal de Poder, del cual ostenta colgados algunos Objetos Especialmente Poderosos, así como, pintados, Diseños Evocadores de las Fuerzas Naturales que son Manifestaciones de los Poderes Espirituales.  

La Máscara es un Elemento de la Mayor Importancia, aun cuando existe una buena cantidad de Chamanes que Realizan sus Operaciones sin ella. la Máscara cumple Funciones similares a las del Traje, pero colocada sobre el rostro, aumenta en buena medida su Significado: la Máscara funciona como Clave para que el Chamán sea "reconocido" por los Espíritus amigos y enemigos; para que en el Primer Caso, estos Sean Atraídos, mientras que, en el Segundo, Se Alejen. Cumple también la importantísima Función de Permitir la Optima "Personificación" de los Espíritus en el Chamán, es decir que él por medio de la Máscara, facilita que las Fuerzas Espirituales con las que se encuentra vinculado "lo posean", digamos, lo utilicen como Medio de Expresión de una manera fuerte y clara.

La Máscara puede ser fabricada casi de cualquier material natural, como pueden ser las Pieles, la Madera, las Piedras, los Metales e inclusive Calaveras de Animales y hasta Humanas, pero también pueden llegar a simplificarse tanto como una capa de Pigmento o de Aceite sobre el rostro.

El Pectoral es una Pieza fabricada comúnmente de Metal que puede adoptar ciertas Formas y Tamaños pero generalmente el Chamán lo porta, como su nombre lo indica, sobre el pecho; tiene una superficie pulida, por lo que posee, las Virtudes del Brillo y la Reflexión. Contiene varios Significados y Funciones, dependiendo -como muchas de las cosas que pertenecen a este Mundo Mágico- de la Personalidad e Indole del Portador: puede simbolizar el "Brillo Interior" del Chamán así como su capacidad de "ver" el Alma de los demás humanos; al igual que ellos mismos pueden "verse", es decir pueden Reflejarse  en su Superficie. por otra parte, sirve también como Objeto de Adivinación y como Repelente contra los Demonios, pues se cree que cuando estos ven reflejados sus rostros en la Superficie del Pectoral, salen huyendo asustados.

El Tocado, que en ocasiones se convierte en un Sombrero, varía también mucho en cuanto a Formas y Tamaños; normalmente se confecciona con Plumas o Cabezas Disecadas del Animal Familiar, también conocido como Nagual del Chamán. La Función es la misma que la del Traje, la Máscara y el Pectoral, solamente que de una manera específica sobre la Cabeza del Chamán, su parte más apreciada. Cuando se compone de Plumas, tiene la Función Especial de brindarle Seguridad y Potencia en los "Viajes".

El Calzado es un Elemento de importancia relativamente menor.
"En aquellas regiones -escribe Ward Rutheford- en las cuales se hace necesario un Calzado Especial, éste puede representar la Pata de un Ciervo, la Garra de un Ave o la Zarpa de un Oso." 
Su Función es la de permitir y facilitar, también, que el Chamán sea capaz de desplazarse Caminando en el Mundo de los Espíritus.

Con el Tambor entramos en un Terreno de particular importancia dentro del "Equipo" del Chamán. El Tambor no se lleva puesto, ni se encuentra fabricado con la Piel o los Huesos del Animal Familiar o Nagual, sino que participa de una Simbología más abstracta y generalizada a nivel mundial.

En Primer Lugar, debemos decir que el Tambor, fabricado comúnmente con un marco de Madera, más bien ovalado, y que tensa un solo Parche de Cuero, es una especie de "contenedor" de Espíritus, por medio de cuyo Uso el Chamán es capaz no solamente de Provocar Su Propio Extasis, sino también de Evocar y de Mantener la Presencia de sus Espíritus Protectores mientras realiza sus Operaciones.

Con ayuda del Tambor, el Chamán realiza su Viaje como si fuera un Caballo o una Canoa; en ciertas Ocasiones El se considera a Sí Mismo como una Flecha Lanzada Hacia Las Alturas, en cuyo caso el Sonido del Tambor hace las veces de Arco.

Con el Tiempo y las Distancias, el Tambor ha Cambiado mucho de Forma, no así de Función; en América Central y del Sur se ha convertido en ciertos casos en una Matraca; en Asia Central ha adquirido la Forma de un Instrumento de Cuerda, rudimentariamente parecido a un Banjo.

Se supone que el Aro del Tambor, siempre de Madera, se fabrica, en la mayoría de los casos, con la del Arbol del Mundo, o Arbol Cósmico, Centro Arquetípico del Universo y Canal Vivo de Unión entre el Altísimo Cielo, el Mundo Humano y el Submundo. Por dicho Arbol el Chamán Asciende y Desciende entre los Planos de la Existencia.

El Arbol es una Visión frecuente en el Extasis Chamánico y Pieza Central de su Cosmología. Es por medio de Sus Sueños, y otras Manifestaciones Mágicas, como el Chamán que aún no tiene Tambor recibe las Señales para destacar sus Poderes. También tiene Gran Importancia y se encuentra Fabricado comúnmente con Hueso, Madera o la Cornamenta de un Animal Poderoso.

Armado con este Instrumento tan fuera de lo común, tan lleno de Poder Mágico, el Chamán se encontrará en las mejores posibilidades de tener Exito en sus Empresas.

Es clara la peligrosidad que representa el ejercicio de su Vocación, pues al internarse en el Mundo de los Espíritus se pone al Alcance de Potencias muy por encima de las Humanas, y con el fin de salir airoso en el enfrentamiento con ellas es que busca Aumentar su Poder Personal por medio o con el auxilio de estos Elementos. La sola Fuerza Espiritual, que es muchísima en un Chamán maduro, resulta poca en este sentido, y en la mayoría de las veces es necesaria la participación de Elementos Externos como los aquí mencionados.



LAS PLANTAS SAGRADAS

 La Ayahuasca
 El Cactus de San Pedro
 Los Hongos alucinógenos (que son diversos)
 El Ololiuhqui
 El Tabaco
 El Peyote

Estas Plantas son conocidas como "Sagradas", porque el Efecto Alucinógeno de sus Componentes sobre la Conciencia Humana es interpretado por la Visión del Mundo del Chamanismo como Manifestación de un Poder que viene directamente del Mundo de los Espíritus. Que quede bien claro: existen otras plantas como la Marihuana {cannabis indica}, la Mandrágora, la Belladona, la Datura, consideradas también como Sagradas, pero trataremos las enlistadas. Para mayor Información en este punto, recomiendo al Lector la obra de Michael Harner: Alucinógenos y chamanismos.

Ayahuasca. {banispsterosis caapi} Es conocida entre los jíbaros del Amazonas como ayahuasca, palabra que traducida al Castellano significa algo así como "vino del alma". También recibe el nombre de yaje y caapi. 

El Poder Alucinógeno de esta Planta se encuentra en los Alcaloides llamados Harmolina y Harmina, conocidos también como "telefatina" por su supuesta capacidad para provocar Estados Alterados de Conciencia que permiten Fenómenos relacionados con la PES (Percepción Extrasensorial).

La ayahuasca es la más importante y difundida de las Plantas Sagradas de América del Sur, usada además por otros Grupos Etnicos, los jíbaros, los indios canibo y los cashinahua, sirve como base para preparar una Brebaje muy Poderoso.

El Cactus de San Pedro. Conocido simplemente como San Pedro {Trichocerus pachenoi}, en el Perú y como achuma en Bolivia, se trata de una cactácea de muy antiguo uso en América del Sur. Su Agente Psicoactivo es la mezcalina.

De esta Planta todavía se prepara un Brebaje con la misma Técnica que los conquistadores españoles atestiguaron en sus primeros contactos con las Etnias sudamericanas: se corta el Cactus en rebanadas más o menos gruesas que se dejan remojando en Agua Pura durante Siete u Ocho horas, para luego desechar las rebanadas y Beber el Agua. Es muy Eficaz y Potente para Provocar los también llamados "Estados de Conciencia Alterada".

Hongos alucinógenos. Existen varios Tipos y son usados principalmente por los Chamanes de los diferentes Pueblos de México, país que los dio a conocer al Mundo Occidental contemporáneo, aun cuando se sabe que en la Antiguedad también se consumían ciertos Hongos de este tipo en diversas Regiones de Europa y de Asia.

Ololiuqui. Es una Planta {rivea corymbosa} cuyas Semillas ya utilizaban los Antiguos Mexicas para preparar un Brebaje Alucinógeno, o Provocador, si se prefiere, de "Estados Sagrados" o, "Alterados de Conciencia". El Agente Psicoactivo es nada menos que el Acido Lisérgico, ditilamida, mejor conocido como LSD. De ese Antiguo Uso dan fe los diversos Cronistas de las Conquistas de México. Actualmente es usada de manera principal por los zapotecos.

Peyote. Como el de San Pedro, también el Peyote {lophophora wiliamsii} es un Cactus cuya fundamental Sustancia Psicoactiva es la mezcalina, aunque contiene más de 30 Agentes de ese tipo.

Es usado en el Norte de México, en especial por los huicholes, los coras y los tarahumaras. En Estados Unidos es usado por los indios kiowa y los comanches.

Tabaco. Aunque parezca sorprendente, un tóxico tan "doméstico" y común como el Tabaco {nicoteana tabacum} posee Capacidades Alucinógenas, que son son usadas especialmente por ciertos Pueblos de América del Sur, como los campa, del Este de Perú, quienes lo combinan con la ayahuasca; o como los marao de Venezuela, que lo utilizan solo y alcanzan un Grado de Extasis tan Profundo y Sagrado como podrían lograrlo con cualquier otro Alucinógeno.

Como ejemplo de los Efectos Alucinógenos de estas Plantas, citemos aquí un Relato de Gerard Reichel-Dolmatof, quien detalla la Experiencia Extática del pueblo tukano, en Colombia, producido por la ingestión del Brebaje Sagrado de la ayahuasca:
Según los tukanos, luego de penetrar en un Recinto de Colores y Formas difusas dentro de una indefinida Luminosidad, la Visión gradualmente va cobrando Forma y Claridad ante sus ojos, al tiempo que va enriqueciéndose con Significativos Detalles. Aparece ante ellos la Cinta Celeste conocida por nosotros como Vía láctea, y a la distancia la "fertilizante luminosidad del Sol".
La Primera Mujer Emerge de las Aguas de un inmenso Río y da origen a la Primera Pareja de Ancestros y el Majestuoso Señor de los Animales de la Jungla y de las Aguas, ante cuya presencia vieron nacer espontáneamente las Maravilosas Formas de los Animales, así como la Vegetación: ¡El Origen mismo de la Vida! El Origen del Mal también Se Les Manifiesta: Jaguares y Serpientes, las Fieras responsasbles de las Enfermedades, y los Espíritus de la Jungla, que con sus mentiras y artimañas pierden a los Hombres cuando van solos de Cacería.
La Música de los Tiempos Arcaicos puede Escucharse y los Ancestros son vistos mientras Danzan alrededor de la Creación. El Origen de los Ornamentos usados en las Ceremonias, las Coronas de Plumas y otros Tocados, los Collares y los Pectorales, los Brazaletes y los Instrumentos Musicales, todos se encuentran presentes... Por medio de estas Visiones, Nuevas "Puertas" Son Abiertas A Través de las Cuales es posible avizorar otras Dimensiones que son siempre Más y Más Profundas...
Para estos indios la Experiencia Alucinógena escencialemente sexual, aunque lo importante es "sublimarla", pasar de lo erótico, de lo sensual, hasta una Unión Mística con el Cosmos, con el Mundo Mítico, hasta Ingresar al Nivel del Estado Intrauterino, que es el Grado Ultimo, el Mayor y Más Alto, Alcanzado por Muy Pocos pero Deseado por Todos. Encontramos la Más Clara Expresión de ello en las palabras de un indio educado por misioneros:
"Tomar yaje -declara- es un Coito Espiritual, es la Comunión Espiritual de la que hablan los Sacerdotes". 




Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin




2.27.2013

LOS PODERES DEL CHAMAN [3/7]

Por Francisco Trujillo







EL CHAMANISMO: 
DEFINICIONES FUNDAMENTALES

En la decimoquinta edición de la Encyclopaedia Britannica, refiriéndose a la palabra "Chamán", el profesor Vilmos Dioszagui escribe que su origen es tungúsico-manchuriano {samán}, derivada de la palabra sa, que es un verbo:
"Esto implica una relación con la raíz indoeuropea de la que derivan la francesa savoir y la española saber. De tal modo que el chamán, o samán, es "el que sabe", "dando a la palabra una relación etimológica con términos tan familiares como brujo {witch} y mago {wizardambos de la raíz indoeuropea que significa ver o saber, y que presente en las formas de la palabra francesa voir y de la castellana ver, ambas derivadas de la latina videre, así como también de la alemana wissen, es decir, saber.
El Chamanismo, como modelo de práctica religiosa arcaica, es un fenómeno por excelencia siberiano y central-asiático, pues fue en tales regiones donde los primeros investigadores , etnólogos y antropólogos, se encontraron con él y definieron sus rasgos característicos, aunque  debe quedar bien claro que una cosa es el modelo científico creado por estos investigadores  para explicar el Chamanismo y otra son las prácticas chamanísticas en sí, no realizadas únicamente en aquellas regiones asiáticas sino a lo largo, como veremos, de los Cinco Continentes.

¿Qué es lo que "sabe" el Chamán? ¿Cuál es la naturaleza de ese Conocimiento que lo enviste de tan enigmáticas ínfulas? Lo que sabe el Chamán, lo que él conoce por encima de todos los demás hombres comunes y corrientes es, precisamente, la respuesta a la serie de interrogantes que aquejan a la criatura humana desde que habita esta tierra.

El Chamán conoce las Fuerzas Escondidas que rigen la Naturaleza; él sabe todo acerca del Espíritu Humano y de sus íntimas relaciones con todas las otras Formas de Vida. Conoce de primera mano las Formas Divinas de la Existencia, él es capaz , gracias a que posee dichos Conocimientos, de realizar  casi todo tipo de Hazañas, todo aquello que a los demás hombres  les está vedado. El puede trasponer las barreras del Tiempo y del Espacio, cambiar su Forma por la de un Animal o por la de otro Ser Humano; restituir la salud de un enfermo o provocar la enfermedad en uno saludable; puede devolver la Vida a un muerto y, asimismo, provocar la Muerte.

El Chamán sabe acerca de esto y de mucho más, pues tiene también Conocimientos Secretos que la mente de cualquier otro hombre no sería capaz de comprender e inclusive de tolerar.

Lo que sabe el Chamán no solamente en sí, resulta maravilloso, sino que también la manera misma como lo ha aprendido, como ha llegado hasta él dicho Conocimiento; resulta sorprendente, pues además de la guía de un Maestro Humano, el verdadero Chamán, según la Tradición, adquiere sus Conocimiento directamente de las Potencias que Rigen el Curso del Universo, lo ha aprendido de lo que podemos llamar el Más Allá, el Mundo de los Espíritus.

Todo saber implica Poder. Cuanto Más Se Avanza en la ruta del primero, mayores son las Capacidades desarrolladas por el Poder Personal. En el caso del Chamán, dado que la Naturaleza de su saber es metafísica, en el sentido de que desborda o rebasa las fronteras de lo meramente físico, es trascendente y mágica; la índole de su Poder también es metafísica, trascendente y mágica y, por lo mismo, todo chamán es capaz de hacer lo que ningún otro hombre puede, ni siquiera los más poderosos o los más fuertes, ni los más inteligentes o inspirados, puesto que su Poder, así como sus Conocimientos, se extienden Más Allá de los límites de lo meramente humano.



LO QUE ES Y LO QUE NO ES UN CHAMAN

La Práctica del Chamanismo a lo largo de la historia se ha dado prácticamente en todo el mundo y en la gran mayoría de los grupos sociales. Siempre la imagen  del Chamán aparece  investida  de la misma aureola de majestad  y misterio, así como con patrones repetitivos que lo distinguen de otros "profesionales" o "especialistas" en el trato  con el Más Allá; es decir con las Fuerzas Trascendentes de la Naturaleza, entre los que  podemos encontrar  a los Magos, los Brujos, los Sacerdotes y los Mediums, de tal manera que debemos establecer las diferencias lo más claramente posible.

En primer lugar, un Chamán no es un Sacerdote, pues el tipo de operaciones que realiza para comunicarse con el Más Allá; no se sujeta a un cuerpo de creencias o a una doctrina más o menos institucionalizada, manteniendo en todos los casos un carácter o ciertos rasgos muy personales; para sus operaciones no cuenta con ninguna Escritura o Libro Sagrado, no sigue la huella de algún Profeta en el sentido estricto del término. Por otro lado, las funciones que cumple dentro de su grupo social son específicas y no pueden ser igualadas en el cuerpo ritual al que el Sacerdote por lo común se encuentra sujeto, como lo serían los Nacimientos, los Matrimonios, las Ceremonias de Iniciación a la vida adulta, etcétera.

Un Sacerdote es el miembro de una elite que se ha apoderado de la administración y el control de la vida espiritual del grupo, pasando de esta manera a formar él mismo, parte de un grupo; mientras el Chamán, por lo común, es un individuo, aunque muy vinculado con las creencias de su grupo social, solitario y normalmente reacio al convivio. No tiene que formar parte de ninguna elite para que su Trabajo Mágico sea tomado como legítimo, sino que posee, como ya fue señalado, una especie de "línea directa" con el mundo de los Espíritus; y sus Funciones, así, más bien cuentan con una empatía natural con la comunidad, pues representa y encarna su Cosmovisión (forma de ver el mundo) Tradicional. Por otro lado, las funciones sociales realizadas frecuentemente se encuentran más bien relacionadas con la muerte y con la enfermedad, ya sea para alejarlas o para atraerlas.
El Chamán no es un Brujo, pues ni la Naturaleza ni el origen del Conocimiento sobre el que uno y el otro basan sus Poderes es el mismo.
El Mago o Brujo manipula las fuerzas de la Naturaleza por medio de ciertos Entes Espirituales: posee ciertos Conocimientos de los cuales se derivan determinados procedimientos mediante los cuales es capaz de forzar tanto a los "Angeles" como a los "demonios", así como a las almas de los muertos, para hacer lo que él les ordena. Por su parte, el Chamán no posee fórmulas; con su propio Poder, casi podría decirse que "con sus propias manos", doblega a los seres espirituales y establece diversos vínculos personales con ellos. Un Brujo realiza un Hechizo o un Conjuro; el Chamán hace un Viaje al Más Allá, Asciende a los Mundos Superiores o desciende  a los Infiernos. El Brujo, por medio de la manipulación de Objetos Mágicos, influye sobre el curso de los hechos; para lograr efectos similares, el Chamán trata directamente con las Potencias Primarias del Universo.

El Chamán tampoco es un Medium, como los que existen en los diversos cultos africanos y afroantillanos... El Medium es aquel individuo que "presta" su cuerpo para que sea poseído por los Espíritus. El Medium, en efecto, sirve como "medio" de enlace entre nuestro mundo y el "Más Allá", pero lo hace de manera pasiva; mientras la acción del Chamán es siempre activa y lúcida, él no se abandona al capricho de los Espíritus, sino todo lo contrario: fuerza a los Espíritus a escucharlo y, echando mano de sus propios Recursos, va y viene al Otro Mundo, sin depender, como lo hace el Medium, de la sola voluntad de dichas Entidades.

En resumen, el Chamán cuenta con un carácter propio entre las muchas Formas que asumen los diversos manipuladores de Lo Espiritual desde los orígenes paleolíticos. No es Brujo o Mago, no es un Medium  ni un Sacerdote. El Chamán puede dedicarse a la brujería o a las funciones sacerdotales, pero un Sacerdote o un Brujo "a secas" no puede hacerlo.

Entonces, ¿Cuál es este rasgo característico del Chamán, que impide a otros Acceder al Conocimiento que él tiene y por lo tanto a sus muy particulares Poderes? Mircea Eliade, ya es un clásico en el Estudio de las Religiones en general, y en particular del Chamanismo, dice al respecto:
Los Chamanes son seres que se singularizan en el seno de sus respectivas sociedades por determinados rasgos que, en las sociedades de la Europa moderna, representan los signos de una "vocación" o, al meno, de una "crisis religiosa". Los separa del resto de la comunidad la "intensidad" de su propia experiencia religiosa. Esto equivale a decir que sería más racional situar al Chamanismo entre los Místicos que en lo que comúnmente se llama una Religión.
El Chamanismo sigue siendo siempre una técnica extática a la disposición de una determinada minoría... los pueblos que se declaran "chamanistas" conceden una considerable importancia a las experiencias extáticas de sus Chamanes; estas experiencias les conciernen personal e inmediatamente, porque son los Chamanes quienes, valiéndose de sus trances, los curan, acompañan a sus muertos al "reino de las sombras", y sirven de mediadores entre ellos y sus dioses, celestes o infernales, grandes o pequeños... El Chamán es el Gran Especialista del Alma Humana: sólo él la "ve" porque conoce su "forma" y su destino. 


UN MODELO

Repentinamente la enfermedad llegó a la aldea. En su cabaña, desde hace alrededor de cinco días, una joven pareja yace postrada sin poder ponerse en pie; son el jefe de la familia y su hermano menor. La esposa se encuentra en el cuarto mes de su primer embarazo y ha empezado a temer por la vida de su cónyugue, y por lo tanto por los destinos de ella y del niño.

Los cuidados y los tratamientos que, tanto la muchacha como una anciana curandera, han suministrado a los enfermos no han logrado efecto positivo, y por el contrario, parecen haber empeorado la situación. Los afectados se quejan día y noche, no duermen pero tampoco parecen estar despiertos, sino más bien en un estado intermedio en el cual difícilmente puedan mantener una conversación y darse cuenta de lo que sucede. Sudan profusamente y son incapaces de ingerir cualquier alimento. Han vomitado una sustancia negra y de vez en cuando atraviesan crisis, en las cuales gritan e intentan huir, como perseguidos por terribles seres invisibles.

Finalmente, la anciana aconseja a la muchacha solicitar el auxilio del Chamán, por lo cual ésta pide auxilio a algunos de los hombres para que vayan a buscarlo, pues no quiere separarse de sus enfermos. Los hombres parten en direcciones distintas, pues ha llegado la noticia de que se ha visto al Chamán en dos lugares muy distantes entre sí el mismo día por la mañana, lo cual no sorprende a nadie, pues es de todas conocida esta capacidad (Bilocación) del Chamán; los hombres parten en sus botes hacia diferentes islas cercanas.

Luego de dos días, los hombres regresan sin haber podido dar con el Chamán. Los afectados siguen sin presentar signos de alivio, y la joven esposa se encuentra cada vez más y más preocupada. Se organiza un nueva expedición, en la cual participa la mayor parte de los hombres de la comunidad e inclusive la esposa, junto con la anciana curandera, quienes, por su parte, se internan en la selva. Los enfermos quedan bajo el cuidado de una jovencita, nieta de la anciana... nadie tiene éxito en la búsqueda.

Sin embargo, cuando la desesperada joven regresa a su choza, ya el Chamán se encuentra ahí, sentado en un rincón con una extraña postura que a la muchacha le parece muy incómoda; a las preguntas de ella, el responde que se dirigió hasta ahí porque vió pasar las almas de los enfermos, convertidas en cuervos, hacia el Infierno, y decidió entonces ayudarlos. Finalmente pide que se le deje sólo en compañía de los enfermos.

Cuando la esposa ha salido, en compañía de la jovencita, el Chamán sigue sentado en su rincón. Apenas se mueve; sólo se balancea rápidamente hacia delante y hacia atrás, como un niño; tiene la vista perdida y susurra una extraña y repetitiva Canción. Se incorpora para prender una pequeña hoguera  justo en el medio de la choza; nunca deja de cantar. Vuelve a su rincón y permanece ahí hasta que cae la noche, sale la Luna y asciende hasta la mitad del cielo.

Continúa cantando y cantando en un susurro mientras se mece frente a los enfermos, quienes permanecen inmóviles y sudorosos. Repentinamente, el Chamán se pone de pie de un salto; tiene todavía la mirada perdida, toma su tambor y comienza a tocarlo para acompañarse en el canto. Inicia al mismo tiempo una Danza alrededor del pequeño Fuego, al que no deja de alimentar  de cuando en cuando. Gradualmente eleva el volumen del Canto y acelera el Ritmo de la Danza. Los enfermos permanecen inconscientes.

Poco a poco, el rostro del chamán va adquiriendo una mueca no humana, va llegando a un rictus que más parece el de una máscara con un gesto de éxtasis salvaje y alucinado. La Danza llega a adquirir un ritmo muy frenético siempre alrededor del Fuego, y los ojos del Chamán parecen a punto de salirse de las órbitas. El entona siempre Canción, una y otra vez hasta parece que, con el esfuerzo de su garganta, se va desgarrar. En el paroxismo de su acto guarda repentinamente silencio, y con los ojos cerrados retorna torpemente hasta su rincón para volver a sentarse, luego de haber colocado con el mayor cuidado posible -que no es mucho, pues sus movimientos se han vuelto torpes- su Tambor en el suelo. En cuanto vuelve a sentarse deja caer el cuerpo hacia atrás, como presa de un agotamiento mortal.

Es entonces cuando inicia el Viaje: su cuerpo queda arrumbado en aquel rincón de la choza, inmóvil, pero sólo así su Espíritu puede por fin disociarse e ir hasta el Mundo de los Espíritus para realizar su trabajo.

Junto con el Humo que se desprende de la pequeña Hoguera, el Alma del Chamán se volatiliza y se eleva por los aires, solamente que ella no se dispersa, sino que "trepa" por el tronco del Arbol Mágico que aparece frente a él en cuento ha accedido su Estado Espiritual y Mágico. De esta manera, el Chamán, o mejor dicho, su Alma, sube por ese tronco que le ayudará a salvar la barrera de entre los Mundos. Luego de haber iniciado el Ascenso, recuerda que los Cuervos en que se habían transformado los hermanos enfermos volaban en dirección al Infierno y, en consecuencia, mejor decide descender hasta los Mundos Inferiores, hacia las raíces del Arbol.  

Ya en los Mundos Inferiores, o en los Infiernos, el Espíritu del Chamán puede ser testigo de cómo las almas de los hermanos han sido capturada por una Legión de Espíritus Salvajes, cuyos cuerpos son una mezcla de diversos Animales con figura humana.

En la choza, el cuerpo del Chamán se ha vuelto a incorporar; ha hecho la pantomima de trepar por el tronco de un Arbol, después se ha puesto a Danzar de nuevo, sólo que esta vez más moderadamente. Sus ojos permanecen medio cerrados y el gesto sereno.

El Chamán le pregunta a aquellos Espíritus qué hacen con el par de almas del que se han apoderado, pero no lo hace ni con voz ni con lengua humana alguna, sino con una mezcla de rugido, terrible y profundo, de una fiera y el siseo de la Serpiente.

Los Espíritus, chillando como cerdos y graznando, responden que han capturado a aquellos mortales pues profanaron un recinto sagrado para ir a pescar. En la cabaña, el Chamán ha detenido su Danza por un momento, ha elevado su mirada al Cielo y, en un idioma indescifrable ha pronunciado algunas palabras. Luego vuelve  a cerrar los ojos y agacha la cabeza; comienza a mecer de nuevo su cuerpo, ahora de derecha a izquierda y con los miembros laxos, como un borracho. Regresa al Canto. De repente inhala profundamente y da un salto para volver a la Danza y al Canto, ahora sin el acompañamiento del Tambor, pero a todo pulmón y poniendo en ello todas sus energías.

En El Otro Mundo, el Chamán ha solicitado la liberación de las dos almas, pero los Demonios se la han negado, y entonces de nuevo ha comenzado a Cantar y a Bailar pero de una manera muy distinta a como se encuentra haciéndolo frente  a los hermanos enfermos, pues su Canto vuelve  a ser el rugido profundo y potente con el que hace un momento hizo sus preguntas; además, la Danza tiene el Poder Maravilloso de hacer Crecer Su Cuerpo a cada movimiento, aunque no se trata solamente  de un Crecimiento, sino que a la vez que crece va adquiriendo formas distintas: los brazos gradualmente se le van convirtiendo en Potente y Majestuoso Par de Alas, el tronco se le alarga  más y más, como el de un terrible reptil, pero con varios pares de brazos serpenteantes y muy largos, terminados no en manos sino en garras.

El Canto y la Danza continúan en la choza, efectivamente en voz alta, pero de ninguna manera comparable con la Potencia que los mismos tienen en el Mundo de los Espíritus, donde cada rugido provoca que la tierra se cimbre, a tal grado que hace perder el equilibrio a los Espíritus captores.

Para ahora el Espíiritu del Chamán ya se encuentra convertido en un enorme y majestuoso monstruo al cual los Demonios se han dispuesto a atacar; el Monstruo-Chamán ruge y revuelve su gesto con una forma que algo tiene de parecido con la de un Dragón. Los Demonios dejan inmovilizadas las almas de los dos hermanos, envueltas en una Crisálida semitransparente, como gusanos en plena Metamorfosis y se echan a volar, lanzándose en contra de su enemigo.

La batalla se desarrolla en el aire; ambas partes, el Chamán-Dragón y los Demonios-Animales-Humanoides, se trenzan en una mortal batalla de Gran Belleza, en la cual se entrelazan sus Cuerpos entre las Nubes; mientras, en la cabaña, el Chamán ha dejado de cantar y ahora permanece de pie en un solo sitio, realizando hermosas figuras con el cuerpo, que mueve con lentitud, mientras, de cuando en cuando, lanza gritos feroces, con los de un animal furioso.

El Dragón-Chamán se percata de que aun cuando se deshace de aquellos Demonios con relativa facilidad, por cada uno que derriba se le lanzan dos o tres más, mejor decide dejar la lucha y opta por salvar a los jóvenes, arrebatando sus almas del poder infernal.

Describe una caprichosa figura en el Cielo, va rugiendo y lanzando Llamaradas de Color Violeta por el hocico; su cuerpo parece formar un magnífico nudo en las alturas, que engaña a sus rivales, lo cual él aprovecha para lanzarse hacia el lugar donde permanecen inmóviles las Crisálidas. En la cabaña, el cjhamán se ha tirado al suelo y ha dado una vuelta sobre su espalda, para caer sentado sobre las piernas cruzadas, con la espalda muy erguida y los brazos levantados hacia el cielo. El dragón-chamán se apresura a recoger las crisálidas, pero accidentalemente se le resbala una, que de inmediato es recuperada por uno de los demonios.

El Dragón-chamán se mete al hocico la crisálida que se ha logrado mantener, pero no para devorarla, sino para tenerla lo mejor protegida posible; el Demonio que se apoderó de la otra Crisálida se entierra en el suelo y desaparece de la vista; el Chamán comprende que ya nada puede hacer y vuelve rápidamente hasta las Raíces del Arbol para, trepando por ellas, ascender de nuevo al Mundo de los humanos.

En el Camino toma una Decisión: siempre trepando se sigue de largo hasta las Ramas Altas del Arbol dónde, como si se tratara de un Fruto aún no maduro, arranca una pequeña Alma, en compensación por aquella otra que no pudo rescatar, y la lleva consigo hasta la Tierra, donde podrá encarnarse junto con la que ya la joven esposa lleva en el Vientre.

El Chamán, frente a los dos jóvenes enfermos, cae rendido al suelo, mientras su Alma se encuentra en Camino de Regreso. Cuando vuleve en sí ya la mañana del nuevo día se encuentra avanzada, entonces llama a la muchacha. Le explica lo sucedido, le dice que pudo salvar a uno de los dos hermanos, aunque no sabe a cuál, así que ella debe organizar los preparativos para las Ceremonias Fúnebres, aunque no sabe  a cuál, aunque después de todo, le aclara, no debe ponerse tan triste, pues en compensación ahora ya no será madre de una criatura, sino de dos.

Luego de un par de días, en efecto, uno de los hermanos se opone, y al siguiente muere el otro; quien queda es el cuñado, quien al no tener familia hereda a la mujer del difunto.

Toda la Comunidad participa en la Celebración, portando Trajes Ceremoniales que guardan gran parecido con el Atuendo Mágico del Chamán, pero que ni lejanamente tienen los mismos Poderes: portan Pieles, Plumas y Máscaras y llevan Pintado el Cuerpo. En estos Ritos Funerarios también se encuentra presente el Chamán, quien luego de inahalar el Humo de un Preparado de Hierbas que ha puesto a quemar, se sienta al lado del cadáver, en una posición de respeto y permanece sin moverse, con los ojos cerrados, dedicado a acompañar el Alma del muerto a su nueva morada, guiándolo  por el Camino hacia el Mundo de los Espíritus, que tan bien conoce y que tantos y tantos peligros encierra.

Luego de terminadas las Ceremonias, y cuando aún en la Comunidad, dividida en grupos, ejecuta variadas Danzas, los Nuevos Esposos, siguiendo las instrucciones del Chamán, Celebran el Sacrificio de un pequeño Animal con el fin de que ni el Alma del muerto ni la ira de los Demonios regresen hasta ellos para molestarlos.





Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin




1.28.2013

LOS PODERES DEL CHAMAN [2/7]

Por Francisco Trujillo









LOS RECINTOS INTERIORES

Cuando llegamos a nuestro destino, la noche había caído completamente; no había luna, de tal manera que reinaba la oscuridad. Descendimos del camión al parecer en ninguna parte; nos despedimos del par de hermanos y permanecimos todavía un rato en el mismo lugar organizando nuestras cosas bajo la luz de la lámpara eléctrica, mientras los faros del camión se alejaban lentamente hasta desaparecer.
-¡Síganme! -dijo Antonio- Tengan cuidado, no se vayan a resbalar.
Bajamos por una pendiente de tierra no muy pronunciada pero resbaladiza, atravesamos algunos matorrales y, por fin, después de un rato de caminar, pudimos ver a lo lejos o tres bombillas eléctricas encendidas, lo que indicaba la ubicación de un pequeño poblado, hacia el cual encaminamos nuestros pasos. El cielo casi no tenía nubes y estaba completamente estrellado; se admiraba a la perfección la Vía Láctea surcando majestuosa el cielo; la temperatura era templada y el perfume de la vegetación denso y embriagante.

Llegamos a la calle principal, la cual subía y bajaba en un trazado irregular por entre casa de adobe desnudo y techumbre de teja; una jauría invisible nos ladraba con insistencia, pero ningún ser humano apareció. Torcimos algunas veces por aquel camino hasta que, finalmente, por una callejuela empedrada mucho más estrecha, fuimos a dar hasta una puerta de madera raída, cuyas resquebrajaduras dejaban escapar el trémulo brillo con los que los habitantes de la casa se alumbraban. Antonio tocó y, luego de un rato de espera, pudimos oír que alguien desatrancaba la puerta.

Cuando esta se abrió, me sorprendí: una mujer delgada, ya mayor pero sin edad aparente, quien podía ser tanto la madre de la familia, como la abuela o la bisabuela, apareció ante nosotros portando una vela encendida a la altura  del pecho, lo que llenaba su rostro de brillos y sombras fantasmagóricas. Se nos quedó viendo y de inmediato reconoció a nuestro guía; volteó al interior de la casa y pronunció algunas palabras en una lengua irreconocible para mí, luego volvió a mirarnos y se dirigió a Antonio en la misma lengua.
-Son mis amigos -respondió éste en castellano-, son dos, venimos de ver a don Pepe.
La mujer volvió a hablar hacia el interior de la casa, como haciendo una pregunta, esperó la respuesta pero no hubo tal, sin embargo asintió, como si le hubieran contestado; volteó hacia nosotros y dio unos pasos atrás, abriendo la puerta para dejarnos libre el acceso. Antonio sonrió.

Al entrar, lo que encontramos excedió por completo mis expectativas: se trataba de una habitación más bien grande, que tenía el piso de tierra y las paredes mal encaladas. Sorprendentemente el techo descansaba sobre un sinnúmero de troncos pelados que servían como vigas, asentadas verticalmente  en el piso; más tarde me enteré de que un terremoto había azotado no hacía mucho tiempo la zona y los habitantes de la casa habían echado mano de aquel improvisado recurso para prevenir el derrumbe de la habitación, que había resultado dañada. Sin embargo, más allá de las razones técnicas, la primera impresión que tuve de la casa de asombro: con todos aquellos troncos plantados en su interior, uno al lado de otro, muy cercanos entre sí, tanto que nos tuvimos que quitar la mochilas para poder pasar entre ellos, aquello parecía una especie de bosquecillo muerto, una cámara claustrofóbica del purgatorio de los bosques.

El olor a incienso flotaba en todas partes en forma de densas nubes. Sobre una de las paredes descansaba una especie de altarcillo, el cual mostraba varias imágenes de santos, alumbrados por la luz de una docena de veladoras. Aparte de la mujer y nosotros, ahí no se encontraba nadie.

Mientras Antonio en voz baja ultimaba detalles con la mujer, tuve la extraña sensación, mirando de vez en vez a Edgar cuya cara de asombro, supongo, era igual a la mía, de que en el interior de aquellos troncos, entre las gruesas y retorcidas ramas que no les habían  sido cortadas antes de meterlos, vivían animales, ardillas, insectos y pájaros, los mismos animales que en el exterior, pero todos ellos en igual estado que los troncos secos y pelados, momificados, mutilados, con tan sólo un frío y escuálido aliento vital que los animaba; tuve la impresión de que estaban ocultos, y que en cuanto se hubieran acostumbrado a nuestra presencia volverían a salir, para chirriar y cantar por el interior de aquella habitación, iluminada por la luz mortecina de unos veladores.

Incluso llegué a imaginarlos, casi los pude ver moviéndose ligeramente, como sombras, con las cuencas de los ojos vacías, muertos de vida y descoloridos. El silencio imperante era una especie de sombra fantasmal de sus cantos. Antonio terminó de hablar con la mujer. Ambos asintieron con la cabeza.
-Nos quedamos -dijo-, tráiganse sus cosas.
Emprendimos el camino hacia otras habitaciones de la casa. Luego de atravesar otra puerta, fuimos a dar a la oscuridad absoluta, pues ya la lámpara había sido apagada y la vela de la mujer se había quedado en la sala de los árboles. Yo cargaba de nuevo mi mochila en la espalda, caminando con los brazos extendidos como un sonámbulo. Avanzamos por un largo pasillo, luego entramos a un cuarto, también a oscuras, una nueva puerta y otra habitación, subimos unas escaleras de madera, dimos vuelta, otro pasillo y entramos a una nueva habitación, ésta sí iluminada, de nuevo con un velador.
-Esperen aquí -dijo la mujer, ahora en perfecto castellano.
Caminó hasta un extremo del cuarto, se agachó, tomó algo del suelo y jaló de él. Yo no había visto de qué se trataba, al principio sólo pude darme cuenta de que era algo grande y pesado, dados los visibles esfuerzos que nuestra anfitriona hacía. Era otra puerta, ahora en el piso.
-Vengan -dijo, tomó una veladora encendida y comenzó a bajar por el boquete abierto. 
La seguimos los tres por una escalera de madera, no muy alta, tal vez de unos tres metros, que se retorcía sobre sí misma, como las escaleras llamadas de caracol, pero mucho más tosca y enclenque. El cuarto al que llegamos estaba también a oscuras y no tenía más muebles que un colchón viejo arrumbado en una esquina.

La mujer siguió su camino; abrió otra puerta en el suelo y volvió a bajar; la seguimos por otra escalera similar y llegamos a otro cuarto muy parecido al anterior; con la misma planta irregular que los dos superiores, el mismo piso de madera y también una puerta en el suelo. Esta habitación no tenía ni siquiera un colchón, de tal manera que tuvimos que acomodarnos en el piso. Nuestra anfitriona nos dejó la veladora y antes de irse recomendó: "Nomás no vayan a salirse por puerta, ¿eh, Toñito?"

No se refería a ninguna de las puertas horizontales, sino a una normal, vertical, que apenas se dibujaba en una de las paredes por la poca luz que nos iluminaba. Antonio nos hizo saber que al día siguiente nos internaríamos en la sierra para visitar a su maestro, de manera que debíamos descansar lo mejor posible. Sin mayores ceremonias y sin probar alimento, sólo unos sorbos de agua, nos acostamos a dormir.

Cuando desperté, la mañana ya estaba bastante avanzada; los rayos del sol entraban por una pequeña ventana abierta muy alto en una pared diferente a aquella en la que estaba la puerta prohibida por la mujer. Abrí los ojos y permanecí acostado un rato, sin pensar en nada, simplemente observando lo que ocurría: cerca de la puerta vertical, Antonio, sentado con las piernas cruzadas y a quien yo veía de costado, manipulaba quién sabe qué con mucho cuidado a la altura del suelo. Edgar no estaba ya en su bolsa de dormir, ni se le veía por ninguna parte.

Un ligero polvillo flotaba por la habitación permaneciendo invisible, pero cuando en su flotar sin sentido llegaba a interponerse al haz de luz de la ventanilla, adquiría de pronto existencia, se encendía con fulgores metálicos.

Antes de que tomara la decisión de incorporarme se levantó la puerta del piso, de donde emergió Edgar sonriente.
-¿Qué lugar! -dijo, mientras volvía a cerrar la puerta-. ¿Todavía hay dos pisos más para llegar al baño! ¡Sólo faltan aquí unas pinturas para estar como en Altamira!, ¿no? -se quedó parado, esperando sonriente alguna respuesta.
Antonio se puso de pie, cargando algo entre las manos. Volteó a verme y me dijo algo así como "Ah, ya despertaste..." o "ya era hora". Edgar subió los hombros y se fue a sentar sobre su bolso de dormir.

Antonio se sacudió el pantalón y abrió la puerta vertical, junto a la que se encontraba. Detrás de ella había nada, es decir no había una habitación, ni una pared ni otra puerta... sólo el cielo, profundamente azul.

Al instante me puse de pie para asomarme por aquella puerta tan fuera de lo común. Volteé a mirar a Edgar, que sonreía ante mi actitud, como si me hubiera contado un chiste.

Nos encontrábamos en una casa pegada a la pared del desfiladero, y por eso sus habitaciones se encontraban una sobre otra. Pero ¿Qué hacía ahí, viendo el vacío, una puerta? Hasta hoy lo ignoro. Desde ella podía verse una buena parte de la sierra verde y serenamente grandiosa. Hacia abajo se adivinaba la ruta serpenteante de un río.
-¿Dónde estamos? -pregunté a mis amigos, inclusive asustado.
-En el cielo -sentenció edgar-, el camión en el que veníamos se desbarrancó y nos morimos, ¿Qué, no te diste cuenta?
-En la puerta del cielo -rectiificó Antonio, al tiempo que extendía hacia mí las manos, entre las que acunaba una buena cantidad de hongos grisazulados, los cuales había estado limpiando cuando yo desperté-, en la puerta del cielo y estamos vivos, bien vivos -volvió a decir- ¿Quieres traspasarla? Come un honguito.
Ya tenía hambre, pues desde la noche de nuestra partida, por indicación de Antonio, no habíamos comido nada; pero los hongos no eran una comida propiamente dicha, además la sorpresa de encontrarme en aquel lugar me había producido un poco de náuseas, de tal manera que denegué la invitación.

Antonio mismo se llevó un hongo a la boca y comenzó a masticarlo, fue hasta donde se encontraba Edgar, le ofreció y éste también comenzó a comer. Yo lancé una última mirada al vacío, tuve intenciones de santiguarme, pero no lo hice, fui a sentarme cerca de ellos y tomé, del manojo que ya Antonio había colocado sobre el suelo, un hongo mediano, que sin más me llevé a la boca.

Comimos uno tras otro de aquello s hongos azulosos, mientras Antonio explicaba que iríamos a la montaña a buscar a Don José, el chamán, y que "los niños" nos guiarían. Tiempo después entendí que con aquella expresión se estaba refiriendo a los hongos, o tal vez a los espíritus buenos que la ingestión de los hongos permite ver.

Los tres estábamos sentados a la mitad de la habitación, Antonio de espaldas a la puerta que daba al vacío, Edgar de lado y yo de frente. Mientras los ingeríamos -en total unos seis o siete cada uno-, y al tiempo que Antonio seguía con sus indicaciones, una nube apareció por la puerta, primero se asomó y después poco a poco se fue introduciendo, como habiendo comprobado que ahí no correría peligro. Penetró lentamente, densa y con muchísimo cuidado, como para no lastimarse.

Yo la vi desde el principio; no dije nada pero la sorpresa que de seguro reflejó mi rostro hizo que mis amigos voltearan. Edgar permaneció mirándola, callado e inmóvil, Antonio fue a sentarse a mi lado, aunque no muy cerca, para contemplar mejor la maravilla. Nadie hizo un sólo comentario, inclusive Antonio guardó silencio. La nube entró husmeó por acá y por allá, rozó mi rostro con su mano fría, envolvió por un segundo a mis amigos y luego salió, tan lenta y delicadamente como había entrado.

Cuando terminamos, Antonio se incorporó y dijo:

-Prepárense, que ya nos vamos. No vayan a salirse ¿eh? -y señaló al vacío con un movimiento de cabeza-. Vengo en un momento.

Subió por las escaleras, abrió la puerta del techo y desapareció. Edgar también se puso de pie, dijo que iría al baño y salió por la puerta del piso. Yo me quedé sentado con el sabor de los hongos punzándome en la lengua y sin ninguna sensación extraña en absoluto, tal vez solamente que el hambre había desaparecido.

Me tiré de espaldas, con la vista fija en el haz luminoso que entraba por la ventanilla, esperando su regreso y a sentir los efectos del "honguito", como lo había llamado Antonio.

Nada sucedió... Pasó el tiempo y yo seguía ahí, solo sin hablar y sin nada claro en la mente; observando las partículas del polvo revolverse en el tubo de luz, primero lenta y armónicamente, pero tomando fuerza poco a poco, formando pequeños remolinos y figuras, luego revolviéndose artificiosamente y por fin derramándose como en una cascada.

El tiempo seguía pasando y ninguno de mis compañeros regresaba; comencé a creer que me quedaría ahí todo el día, todos los días del mundo, inclusive que la muerte misma no llegaría por mí nunca y que permanecería para siempre mirando caer aquella cascada de polvo.

Llegué a escuchar que el torrente luminoso, cuando iba  a estrellarse contra el piso, sonaba como un pequeño río de pequeñísimas piedras preciosas. Me incorporé hasta quedar sentado para echar una ojeada por la puerta: el cielo había cambiado de color, ahora era amarillo, un amarillo intenso y simpático, tanto que me hizo reír. Volví a acostarme, porque me sentí incapaz de mantenerme sentado; no era precisamente por falta de fuerzas, sino que sentía que aquella era mi posición, en la cual debería permanecer.

Mucho tiempo después, me percaté de que el sonido, al principio atribuido al choque del chorro de polvo luminoso, en realidad tenía otro origen, pues éste no producía ruido alguno; en verdad se trataba del sonido que producían las paredes, pues ellas también estaban compuestas de una materia líquida y oscura  que caía en cascada. Las paredes eran líquidas; me encontraba en un acantilado, frente a la nada amarilla dentro de una gran cascada en la cual había un número indeterminado de habitaciones, unas sobre otras, y sin embargo, no sentí miedo, no sentí nada.

Un aleteo repentino llamó mi atención, y volví a incorporarme. En el quicio de la puerta vi un gran Búho, parado solemnemente, mirándome con curiosidad; en el pico llevaba un pequeño ratón, casi partido en dos, pude experimentar el tremendo dolor que aquella bestiecilla debió haber sentido cuando su captor lo hirió, y a pesar de ello no tuve para el Búho ni odio ni cualquier otro tipo de rencor, pues entendí que aquellas eran las reglas, y así debían suceder las cosas.

El Búho permaneció mirándome un momento, luego colocó su presa en el piso y comenzó a caminar hacia mí; yo no podía creerlo, simplemente lo vi venir, en espera, eso sí, de un gran acontecimiento. Cuando el animal pasó por la zona donde la luz de la ventana se proyectaba, adquirió características nuevas: originalmente su plumaje era gris y amarillento, pero cuando la luz lo iluminó se volvió tremendamente blanco, con tonos azules, además de que sus plumas comenzaron a lanzar brillos repentinos, como si se hubieran hecho de cristal; entonces pude escuchar claramente sus garras, ahora metálicas, golpeando contra el piso, aunque el sonido de las paredes fluyendo densamente en cascada no disminuyó sino que por el contrario, aumentó su fuerza. Se me acercó casi con curiosidad científica, como un doctor revisando a un paciente con una enfermedad extraña. Yo ya había olvidado que tenían que llegar por mí.

Cuando llegó a mi lado, aquel Búho magnífico con plumaje de cristal, se me quedó mirando con sus ojos tan amarillos y profundos como el cielo más allá de la puerta, y sonrió; no sé cómo decirlo, entiendo que un ave no puede sonreír, pues su pico es rígido, pero este Búho sonrió hasta humanamente, con un gesto comprensivo, luego extendió las magníficas alas y comenzó a batirlas; estas crecieron y crecieron, hasta llegar a tocar las paredes y el techo y a ocupar toda la habitación, toda, apretándome, impidiéndome respirar. Quise lanzar un grito pero el ahogo que experimentaba me lo impidió.

Cerré los ojos en medio de la desesperación, quise mover el cuerpo pero me resultó imposible. Sin desearlo bien a bien los abrí y pude respirar perfectamente: Antonio me tomaba de los hombros y el Búho ya no se veía por ninguna parte. En realidad, debo decir que experimenté la presencia de Antonio como si él se encontrara  en una colina y yo en otra, muy distantes entre sí, como si en efecto estuviera allí, pero a la vez muy pero muy lejos. Me dijo algunas palabras pero no las entendí.

De pronto en mi campo visual apareció Edgar, muy diferente: es difícil explicarlo... parecía tener varios cuerpos a la vez. parecía encerrar dentro de sí tanta vida  que un solo cuerpo le resultaba insuficiente. No sé cómo poner en claro lo que ví, parecía uno de esos dibujos que se utilizan en los test psicológicos, el cual si se observa de determinada manera, puede adivinarse una figura, que cambia si se observa de otra; la única diferencia es que yo veía todas las diversas posibilidades a un mismo tiempo: había conviviendo en él animales, plantas y hombres, muchas clases de hombres. Con Antonio no pasaba lo mismo, seguía igual.

-El ha decidido que te quedes -dijo Antonio, y esto sí lo entendí, como una voz lejana y ronca en una caverna, llena de ecos y de miles de significados.

-Toma, Antonio- siguió hablando con la misma voz, al tiempo que me extendía un extraño objeto-, no vayas a perder esto. Te va a cuidar.

Se trataba de una especie de amuleto; era la cabeza disecada de un pequeño animal, algo así como una Sarihueya; cuando lo tomé entre mis manos, pude sentirlo cálido y protector. Mis dos amigos siguieron hablando pero ya no comprendí nada más. Tomaron algunas cosas y se fueron, dejando las puertas horizontales cerradas, pero la vertical abierta, abierta al vacío.







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