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9.11.2013

ANKE GRITA






“Quiero tu fealdad,
quiero tu enfermedad”
Lady Gaga



Héctor nunca había ido. Los sortilegios de la noche fueron intensos. Terminaron en el bar Garden con Mauricio y un amigo de él, Fran. Los tres tomaron bastante. Esnifaron cada tanto en el baño. Después bajaron con un porro gordo y se pusieron a delirar sobre mujeres. Fran propuso ir a un departamento donde las mujeres son costosas y no diría mucho más porque el dinero lo vale realmente. Mauricio lo miró a Héctor con los ojos grandes y le sacó la lengua como un reptil toma la temperatura del ambiente.

El viento les golpea la cara, suena un tema de Sabina, no ese -claro- de “me han seguido hasta aquí tus caderas, no tu corazón”, ese lo tararea Héctor. Sabina en verdad canta con Charly García:Es mentira”. Mauricio y Fran haban de sus madres. El taxista cada tanto dice algo. Pero lo más cálido es que Héctor cuenta que una vez vio a su madre masturbándose en su cama, la de Héctor, recordaba el cuerpo de su progenitora envuelta en las sábanas celestes, con autitos de colores, los ojos cerrados y una mano desaparecida en su sexo. Entonces no le llamó sexo. Tenía nueve años.

Puerto Madero por las noches es frío. Aún con el río que refleja cientos de lucecitas. Todo parecería, por debajo de ese brillo, gris y cuadrado, intentando imitar un acercamiento a la Naturaleza que sólo se permite una piscina cubierta con un jardín Zen. Ser positivo, es la oración de Mauricio, Lo que sucede conviene tiene tatuado en el antebrazo izquierdo, junto con unas rosas pequeñas y cursis.

Tocan el timbre. ¿Quién venció a La Esfinge?, dice una voz entre risas, metálica y femenina. Edipo, responde Mauricio.

No le gusta que sea en el piso 7, porque es un número que a Héctor le recuerda que una vez, después de tomar vino, en Comodoro Rivadavia, con su padre, vomitó siete veces y pensó iba a morir.

Abre la puerta una rubia bonita y bajita con un discreto vestido negro. Los recibe con una sonrisa de dientes blancos. Señala con elegancia un sillón verde. Antiguo. Como los que tiene Mauricio en la casa de sus padres. Se sientan Héctor y Mauricio. Fran se aleja hacia una mesa redonda, donde la rubia hojea una revista de predicciones astrológicas.

Fuman un cigarrillo los dos. Observan los cuadros, que son reproducciones de pinturas de Amedeo Modigliani, siempre mujeres. Las paredes están empapeladas de rojo oscuro. La sala es grande y sin embargo todas las ventanas están tapadas por gruesas cortinas de terciopelo, de un rojo aún más oscuro que las paredes. 

Hay unas pocas esculturas de hierro y espejos, los sillones antiguos formando un cuadrado, invadidos cada tanto por coquetos ceniceros y mesitas de madera oscura. La iluminación parece salida de Anna Karenina, arañas con luces pequeñas y discretas, plateadas y candelabros tallados.

Suena el timbre. Los tres escuchan a la joven hacer la misma pregunta, ¿Quién venció a La Esfinge?, parece ser la respuesta correcta porque al rato dos hombres llegan, la miran con ojos hambrientos, y luego se sientan frente a ellos.

¿Quieren música, algo de tomar?- dice ella. Simultáneamente los cinco hombres niegan con la cabeza las dos cosas.

Más tarde una puerta se abre y aparecen, desfilando de a una, siete mujeres desnudas. Se paran para ser vistas. La primera es muy delgada pero tiene tetas redondas, pelo fino y rubio castaño. La segunda es una mata de rulos violetas, ojos verdes y curvas. La tercera, una mujer madura, de porte fino, cara misteriosa. La cuarta una joven muy joven, de pelo resplandeciente. La quinta, una vampiresa. La sexta es grande pero firme, de intensos ojos celestes. La séptima -y Héctor no quiere mirarla- es más joven, que la más joven, y está embarazada, casi sutilmente. Tanto Fran como Mauricio sienten asco por esa chica.

Héctor lo sabe, y quizás por eso la observa, es alta, armoniosa, con pechos infantiles, el pelo hasta la cintura, tan rubio y tan liso como siempre creyó a Heidi -aunque en la versión de dibujos japonesa, Heidi era bajita, de pelo y ojos negros: y ésta era la única noción de Heidi que en verdad, Héctor tenía-, blanca tan blanca y cara rosada, donde debe serlo. 

Héctor se levanta. Camina despacio y seguro. Se para frente a ella. Sus ojos son los ojos más hermosos y grandes que ha visto en su vida, celestes, chispeantes. La nariz pequeña y debajo, los labios rosados y gruesos. La forma de su cara redonda y filosa al llegar a su boca, muñeca alemana. 

Uno de los recién llegados empieza a tocarse frente a la mujer fibrosa. Se van juntos por un pasillo. Mauricio elige a la primera mujer, le dice: vení, mamita, lo dice bien fuerte y los mira a todos con ojos desorbitados.

La vampiresa de melena corta y oscura, pálida, es abrazada por el otro hombre. Lo que nunca sabrán los que estuvieron esa noche, allí, es que éste en cuestión, robusto y de mirada serena, le pediría a la prostituta que esa noche tan sólo durmiese, que descansase por lo que nunca había podido descansar; y así lo haría ella; él sé iría por la mañana, después de pedirle el desayuno y dejárselo sobre el lado intacto de la cama.

Fran se va con la belleza de rulos violeta, ojos verdes y curvas. Le mete un dedo en el ano y se la lleva de esa manera.

En la sala vacía quedan Héctor y Anke. Ella sonríe y a él se le disparan las mariposas como bichos que lo comen por dentro -como el insecto misterioso que entra por la nariz y viaja hasta el cerebro, matando al portador-. Le mira el vientre, se lo toca haciendo zigzag con suavidad. Ella sonríe, le explica en una mezcla de español, inglés y alemán, que se llama Anke y tiene cuatro meses de embarazo… que está contenta… Buenos Aires es muy linda. Siempre sonríe. Él la toma de la mano y avanzan despacio por el pasillo rojo, de lámparas delicadas.

Completamente violeta, la habitación. Las cortinas, los muebles, las sábanas, los abrigos, el piso, las paredes, todo violeta y el techo, de un azul marino parecido a esa noche, incluso tiene pintadas unas estrellas y un pequeño ser alado con sus flechas y su arco. Ella pregunta si quiere que se vista con algo. Héctor dice no y le pide que se acueste panza arriba. Obedece tiernamente mientras él comienza a sacarse la ropa. 

Desnudo, con las rodillas sobre la cama, la observa. Le toca las tetas en zigzag. Cierra los ojos. Llega hasta el vientre, con movimientos circulares, mientras sus lenguas se chocan, se muerden y se babean salvajemente. Le chupa los pezones como si fuera su hijo, con tanta fuerza que imagina sentirle la leche. Se sube sobre ella, pesado, unos minutos. Abre los ojos, la da vuelta y la penetra por la cola con dureza. Anke grita. Héctor la sacude fuerte, tanto, que incluso puede ver las sábanas celestes, los autitos de colores.



Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin
Arte: Margo Ovcharenko







EL CONCEPTO DE ODIO


Por Juan David Nasio












Esta vez voy a trabajar un sentimiento que de manera general preferimos ignorar: el odio. Como si el hecho de hablar del odio, despertara en nosotros un malestar, un malestar hasta físico de reconocer que ese afecto pueda existir en nosotros. La Literatura psicoanalítica tampoco es muy abundante con relación al odio, y esto a pesar de su importancia decisiva tanto en la experiencia de la Cura como en la Teoría y en la Clínica. 

Después de haber situado brevemente su función en cada uno de estas Campos vamos a examinar el Concepto de odio desde dos perspectivas diferentes: el odio como pulsión y el odio como reacción de defensa del yo contra el dolor.

En una Cura de Análisis, el peso del odio es tal que Freud la aisla como el criterio más claro para distinguir la Técnica psicoanalítica del conjunto de los otros Métodos Terapéuticos. Contrariamente a las diversas Terapias alternativas, en las cuales se desarrollan espontáneamente transferencias afectuosas y amistosas con relación al terapeuta, en el Tratamiento Analítico, y en un momento preciso de la Cura, las tendencias al odio deben ser despertadas, traídas a la Conciencia y, de esta manera, favorecer la disolución de -son las palabras de Freud- las Transferencias amistosas.

Para Freud, uno de los rasgos especificos del Psicoanálisis, consiste en estimular con mucha tacto, el surgimiento del odio o por lo menos no frenar, la hostilidad inconsciente contra el Terapeuta, en la actualidad de la Transferencia.

Pero la importancia del odio surge también en la Teoría como el aguijón que ha permitido a Freud inventar el Complejo de Edipo. En efecto, no fue la constatación del amor del niño por la madre lo que le permitió descubrir el Edipo, sino la Observación de la rabia y el odio del hijo hacia su padre rival. Recordemos que el concepto de Complejo de Edipo aparece por primera vez a la largo de un Capítulo de La interpretación de los sueños, consagrado a los sueños de muerte de personas queridas, Capítulo en el que Freud revela la moción inconsciente de odio hacia el difunto, en el corazón mismo de la persona en duelo.

Si pensamos ahora en el caso del Edipo femenino recordamos el papel jugado por el odio en lo que se llama la Prehistoria del Edipo. 

Mientras el niño se separa de la madre por miedo, la niña se separa por odio y rencor. El vínculo de la niña con su madre, se rompe una primera vez a causa del odio, un odio muy particular. Es una rabia dificil de justificar. Es una hipótesis de Freud muy discutida, sobre todo por las mujeres. Se trata de un odio por, decepción, de un reclamo irritado. Una parte de ese odio termina por disiparse con el tiempo. En cambio, la otra parte es tenaz y está destinada a permanecer inconsciente, y a durar a lo largo de la vida de la mujer. Ocurre que esta parte, que ha quedado inconsciente, puede más tarde desencadenar una reacción de ternura exagerada o de culpabilidad penosa hacia la madre o hacia cualquier otro sustituto materno.

Quisiera señalar aquí uno de los destinos posibles de ese odio antiguo e inconsciente de la niña hacia su madre: creemos, a menudo, y con toda razón, que cuando una mujer elige a un hombre, esta elección está sobredeterminada por la antigua relación con su padre. Pero hay que tener en cuenta también la eventualidad siguiente cuando el lazo con el hombre elegido queda establecido de manera durable, y que esta pareja se convierte, por ejemplo, en marido y padre de sus hijos, ocurre que la mujer no redescubre en él a su padre sino a su madre. La mujer adopta entonces con relación a su marido las mismas actitudes que tomaba con respecto a su madre.

Cuando una mujer odia a su marido, podemos suponer que esta actitud está dirigida no contra el padre sino contra la madre. La antigua hostilidad ya olvidada e inconsciente contra la madre, reaparece y se encarna en el odio contra el compañero. Vayamos a la presencia del odio en la Clínica de la Neurosis y la Psicosis.

En este ámbito como en los precedentes, el odio interviene siempre íntimamente ligado al amor, su asociado inseparable, cualquiera sea el Registro en el que actúa. Aquí, en el Campo de la Clínica, la interacción entre ambos justifica la causa de cada Neurosis y de cada Psicosis.

Me explicaré describiendo en pocas palabras el juego complejo de la relación del amor y del odio en cada una de las configuraciones clínicas.

En el caso de una Neurosis Obsesiva, Freud habla de una coexistencia crónica y apasionada del amor y del odio con relación a una misma persona. Pero lo que resulta llamativo en este funcionamiento psíquico, es el hecho de ver que el amor consciente puede más que el odio y reprime el odio; el amor reprime el odio y lo hace retroceder hasta el inconsciente. Pero este odio reprimido no se apaga; por el contrario, se mantiene muy activo y se desarrolla hasta el punto de provocar un incremento excesivo del amor consciente, una sobrecompensación amorosa.

Es decir que el amor consciente aumenta de forma reactiva para mantener la presión de la censura sobre el odio reprimido. Aquí se esclarece un rasgo típico del Obsesivo: su amor exagera, insoportable, a menudo posesivo e, incluso, sádico. Algunas veces este amor hipertrofiado se agota y se transforma en su contrario: un amor inhibido. Se instala entonces, una alternancia de amor excesivo y de amor ahogado. A esta fluctuación obsesiva del amor, Freud le da el nombre de "duda del amor". 

Lo que sorprende es el hecho de constatar que las indecisiones para cumplir tal o cual acto, así como las dudas del pensamiento, tan características del Obsesivo, no son sino variantes de la "duda del amor". Siempre pensé que el Obsesivo sufría en el Pensamiento, -como el Histérico sufre en el Cuerpo -o el Fóbico sufre en el Espacio. Ahora me digo que el sufrimiento obsesivo del pensar es la expresión de un "sufrimiento obsesivo del amar".

Si ahora nos fijamos en el caso de la Neurosis Fóbica, vemos que aquí también el odio es reprimido y desplazado, pero, a diferencia de la Neurosis Obsesiva, este odio se encuentra proyectado hacia afuera sobre un Objeto exterior que se convierte para la conciencia del fóbico, en un Objeto angustiante y hostil. Ahora bien, ocurre un fenómeno curioso, privilegio exclusivo del amor del fóbico: para protegerse de la angustia, el Sujeto fóbico se apega y aferra tan sólidamente a su pareja amada, verdadera armadura contra el miedo, que el amor consciente, el vínculo amoroso deja de ser un sentimiento para convertirse en necesidad, necesidad física de protección.

En el caso de la Histeria, no es el odio lo que se reprime sino el amor, el amor por el Otro femenino -la mujer mayúscula-, la mujer ideal. Amor que es preferible hacer aflorar a la superficie del Análisis; cada vez que surjan en el paciente hay esos odios tenaces y rencorosos tan propios al Histérico.

Consideremos finalmente, la Paranoia y reconozcamos la presencia no sólo de un odio consciente, sino más aún, de un odio delirante en un grado tal que podríamos calificar la Paranoia como un "delirio de odio". Ustedes conocen el Mecanismo de Proyección que explica el funcionamiento psíquico de esta enfermedad. El amor, acerca del cual el paranoico no sabe nada, ni quiere tampoco saber nada, es proyectado en el mundo exterior y depositado sobre una persona ya admirada por él. El amor así proyectado se transforma en odio del Otro. El Otro del paranoico se convierte en un enemigo al que se trata con la misma virulencia rabiosa. El delirio de odio de la Paranoia funciona en doble sentido: del otro contra sí, y de sí contra el otro.

Vayamos ahora más directamente al Concepto de odio. Lo enfocaré sucesivamente desde dos puntos de vista complementarios: el odio como pulsión de conservación del yo, y el odio considerado como reacción defensiva del yo para evitar el dolor de la pérdida de un Objeto particular, en circunstancias precisas.


EL ODIO PULSION: EL ODIO Y EL AMOR EN LA GENESIS DEL YO 

Comencemos por el odio-pulsión, que yo llamo odio primordial, y que quisiera presentarles juntamente con su doble, el amor primordial.

El odio primordial y el amor primordial designan los dos grandes movimientos que participan del nacimiento del yo psíquico. El odio y el amor primordiales, no son otra cosa que las Fuerzas Maestras desplegadas por el yo en su lucha con el mundo exterior, a fin de afirmarse, conservarse y sobrevivir. Desde ya debo precisarles que el Nacimiento del yo, tal como voy a describirlo, es hablando con precisión, un Mito, un montaje imaginario destinado a hacer, comprender que odio y amor no sólo son sentimientos sino también son pulsiones.

Para el Psicoanálisis, odio y amor, constituyen Fuerzas generadoras y protectoras del yo desde el comienzo de su existencia, hasta el momento actual de su desarrollo, cualquiera sea ese momento. Voy a presentarles un Mito. Un Mito que dibuja la formas más primitivas del amor y del odio. Esas formas primeras no corresponden a los sentimientos pero les pido, sin embargo, que piensen a medida que hablo en los Afectos de amor y de odio expresados por nuestros Pacientes, si es que practican la escucha, o bien en los sentimientos que experimentan ustedes mismos. 

Quiero decirles también que este Mito no sólo ha sido comentado por Lacan en los Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis -de manera distinta a como lo voy a hacer hoy- sino que ha sido la base sobre la cual Melanie Klein ha sentado su Teoría. Luego de leer y profundizar el Mito del Nacimiento del yo en Pulsiones y destinos de pulsión, me dí cuenta que toda la Teoría kleiniana toma de allí su Raíz Teórica o Ideológica. Es mi interpretación. No conozco nadie que haya establecido esta precisa relación entre el Freud de 1915 y Melanie Klein.

Antes de entrar de lleno en este Mito de la Génesis del yo, quisiera decirles que las Fuerzas Elementales del amor y del odio persiguen Tres Fines: evitar el displacer que significa la tensión interna; buscar el placer que apacigua esa tensión y preservar la Integridad del yo.
Evitar el displacer, tal es la función del odio primordial. El odio es el nombre que damos a la pulsión más arcaica entre todas, aquella que rechaza. El odio es el rechazo de todo Objeto -cosa o persona -susceptible de crear una sensación displacentera. 

Así el odio es el Movimiento de un yo precoz que dice "¡No!" al displacer; o con más exactitud, que dice "¡No!" a todo Objeto que provoca el aumento intolerable de la tensión psíquica. El amor primordial es también un empuje, una moción del yo que busca, por el contrario, los Objetos de placer, es decir cualquier cosa o persona que procure una regulación agradable y placentera de esa misma tensión. Mientras que el odio es Movimiento de Rechazo, el amor es Movimiento de Apertura y Expansión del yo.

La diferencia entre Objeto de Amor y Objeto de Odio, es que el primero es ante todo benéfico y estimulante, asimilable e integrable en el seno del yo; en última instancia el Objeto de Amor nos es homogéneo. Por el contrario, el Objeto de Odio es fundamentalmente nocivo y amenazador para la supervivencia del yo puesto que es inconciliable y disonante en relación a todos los otros componentes del yo. 

Es un Objeto que nos es extraño y permanece inasimilable y, en última instancia heterogéneo. Mientras que el Objeto de Odio no es sólo heterogéneo al yo sino, al mismo tiempo, semejante al yo, el Objeto de Amor es semejante al yo. Unicamente puede ser odiado lo que es cercano. El Objeto de Amor es semejante al yo; el Objeto de Odio es a la vez semejante y extraño al yo.

Después de esto, preguntémonos más directamente cuál es el Proceso de Generación del yo psíquico. Desde el comienzo el yo es capaz de encontrar en sí mismo, quiero decir, sin la ayuda del mundo exterior, la satisfacción de sus necesidades. Alcanza el placer por sí mismo y en sí misma, a tal punto que este yo narcisista es indiferente al mundo de afuera y no siente por él ningún afecto, ni tiene ninguna representación. Esta indiferencia radical del yo hacia el mundo que lo rodea, este cerrarse a su entorno, es lo que constituye la primera figura del odio primordial. 

El yo, replegado sobre sí mismo y autosuficiente ignora al Otro. El odio es aquí el nombre de esta ignorancia arrogante, de este desinterés, de esta despreocupación frente a lo exterior. Si pensamos en la relación con el amor, podemos decir, que en esta Etapa Inicial de la Génesis Mítica del yo, el amor toma la forma de la autosuficiencia del amor por sí mismo y el odio, el de la indiferencia hacia el Otro.

Quisiera detenerme aquí un instante y hacer un comentario importante sobre el Orden de Aparición del amor y del odio. ¿Cuál de los dos Afectos es el primero, el amor a el odio? Contrariamente a lo que se piensa, el odio primordial considerado como indiferencia, precede al amor, va por delante del amor. Antes del amor está la indiferencia. Sin embargo debo decir que no se trata del amor de sí mismo sino del amor por el afuera. 

Este amor, esta tendencia hacia el afuera surgirá únicamente en la Etapa siguiente. Quisiera ser preciso. Desde el punto de vista de la relación al Otro, el odio es, entonces, más antiguo que el amor, la indiferencia hacia el Otro precede al amor por el Otro. De este modo podemos también decir que el odio primordial se confunde con la autosuficiencia y protege al amor de sí mismo. La secuencia es, la siguiente: 


-Amor de sí mismo.
-Indiferencia, es decir, odio primordial.
-Amor por el Otro.

Quisiera citar una Frase de Freud que me ha acompañado a todo lo largo de la preparación de esta conferencia. En ese pasaje, Freud reconoce haber comprendido, finalmente, en oposición a la opinión común que, en los primeros balbuceos de las relaciones humanas, el odio precede al amor. He aquí lo que escribe en 1913: 


"Una tesis de Stekel, -Stekel fue una de los primeros discípulos de Freud-, me parecía incomprensible en otro tiempo. Esta Tesis postula lo siguiente: es el odio y no el amor la que constituye a relación primaria entre los humanos". 

Más tarde, en 1915, retoma esa Frase casi literalmente: 


"El odio, en cuanto relación con el Objeto, es más antiguo que el amor; proviene del rechazo originario que el yo narcisista opone al mundo exterior."

Decía que esta Frase no ha cesado de acompañarme durante mi trabajo, no sólo por la prioridad que Freud acuerda al odio como base de nuestros sentimientos humanos, sino, sobre todo, a causa del corolario que se deduce de esta primacía del odio sobre el amor, y que concierne, precisamente, a la culpabilidad.

He aquí la que Freud añade: 


"El hecho que el odio sea el precursor del amor, funda la capacidad de hacer nacer a la moral". 

Proposición que podríamos parafrasear de la manera siguiente: el hecho que el odio sea el precursor del amor, funda la capacidad de hacer nacer la culpabilidad ¿Por qué decir culpabilidad? Si admitimos que el odio primordial es indiferencia, rechazo pasivo e indiferencia hacia el mundo, como así también protección de sí mismo, comprenderemos que este gesto de cierre y de afirmación de sí, pueda engendrar culpa ¿Qué tipo de culpa? 

La de existir en detrimento de otro; la culpa de ser uno mismo, ignorando al Otro. Si algún delito, si alguna falta hay aquí, será la falta original de amarse uno mismo con exclusividad, olvidando al Otro. Así pues, seria el odio y no el amor lo que constituiría la fuente y el fundamento primero de la moral de los hombres.

Pero abordemos el Segundo Tiempo de nuestra Génesis. Sucede ahora que el yo debe imperativamente abrirse hacia el exterior para responder a sus apremiantes exigencias vitales. En esta Etapa, al necesitar imperiosamente la ayuda benevolente del mundo, el yo debe, obligatoriamente, interesarse y por él y consagrarle su energía. 

En este estado de necesidad material, y sometido al Principio que ordena buscar siempre el placer, el yo incorpora los objetos externos agradables, rechaza los desagradables y expulsa fuera de él todo la que es motivo de displacer. He aquí, pues, Tres Acciones por medio de las cuales el yo regula sus intercambios con el exterior: 


Incorporar.
Rechazar.
Expulsar.

Podemos considerar la Incorporación como la Primera Figura de la tendencia de Apertura al Otro, -quiero decir, de amor por el Otro en cuanto objeto de placer-, esta incorporación implica la supresión, la abolición de la existencia exterior de ese Otro. Así con este fenómeno, nos encontramos en presencia de Dos Movimientos simultáneos: un amor que incorpora y un odio que destruye.

Subrayemos que, durante esta Segunda Fase de la Génesis Mítica del yo, el mundo exterior se divide de esta manera, en Dos Partes bien diferenciadas: una, fuente de placer que será interiorizada por el yo, es decir, amada y destruida; otra, extraña al yo que será rechazada y odiada porque es inasimilable. En resumen, en este Segundo Estado, el yo tiende, en cuanto a él, a convertirse en un ser de puro placer purificado, mientras que el "afuera" se constituye como una parte amada en tanto asimilable, y una parte mala y extraña en tanto inintegrable, y para decirlo todo, odiada.

Desarrollemos la Tercera Fase de nuestra Mito. El "afuera" está organizado ahora como un bloque que envuelve al yo, a la manera de un medio ambiente principalmente inasimilable y hostil; este "afuera" se ofrece al yo ahora como un desafío, como un territorio que debe ser conquistado y sometido. El yo más decidido que nunca, diría :


"Puesto que no puedo incorporar esa masa de displacer, debo apoderarme de ella, respetando su existencia, pero neutralizando su autonomia". 

A este empuje del yo tendiente a dominar y tomar posesión del medio ambiente extraño, Freud lo califica de "pulsión de dominio". 

La finalidad de semejante pulsión es la de obtener placer de conquistar el campo de lo heterogéneo para conocerlo, someterlo y modificarlo. ¿Cuál es, entonces, la parte de odio y de amor en este impulso de conquista del yo? El amor se manifiesta aquí a través del carácter seductor de la pulsión de dominio destinada a llamar al Otro, seducirlo y envolverlo; mientras que el odio corresponde al objetivo tiránico de someter al Otro y abolir su individualidad, ya que no su existencia.

Como en el caso de la Incorporación, el amor y el odio permanecen, en la pulsión de dominio, indisolublemente ligados.

Este es el Mito de la Formación del yo. ¿Cuáles han sido en esta Génesis las diferentes figuras adoptadas por el odio? La primera y la más vigorosa es la indiferencia o rechazo pasivo; luego el rechazo activo y la expulsión de lo displacentero interior, y la destrucción de lo malo exterior, del Objeto exterior incorporado. Más tarde, en la Tercera Fase, el odio se reviste de una Nueva Figura, abolir la independencia del Objeto conquistado pero sin destruirlo materialmente. En síntesis: el odio es una Fuerza protectora del yo.

El odio en su relación con la destrucción, el sadismo, la Pulsión de Muerte y el masoquismo primario Es frecuente constatar que el dominio ejercido sobre un Objeto, su conquista y sometimiento, no se obtienen si no es al precio de su destrucción parcial. La pulsión de dominio o de conquista se confunde con una pulsión de destrucción. Y el odio agresivo y conquistador se convierte en una acción brutal y violenta. 

Este Estado, en el que el odio equivale a la destrucción, es llamado por Freud "sadismo originario"; sadismo tendiente a destruir, pero despojado de toda intención de hacer sufrir a la víctima conquistada; sadismo sin finalidad sexual sádica. El ejemplo más expresivo para ilustrar este sadismo sin finalidad sexual, es el de la inocente crueldad con que el niño rompe y destroza sus juguetes por el simple placer de destruir y de experimentar con ello el poder, de su fuerza muscular. Digamos que la musculatura es el sustrato orgánico de la Pulsión de Dominio. 

He hablado hace un instante de "placer de destruir y ejercitar la fuerza", pero debo añadir: "placer de conocer el interior del juguete, de arrancarle su secreto". Pues la Pulsión de Dominio no consiste únicamente en una tendencia a dominar y destruir parcialmente al Otro; también consiste en ese deseo que nos anima tan a menudo, de conocer y de saber, de revelar el enigma de las cosas. La pasión de conocer seria así, un deseo sublimado de la Pulsión de Dominio.

A fin de delimitar el sentido de términos tan próximos como "odio" y "sadismo". Dijimos que el "sadismo originario", era el placer de destruir por destruir, sin buscar hacer sufrir al otro. Esto es entendido como sinónimo de "odio". Al contrario, cuando al placer de agredir, se añade el placer de suscitar el dolor del otro, nos encontramos en presencia de un "sadismo perverso". ¿Qué es el sadismo perverso? 

Quisiera detenerme un instante y precisar que no podríamos gozar del dolor del otro sin una condición previa: la de haber experimentado uno mismo, en la realidad o en el fantasma, ese mismo dolor que se quiere infligir a la víctima. Es decir que yo no podría gozar sádicamente del dolor del otro, si no logro ante todo identificarme al Otro sufriendo ese misma dolor. Una tal identificación -condición necesaria y previa a mi goce sádico- está en relación con un fantasma masoquista en el que soy yo quien sufre. Para ser sádico, necesito apoyarme sobre el sustrato de un fantasma masoquista. Para ser sádico en la realidad, necesito ser masoquista en mi fantasma.

En una palabra: el sadismo originario, no perverso, cuya mejor ilustración es la crueldad infantil, no está al servicio de una función sexual; en cambio, su opuesto, el sadismo perverso, comporta, a su vez, un componente sexual manifiesto:el placer sexual de ver, entender y sentir el dolor del Otro, o mejor aún el Otro sufriendo.

¿Cómo conceptualizar, entonces, el odio con relación al sadismo? Pues bien; diremos que el odio es idéntico al sadismo no perverso, puesto que está despojado de cualquier componente sexual. Sin embargo, sigue siendo verdad y es frecuente el que tal o cual acceso de odio que podamos reconocer, muestre ser una pasión sádica y perversa de hacer sufrir al otro odiado. 

En este caso, el odio eminentemente sexualizado y erotizado, se confunde, sin duda, con el sadismo perverso que acabamos de definir. Pero entonces se me preguntaría: ¿Por qué distinguir tan netamente el odio del sadismo perverso, puesto que constatamos fácilmente que ese odio conlleva a menudo un componente perverso?

Mi respuesta es clara: reconozco esta posibilidad, pero prefiero dar mayor importancia al odio como pulsión no sexual y conservadora del yo. Concebir el odio como una pulsión de conservación del yo, es decir, como una Fuerza vital del yo sin finalidad sexual, permite hacer del odio un concepto autónomo, no disuelto en la noción vecina de sadismo, y conferirle así la nobleza de una sana defensa del yo.

Aquí debo introducir un nuevo término, insoslayable si se quiere estudiar el odio, a saber: el concepto tan delicado en su utilización, como es el de "pulsión de muerte".

¿Qué relación podemos establecer entre el odio y la Pulsión de Muerte? Es una Relación Doble. Por un lado, el odio actualiza la Pulsión de Muerte, cuando esta pulsión, vuelta hacia el exterior, se manifiesta baja la forma de una pulsión de destrucción, Pulsión de Dominio con finalidad agresiva, la misma de la que acabamos de hablar. Definir el odio como expresión de la pulsión destructora, equivale a definirlo como expresión de la Pulsión de Muerte dirigida hacia el exterior. 

Esto se da, evidentemente, cuando a esta vertiente exterior de la Pulsión de Muerte, se añade un componente erógeno, es decir un placer sexual y sádico, el placer de gozar del dolor del Otro violentado.

Examinemos ahora la Segunda Relación entre el odio y la Pulsión de Muerte, en el caso en que la Pulsión de Muerte está orientada no hacia el exterior, sino hacia el interior del yo. Se trata aquí de un lazo muy extraño, como lo verán. La vertiente interior de la Pulsión de Muerte expresa el aspecto menos localizable, el más silencioso; al contrario de su vertiente exterior cuya manifestación es siempre tumultuosa y tangible. 

Entonces, ¿Qué pretende la Pulsión de Muerte cuando se dirige al "adentro" de nosotros? ¿Nuestra desaparición? ¿Nuestra muerte? Es una respuesta posible, siendo como es tan sugerente el vocablo de Muerte y tan ambiguo el concepto de Pulsión de Muerte.

Ciertos Pasajes de la Obra de Freud van en este sentido y permiten pensar que la Pulsión de Muerte significa la tendencia natural del ser humano a autodestruirse. Pero ¿Qué encubre esta palabra de autodestrucción cuyo sentido se revela múltiple?

Una Primera Interpretación consiste en ver en la tendencia autodestructora de la Pulsión de Muerte un movimiento tendiente a llevar al ser viviente hacia un más acá de su punto de origen, hacía el estado inorgánico. Una interpretación diferente consisitiría en considerar la tendencia autodestructora como una tendencia inconsciente que acompaña el movimiento biológico hacia ese final fatal destinado a todos los seres vivientes: la Muerte.

Yo les propongo una Tercera Interpretación, enlazada con mi trabajo de elaboración con el odio; esta Interpretación no excluye las otras, pero las completa. Consistiría en considerar que la autodestrucción perseguida por la Pulsión de Muerte no busca, de manera alguna la desaparición o la extinción del ser viviente sino toda lo contrario: buscaría su conservación. La autodestrucción no sería autosupresión de nosotros mismos, sino más bien, destrucción en nosotros mismos de todo lo que es perjudicial e inútil. 

En otros términos, la Pulsión de Muerte dirigida hacía nuestro interior, debe ser comprendida como una tendencia a separarnos de nuestras propias producciones inútiles; una tendencia a hacer envejecer y perecer aquello que, ineluctablemente, debe separarse de nosotros con el fin de regenerar y renovar mejor la substancia viviente. En resumen, la Pulsión llamada de "Muerte", podría ser calificada como pulsión "de separación y de pérdidas", y definida en consecuencia, como una Potencia de Vida psíquica destinada a conservar al Individuo, haciendo perecer en él aquello que le es perjudicial.

Entendida así, como una Fuerza de Separación, de Pérdidas y de Renovación en el seno mismo de nuestro yo, la actividad de la Pulsión de Muerte produciría un placer singular, como si la separación de nuestra relación con los objetos caducos y su caída, hubiesen implicado un placer sexual. Esta Hipótesis de un placer sexual suscitado por la actividad interna de la Pulsión de Muerte, justifica la llamativa Fórmula empleada por Freud de "masoquismo primario", placer surgido de la autodestrucción según la acepción en la que la tomamos, es decir: Separación, Pérdidas y Renovación.

¿Qué decir, entonces, del odio manifestado a uno mismo sino que está dirigido contra lo heterogéneo que hay en nosotros, para separarlo de nosotros y rechazarlo? Volvamos al comienzo mismo de nuestra Génesis Mítica del yo, al momento en que afirmábamos que, en este Estadio Primítivo, el odio primordial era más antiguo que el amor por el Otro.
En este punto de nuestro desarrollo, y a la luz de la Hipótesis freudiana del masoquismo primario, debemos postular la existencia de un odio dirigido hacia uno mismo, que es todavía más originario que el odio primordial dirigido al Otro, aquel que identificábamos con la indiferencia.

A la Secuencia: amor de sí > indiferencia > odio contra otro > amor por el otro, propuesto al comienzo de este Trabajo, debemos añadir ahora, el Elemento "odio contra sí" y situarlo en paralelo con el primer término que era: amor de sí.



EL ODIO: REACCIÓN DEFENSIVA DEL YO PARA EVITAR EL DOLOR 

Al igual que para la angustia y la culpabilidad, la sede del odio es el yo, contrariamente a lo que hemos observado en el caso del dolor, en el que implota bajo el efecto de una ruptura en el Fantasma en el Ello.

El lugar del odio es pues, el yo. Pocas emociones existen en la vida que, al igual que el odio, puedan conferir al sujeto una convicción tan intensa de estar en la verdad y estar acompañadas de un sentimiento tan completo de omnipotencia. Cuando alguien vive el odio, éste se le convierte en una fuente de placer narcisista que surge porque él ya se siente confortado en su sentimiento de ser yo. Si el amor puede definirse como una demanda de ser reconocido por el otro, quiera decir, reconocido en mi ser, el odio se especifica por ser un movimiento impulsivo de auto-reconocimiento, a cambio, del desprecio por el otro.

Pero, ¿Qué es entonces, hablando con precisión, el odio? ¿Cómo justificar mi definición que concibe al odio como una reacción defensiva y narcisista del yo a fin de evitar el dolor de la pérdida de un Objeto preciso en circunstancias precisas? ¿Cuál es esta pérdida y cuáles son esas circunstancias?

Digamos en primer lugar, que el odio sólo puede nacer en el seno de una relación durable con un otro amado del cual dependemos. Que esta dependencia sea fácilmente localizable o no, el caso es, nótenlo bien, que el Otro del amor es siempre un Otro que dispone del poder de responder a nuestra demanda o, al contrario, de ignorarla. Es precisamente ésa la razón por la cual los casos de odio más frecuentes -y nuestra experiencia de Analistas nos lo Enseña -se dan cuando la persona odiada es un miembro de nuestra familia. Es entre miembros de una misma familia o entre antiguos enamorados cuando se observa el odio más encarnizado y destructor.

Quisiera ser preciso en mi definición de la relación amorosa porque, si el odio viene después del amor y sobre el fondo del amor, no podemos comprender su Mecanismo sin antes haber detallado y elucidado la Lógica del Amor. Acabo de decir que el odio sucede al amor y, hablando del odio-pulsión, he afirmado también, en sentido opuesto, que el odio es anterior al amor. Estas proposiciones no se contradicen: en tanto pulsión, el odio precede al amar, en tanto reacción narcisista del yo, el odio sucede al amor.

¿Qué es pues el amor? Esta es la Pregunta que debemos hacernos. El amor es una promesa, la promesa de que un otro -llamémoslo el Otro del amor -tiene el poder de conceder o no. ¿Y qué es ese don cuya promesa me ata al otro? No es una cosa concreta sino la parte que supuestamente colmaría mi "falta en ser". 

El don que espero del Otro es, en realidad, una nada, una nada cuya virtud consiste en preservar y alimentar mi espera. Esta nos permite comprender la célebre fórmula de Lacan: 

"El amor consiste en dar la que no se tiene". 

Yo la traduciría así: el amor es la promesa de un don que algún día llegará, o también: el amor es la promesa de un don que algún día llegará o, si nos ponemos en el lugar del que recibe: el amor consiste en esperar la nada del Otro. Seamos claros: lo que cuenta en el amor no es el don sino la tensión de la espera; es el suspenso de la promesa.

Recuerden ustedes que, al estudiar el dolor, he definido la angustia como la reacción a la amenaza de perder al ser amado, o de perder el amor de este ser amado. Ahora podemos reemplazar esta expresión por la proposición siguiente: la angustia es la reacción ante la amenaza de perder mí espera del don del otro; es decir mi esperanza, mi ilusión de que un día él sabrá colmar mi ser. 

Volvamos al odio reacción y distingamos en él dos tiempos: el despertar del odio y la realización del odio. Si el Otro del amor tiene el poder de concederme o no el don esperado, el Otro del odio posee también un poder temible, el poder de herirme. El Otro del odio tiene el poder, no ya de concederme un don, sino de hacerme mal y de gozar de ese mal. 

El odio que siento contra alguien ha sido engendrado por mi suposición -justificada o no en la realidad, eso no importa- de que el Otro, por su crueldad, está en el origen de mi sufrimiento. Al Otro del odio lo supongo siendo perverso o más exactamente, sádico. Una de los reproches más frecuentes que quien odia dirige al ser odiado sería el siguiente:


"Tú has excitado mi deseo para luego frustrarlo", o de otra forma: "Tú me has seducido y despertado mi amor para luego abandonarme".

Como todos los sentimientos humanos, el odio sólo puede subsistir apoyado en un Fantasma alimentado por imágenes y hecho manifiesto en gestos y palabras. Y justamente, ¿Cuál es el Fantasma del odio? Consiste en lo siguiente: el Otro perverso del odio ha perdido todo poder y, en el momento presente, se encuentra reducido al estado de Objeto sometido a las Fuerzas de mis pulsiones destructoras. Se convierte así en la marioneta atormentada que alimenta mis imágenes crueles y agresivas.

He aquí lo que deseaba transmitir acerca del Concepto de odio en cuanto reacción narcisista.

Puedo ya adelantar la proposición que me parece caracterizar la Naturaleza del odio, proposición con la que quisiera concluir: el odio es una defensa, un sobresalto del yo, una crispación agresiva para evitar la experiencia dolorosa de la pérdida del amor, de la pérdida de la promesa de un don. Aquéllo que quien odia no puede admitir, es el haber perdido la promesa que la vinculaba al Otro, la esperanza de que un día su falta será colmada.

Para definir el odio he adelantado la palabra "sobresalto" a fin de indicar que este odio es una reacción transitoria y, en última instancia, una vana tentativa de negar el dolor de ser abandonado. Digo "vana tentativa" porque tarde o temprano, el sujeto que odia deberá afrontar, inexorablemente, la pena, la pesadumbre a la tristeza.

Quisiera cerrar esta reflexión con una última frase que, a mi juicio, puede puntuar nuestra relación al amor y al odio. Yo la colocaría en los labios de un Analizante, al final de su Análisis:


"Conocer bien a alguien equivale a haberle amado y odiado sucesivamente. Amar y odiar equivale a experimentar con pasión, el ser de un ser."


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LA ELECCION DE LOS MONOS











Las columnas que escribí hasta ahora pueden categorizarse de la siguiente manera: 


1] optimistas, 
2] pesimistas, 
3] absolutamente pesimistas, con augurios de tragedia, y 
4] esas que ni yo sé bien de qué hablan. 

Desde que instalaron medidores en la versión online de Perfil, noté una tendencia que confirmé recién, fijándome caso por caso. La mayoría de columnas pesimistas se corresponde con una mayoría de comentarios en Twitter. 

A las pocas instancias optimistas les fue mucho peor en Twitter y mucho mejor en Facebook, y a las más resignadas [3] no las quiere nadie, tienen todavía menos repercusión que las que no se entienden [4], aun cuando el número de lectores sea mucho mayor. No parece haber otro parámetro; no importa si son más aburridas o presentan ideas más interesantes. Lo que importa es si terminan bien o terminan mal.

No es novedad que todo el mundo –me incluyo– prefiere ver y compartir cosas que terminan bien. Me gusta El hombre elefante, pero no la recomiendo todo el tiempo, algo que sí puedo hacer, digamos, con Ferris Bueller. 

Más interesante es lo de Twitter vs. Facebook, porque parece reflejar la distinción universal entre mainstream y arthouse. Las tragedias son impopulares, la mayoría quiere que las historias terminen bien, y una minoría educada prefiere que terminen más o menos.

En 1956, el psicólogo estadounidense Jack Brehm recibió muchos regalos de casamiento y se los llevó todos a su oficina. Convocó a unas cuantas amas de casa y las sometió a un experimento que estableció las bases de lo que hoy se conoce como “paradigma de libre elección.” Brehm fue intuitivo y poco serio, pero medio siglo después sus conclusiones son universalmente aceptadas: nuestras elecciones modifican nuestras preferencias. 

Una vez que elegimos irnos de vacaciones a Tailandia, nos resulta más tentador que Brasil; el acto de elegir la cafetera hace que la cafetera nos guste más que la aspiradora. Lo cual no quiere decir que las preferencias no existan -por algo elegimos la cafetera-. Pero después de haberla elegido la preferimos más que antes.

Viendo si por ese lado entendía mejor la relación intangible que tengo con los lectores de esta columna, llegué al trabajo de Laurie Santos, que tiene un Laboratorio lleno de Monos en la Universidad de Yale. A los Monos les gustan los chocolates M&M y –en un momento de iluminación casual– la doctora Santos notó que no les importa de qué color sean. Les da lo mismo el color, son Monos. Salvo que los obligues a elegir entre un color y otro. 


Laurie Santos

El mismo Mono que antes comía cualquier M&M es forzado a elegir entre uno amarillo y uno azul. Si elige el azul, después prefiere el azul y descarta el amarillo. Distintos Experimentos, repetidos con un montón de Monos, demuestran que valoran más lo que ya eligieron: hacen lo mismo que las personas. 

O, mejor dicho -aunque suene peor-, nosotros hacemos lo mismo que ellos, por los mismos motivos, que –como suele pasar con los comportamientos derivados de un rasgo evolutivo– son interpretables.

Que esta tendencia exista no implica que determine nuestro comportamiento social, porque hay muchas otras variables, la razón entre ellas. Está de moda extrapolar darwinismo para explicarlo todo; prefiero evitar esa tentación. Pero me interesó una variante en el trabajo de Santos: si los Monos creen haber elegido el M&M azul, lo prefieren después de todos modos. Santos los engaña, les da el azul haciéndoles creer que eligen, cuando en realidad no tenían otra opción. Los Monos le creen, y después defienden el azul. 

No iba a hablar de esto, pero no pude evitar identificarme con el Mono: sospecho que si en esta elección la lista más opositora lleva de segundo diputado a un ministro kirchnerista, está pasando algo raro que merece ser investigado -no por mí-. Y que tal vez, a veces, elegir no sea la mejor manera de entender lo que uno quiere.


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EL LIBRO PERDIDO DE ENKI [4/14]

Por Zecharia Sitchin







SINOPSIS DE LA CUARTA TABLILLA
Los nibiruanos celebran incluso la pequeña cantidad de Oro entregada | Las pruebas sobre la utilización del Oro como escudo atmosférico tienen éxito | Se envían a la Tierra más Héroes y nuevos Equipos | La extracción de Oro de las Aguas sigue siendo decepcionante | Ea descubre menas de Oro que precisan de una profunda extracción en el Abzu | Enlil, y después Anu, vienen a la Tierra para tomar decisiones cruciales | Cuando los hermanastros se pelean, las suertes deciden las tareas | Ea, renombrado Enki -Señor de la Tierra-, va al Abzu | Enlil se queda para desplegar instalaciones permanentes en el Edin | Mientras Anu se prepara para partir, es atacado por Alalu | Los Siete Que Juzgan sentencian a Alalu al exilio en Lahmu | Ninmah, hija de Anu y oficial médico, es enviada a la Tierra. Al hacer una parada en Lahmu -Marte-, Ninmah encuentra muerto a Alalu | Una roca, tallada con el aspecto del rostro de Alalu, le sirve de tumba Se le da a Anzu el mando de la Estación de Paso en Lahmu | Enki representado como Dios de las Aguas y la Minería.




LA CUARTA TABLILLA

A Nibiru se transmitieron palabras del ascenso; en Nibiru había mucha expectación. Abgal dirigió el Carro con confianza; dio una vuelta alrededor de Kingu, la Luna, para ganar velocidad con la fuerza de su Red. Mil leguas, diez mil leguas viajó hasta Lahmu, para obtener con la fuerza de su Red una dirección hacia Nibiru. Más allá de Lahmu se arremolinaba el Brazalete Repujado; Con destreza, Abgal hizo brillar los Cristales de Ea, para localizar los senderos abiertos.

¡El Ojo del Hado le miró favorablemente! Más allá del Brazalete, el Carro recibió las señales transmitidas desde Nibiru; Hacia casa, hacia casa era la dirección. Frente a él, en la oscuridad, con un tono rojizo brillaba Nibiru; ¡Una hermosa visión! El Carro se dirigía ahora por medio de las señales transmitidas. Tres vueltas dio alrededor de Nibiru, para frenarse con la fuerza de su Red.

Acercándose al planeta, Abgal pudo ver la brecha en su Atmósfera; sintió que se le encogía el corazón, pensando en el Oro que traía. Atravesando el espesor de su atmósfera, el Carro refulgió, su calor insoportable; Hábilmente, Abgal desplegó las alas del Carro, deteniendo así su descenso. Más allá estaba el lugar de los Carros, una visión de lo más atractiva; Suavemente, Abgal hizo bajar su Carro hasta un lugar elegido por los Rayos.

Abrió la portezuela; ¡Había una multitud reunida! Anu se adelantó hacia él, le estrechó los brazos, pronunció palabras de Bienvenida. Los Héroes se precipitaron dentro del Carro, sacaron los cestos de Oro. Llevaban los cestos encima de la cabeza, Anu exclamó palabras de victoria ante los reunidos: ¡La salvación está aquí!, les dijo. Abgal fue acompañado hasta el Palacio, se le escoltó para que descansara y lo contara todo.

El Oro, una visión de lo más deslumbrante, se lo llevaron los sabios rápidamente; para convertirlo en el más fino Polvo, para lanzarlo hacia el Cielo se transportó. La Elaboración llevó todo un Shar, otro Shar llevaron las Pruebas. Con proyectiles se llevó el Polvo hasta el Cielo, con Rayos de Cristales se dispersó. ¡Donde hubo una brecha, había ahora sanación! La alegría llenó el Palacio, era de esperar la abundancia en las tierras.

Anu transmitió buenas palabras a la Tierra: ¡El Oro da la Salvación! ¡La extracción de Oro debe continuar! Cuando Nibiru llegó a las cercanías del Sol, el Polvo de Oro se vio perturbado por sus Rayos; disminuyó la curación en la Atmósfera, la brecha se volvió a hacer grande. Anu ordenó que Abgal volviera a la Tierra; en el Carro viajaron más Héroes, en sus entrañas, se pusieron más Lo-Que-Succiona-las-AguasExpulsadores; Con ellos, se le ordenó a Nungal que partiera, para que ayudara a Abgal en el pilotaje.

Hubo gran alegría cuando Abgal volvió a Eridú; ¡Hubo mucha bienvenida y estrechar de brazos! Ea reflexionó con detenimiento sobre las nuevas Obras hidráulicas; había una sonrisa en su rostro, pero su corazón estaba encogido. Para cuando llegó el Shar, Nungal estaba listo para partir en el Carro; en sus entrañas, el Carro sólo llevaba unas cuantas cestas de Oro. ¡El corazón de Ea le estaba anticipando la decepción en Nibiru!

Ea intercambió palabras con Alalu, reconsideraron lo que sabían: si la Tierra, la cabeza de Tiamat, fue cortada en la Batalla Celestial, ¿Dónde estaba el cuello, dónde estaban las venas de Oro que se cortaron? ¿Por dónde sobresaldrían las venas de las entrañas de la TierraEa viajó sobre montañas y valles en la Cámara Celeste, examinó con el Explorador las tierras separadas por los océanos.

Una y otra vez, se encontraba la misma indicación: las entrañas de la Tierra se revelaron donde se desgarró la tierra seca de la tierra seca; ¡Donde la masa de tierra tomó la forma de un corazón, en la parte inferior de la misma, las venas doradas de las entrañas de la Tierra serían abundantes! Abzu, del Oro el Lugar de Nacimiento, le puso por nombre Ea a la Región. Luego, Ea transmitió a Anu palabras de Sabiduría: En verdad, la Tierra está llena de Oro; de las venas, no de las Aguas, hay que conseguir el Oro.

De las entrañas de la Tierra, no de sus Aguas, se tiene que obtener el Oro, ¡De una región más allá del océano, Abzu será llamada, se puede conseguir Oro en abundancia! En el Palacio, hubo gran asombro, Sabios y Consejeros reflexionaron sobre las palabras de Ea; que hay que obtener Oro, en eso había unanimidad; cómo obtenerlo de las entrañas de la Tierra, en eso había mucha discusión. En la Asamblea, un Príncipe habló; era Enlil, el hermanastro de Ea. 

Primero Alalu, luego su hijo por matrimonio, Ea, en las Aguas pusieron todas sus esperanzas; aseguraban la Salvación por el Oro de las Aguas, Shar tras Shar, todos esperábamos la Salvación, ahora escuchamos cosas diferentes, emprender un trabajo más allá de lo imaginable, ¡Hacen falta Pruebas de las venas doradas, hay que garantizar un Plan para el éxito! Así dijo Enlil a la Asamblea; muchos estuvieron de acuerdo con sus palabras. ¡Que vaya Enlil a la Tierra!, dijo Anu. ¡Que obtenga Pruebas, que ponga en marcha un Plan!

¡Sus palabras serán tenidas en cuenta, sus palabras serán órdenes! La Asamblea dio su consentimiento, aprobó la Misión de Enlil. Con Alalgar, su lugarteniente, Enlil partió hacia la Tierra; Alalgar era su Piloto. A cada uno se les proveyó con una Cámara Celeste. Se transmitieron a la Tierra las palabras de Anu, el Rey, palabras de decisiones: ¡Enlil estará al mando de la Misión, su palabra será orden! 
Cuando Enlil llegó a la Tierra, Ea estrechó los brazos cálidamente con su hermanastro, Ea le dio la bienvenida a Enlil como hermano.

Ante Alalu, Enlil hizo una reverencia, Alalu le dio la bienvenida con débiles palabras. Los Héroes profirieron palabras de cálida bienvenida a Enlil; mucho esperaban de su mandato. Enlil ordenó que se ensamblaran las Cámaras Celestes, en una Cámara Celeste, se remontó en el cielo; Alalgar, su lugarteniente, iba de Piloto con él. Ea, en otra Cámara Celeste pilotada por Abgal, les mostró el camino hacia el Abzu.

Inspeccionaron las tierras secas, de los océanos tomaron cuidadosa nota. Desde el Mar Superior hasta el Mar Inferior, exploraron las tierras, de todo lo que había arriba y abajo tomaron nota. Hicieron pruebas del suelo en el Abzu. En verdad, había Oro; con mucha tierra y rocas estaba mezclado, no estaba refinado como en las Aguas, estaba oculto en una mezcla. Volvieron a Eridú; reflexionaron sobre lo que habían encontrado. 

¡Hay que emprender nuevos trabajos en Eridú, no puede seguir sola en la Tierra!, así dijo Enlil; describió un gran Plan, estaba proponiendo una gran Misión: traer más Héroes, fundar más Asentamientos, para obtener el Oro de las entrañas de la Tierra, para separar el Oro de la mezcla, y transportarlo en Naves Celestes y Carros, para llevar a cabo trabajos en Lugares de Aterrizaje. 

¿Quién estará al mando de los Asentamientos, quién estará al mando del Abzu?, así le preguntó Ea a Enlil. ¿Quién tomará el mando para la ampliación de Eridú, quién supervisará los Asentamientos?, así decía Alalu. ¿Quién tomará el mando de las Naves Celestes y del Lugar de Aterrizaje?, así inquirió Anzu. ¡Que venga Anu a la Tierra, que tome él las decisiones!, así dijo Enlil en respuesta.

Viene ahora el Relato de cómo Anu vino a la Tierra, de cómo se echaron suertes entre Ea y Enlil, de cómo se le dio a Ea el Título-Nombre de Enki, de cómo luchó Alalu por segunda vez con Anu. En un Carro Celestial viajó Anu a la Tierra; siguió la Ruta junto a los planetas. Nungal, el Piloto, dio una vuelta alrededor de Lahmu; Anu lo observó atentamente. La Luna, que en otro tiempo fue Kingu, circundaron y admiraron. Por ventura, ¿No se podrá encontrar Oro ahí?, se preguntaba Anu en su corazón. 

En las Aguas, junto a los pantanos, amerizó su Carro; para la llegada, Ea preparó embarcaciones de juncos, para que Anu llegara navegando. Arriba se cernían las Cámaras Celestes, le estaban ofreciendo una Bienvenida Real. En la primera Embarcación, iba el mismo Ea, fue el primero en recibir al Rey, su padre. Ante Anu se inclinó, después Anu lo abrazó. ¡Hijo mío, mi Primogénito!, exclamó Anu. 

En la plaza de Eridú, los Héroes estaban formados, dando una Bienvenida regia en la Tierra a su Rey. Frente a ellos estaba Enlil, su Comandante. Éste se inclinó ante Anu, el Rey; Anu lo abrazó contra su pecho. Alalu también estaba allí, de pie, no estaba seguro de qué hacer; Anu le ofreció el saludo. ¡Estrechemos los brazos, como camaradas!, le dijo a Alalu. Dudando, Alalu se adelantó, ¡Con Anu estrechó los brazos! 

Se preparó una comida para Anu; por la noche, Anu se retiró a una cabaña de caña que le había construido Ea. El día siguiente, el Séptimo por la cuenta comenzada por Ea, era día de descanso. Era un día de palmadas en la espalda y Celebración, como correspondía a la llegada de un Rey. Al día siguiente, Ea y Enlil presentaron sus Hallazgos ante Anu, discutieron con él lo que se había hecho y lo que había que hacer. 

¡Dejad que vea las tierras por mí mismo!, les dijo Anu. Todos ellos se elevaron en las Cámaras Celestes, observaron las tierras de mar a mar. Volaron hasta el Abzu, aterrizaron en su suelo, donde se ocultaba el Oro. ¡La extracción de Oro será difícil!, dijo Anu. Es necesario obtener Oro; ¡Hay que conseguirlo, por muy profundo que se encuentre! 

¡Que Ea y Enlil diseñen Herramientas para este propósito, y que les asignen trabajo a los Héroes, que averigüen cómo separar el Oro de la tierra y las rocas, cómo enviar Oro Puro a Nibiru! ¡Que se construya un Lugar de Aterrizaje, que se asignen más Héroes a los trabajos en la Tierra! Así dijo Anu a sus Dos Hijos; en su corazón, estaba pensando en Estaciones de Paso en los cielos.

Ésas fueron las órdenes de Anu; Ea y Enlil inclinaron la cabeza aceptándolas. Hubo anocheceres y amaneceres; y a Eridú volvieron todos. En Eridú tuvieron un Consejo, para asignar Trabajos y Deberes. Ea, que había fundado Eridú, fue el primero en pronunciarse: yo he fundado Eridú; que se establezcan otros Asentamientos en esta Región, que se conozca por el nombre del Edin, Morada de los Rectos.

¡Déjeseme a mí el Comando del Edin, que se encargue Enlil de la extracción del Oro! Enlil se enfureció con estas palabras: ¡El Plan es improcedente!, le dijo a Anu. Del mando y de trabajos a realizar, yo soy el mejor; de Naves Celestes, yo tengo los Conocimientos. De la Tierra y sus Secretos, mi hermanastro, Ea, es conocedor; él descubrió el Abzu, ¡Que sea él el Señor del AbzuAnu escuchó con atención las airadas palabras; los hermanos eran dé nuevo hermanastros, ¡El Primogénito y el Heredero Legal contendían con palabras como armas!

Ea era el Primogénito, nacido a Anu de una concubina; Enlil, nacido después, fue concebido por Antu, la esposa de Anu. Era hermanastra de Anu, haciendo por tanto a Enlil Heredero Legal, imponiéndose así al Primogénito para la Sucesión. Anu estaba temiendo un conflicto que pusiera en peligro la obtención del Oro; uno de los hermanos debía regresar a Nibiru, la Sucesión debía ser excluida de cualquier consideración, así se decía Anu a sí mismo. 

Y en voz alta les hizo una sorprendente sugerencia a los dos: ¡Uno volverá a Nibiru para sentarse en el Trono, uno mandará en el Edin, uno será el señor del Abzu, entre los Tres, yo con vosotros, lo determinaremos a suertes! Los hermanos se quedaron callados, aquellas audaces palabras los había tomado por sorpresa. ¡Echémoslo a suertes!, dijo Anu. ¡Que la decisión venga de la mano del Hado!

Los Tres, el padre y los dos hijos, unieron las manos. Echaron suertes, las tareas se dividieron por suertes: Anu para que vuelva a Nibiru, para seguir siendo su Soberano en el Trono; el Edin le tocó a Enlil, para ser el Señor del Mandato, como su nombre indicaba, Para fundar más Asentamientos, para hacerse cargo de las Naves Celestes y de sus Héroes, para ser el Líder de todas las Tierras hasta que encontraran la barrera de los mares. 

A Ea se le concedieron como dominio los Mares y los Océanos, para que gobernara las Tierras bajo la barrera de las Aguas, para ser el señor del Abzu, para con ingenio procurar el Oro. Enlil estuvo conforme con las suertes, aceptó con una inclinación la mano del Hado. Los ojos de Ea se llenaron de lágrimas, no quería separarse de Eridú ni del Edin. ¡Que Ea conserve para siempre su hogar de Eridú!, le dijo Anu a Enlil

¡Que se recuerde siempre que fue el Primero en amerizar, que se conozca a Ea como el señor de la Tierra; Enki, Señor de la Tierra, sea su Título! Enlil aceptó con una inclinación las palabras de su padre; a su hermano dijo así: Enki, Señor de la Tierra, será a partir de ahora tu Título-Nombre; yo seré conocido como Señor del Mandato. Anu, Enki y Enlil anunciaron las Decisiones a los Héroes en Asamblea. 

¡Las Tareas están asignadas, el éxito está a la vista!, les dijo Anu. ¡Ahora puedo despedirme de vosotros, puedo volver a Nibiru con el corazón tranquilo! Alalu se adelantó hacia Anu. ¡Se ha olvidado un asunto importante!, gritó. ¡El Señorío de la Tierra se me asignó a mí; ésa fue la promesa cuando anuncié a Nibiru el Hallazgo del Oro! 

¡Tampoco he renunciado a mis pretensiones sobre el Trono de Nibiru, y es una grave abominación que Anu lo comparta todo con sus hijos! Así desafió Alalu a Anu y a sus decisiones. Al principio, Anu se quedó sin palabras; después, enfurecido, respondió: ¡Que nuestra disputa se decida en una Segunda Lucha, peleemos aquí, hagámoslo ahora! Con desprecio, Alalu se quitó la ropa; del mismo modo, Anu se desnudó. 

Desnudos, los dos Miembros de la Realeza comenzaron a forcejear, fue una poderosa Lucha. Alalu hincó la rodilla, al suelo Alalu cayó; Anu pisó con su pie el pecho de Alalu, declarando así la victoria en la Lucha. Por la Lucha se tomó la decisión; ¡Yo soy el Rey, Alalu no volverá a NibiruAsí estaba hablando Anu cuando quitó el pie del caído Alalu. Como un Rayo, Alalu se levantó del suelo. Derribó a Anu por las piernas. 

Abrió la boca y, rápidamente, le arrancó de un bocado su hombría a Anu, ¡Alalu se tragó la hombría de AnuEn dolorosa agonía, Anu lanzó un alarido a los cielos; al suelo cayó herido. Enki se precipitó sobre el caído Anu, Enlil tomó cautivo al riente Alalu. Los Héroes llevaron a Anu a su cabaña, palabras de maldición pronunció él contra Alalu. ¡Que se haga justicia!, gritó Enlil a su lugarteniente. ¡Con tu arma-rayo, que Alalu sea muerto! ¡No! ¡No!, gritó encarnizadamente Enki. 

¡La Justicia está dentro de él, en sus entrañas ha entrado el veneno! Llevaron a Alalu a una cabaña de cañas, ataron sus manos y sus pies como a un prisionero. Viene ahora el Relato del Juicio de Alalu, y de los sucesos que acaecieron después en la Tierra y en Lahmu. En su cabaña de caña, Anu estaba herido; en la cabaña de caña, Enki le aplicaba la curación. En su cabaña de caña, Alalu estaba sentado, escupía saliva de su boca; en sus entrañas, la hombría de Anu era como una carga, sus entrañas se habían impregnado con el semen de Anu; como una hembra en el parto, el vientre se le estaba hinchando. 

Al Tercer Día, los dolores de Anu remitieron; su orgullo estaba enormemente herido. ¡Quiero volver a Nibiru!, dijo Anu a sus dos hijos. ¡Pero antes se tiene que hacer un Juicio a Alalu; debe ser impuesta una sentencia adecuada al crimen! Según las Leyes de Nibiru, hacían falta Siete Jueces, presidiría el de mayor rango de ellos. En la Plaza de Eridú, los Héroes se reunieron en Asamblea para presenciar el Juicio de Alalu. 

Para los Siete Que Juzgan se pusieron Siete Asientos; para Anu, presidiendo, se preparó el Asiento más alto. A su derecha se sentó Enki; Enlil se sentó a la izquierda de Anu. A la derecha de Enki se sentaron Anzu y Nungal; Abgal y Alalgar se sentaron a la izquierda de Enlil. Ante estos Siete Que Juzgan fue llevado Alalu; sin desatar sus manos y sus pies. Enlil fue el Primero en hablar: ¡En Justicia, se llevó a cabo una Lucha, Alalu perdió la Realeza ante Anu! ¿Qué dices tú, Alalu?, le preguntó Enki. 

¡En Justicia, se llevó a cabo una Lucha, la Realeza perdí!, dijo Alalu. ¡Habiendo sido vencido, Alalu perpetró un abominable crimen, la hombría de Anu mordió y se tragó! Así hizo Enlil la acusación del crimen. ¡La muerte es el castigo!, dijo Enlil. ¿Qué dices tú, Alalu?, le preguntó Enki a su padre por matrimonio. Hubo silencio; Alalu no respondió a la pregunta. ¡Todos presenciamos el crimen!, dijo Alalgar. 

¡La sentencia debe ser conforme a ello! ¡Si hay palabras que quieras pronunciar, dilas antes del Juicio!, dijo Enki a Alalu. En el silencio, Alalu comenzó a hablar lentamente: En Nibiru fui Rey, por Derecho de Sucesión estuve reinando; Anu fue mi copero. A los Príncipes puso en pie, a una Lucha me desafió; durante Nueve Vueltas fui Rey en Nibiru, a mi simiente le pertenecía la Realeza. El mismo Anu se sentó en mi Trono, y para escapar de la muerte hice un peligroso Viaje hasta la distante Tierra. 

¡Yo, Alalu, descubrí en un planeta extraño la salvación de Nibiru! ¡Se me prometió que volvería a Nibiru, para reponerme en Justicia en el Trono! Después, vino Ea a la Tierra; el que, por compromiso, fue designado el siguiente para reinar en Nibiru. Después, vino Enlil, reivindicando para sí la Sucesión de Anu. Después, vino Anu, a suertes engañó a Ea; Enki, el Señor de la Tierra, fue proclamado, para ser el Señor de la Tierra, no de Nibiru.

Después, se le concedió a Enlil el mando, al distante Abzu fue relegado Enki. De todo esto se dolía mi corazón, el pecho me ardía de vergüenza y furia; después, Anu puso su pie sobre mi pecho, ¡Sobre mi dolido corazón estaba pisando! En el silencio, Anu levantó la voz: Por la simiente Real y por la Ley, en justa Lucha gané el Trono. ¡Mi hombría mordiste y tragaste, para interrumpir mi Linaje! 

Enlil habló: El acusado ha admitido el crimen, que se dicte sentencia, ¡Que el castigo sea la Muerte! ¡Muerte!, dijo Alalgar. ¡Muerte!, dijo Abgal. ¡Muerte!, dijo Nungal. ¡Por sí misma le llegará la Muerte a Alalu, lo que ha tragado en sus entrañas le traerá la Muerte!, dijo Enki. ¡Que Alalu esté en prisión para el resto de sus días en la Tierra!, dijo Anzu. 

Anu reflexionaba en las palabras de ellos; se sentía abrumado por la ira y la compasión a un tiempo. ¡Morir en el exilio, que ésa sea la sentencia!, dijo Anu. Sorprendidos, los jueces se miraron unos a otros. No entendían lo que Anu estaba diciendo. ¡Ni en la Tierra ni en Nibiru será el exilio!, dijo Anu. En el trayecto, está el planeta Lahmu, dotado con Aguas y Atmósfera. 

Enki, siendo Ea, se detuvo allí; acerca de él he estado pensando para una estación de paso. La fuerza de su Red es menor que la de la Tierra, una ventaja que hay que considerar sabiamente; Alalu será llevado en el Carro Celestial, cuando yo parta de la Tierra, él hará el Viaje conmigo. Daremos vueltas alrededor del planeta Lahmu, le proporcionaremos a Alalu una Cámara Celeste, para que en ella descienda al planeta Lahmu.

¡Solo en un planeta extraño, exiliado estará, Para que cuente por sí mismo sus días hasta su último día! Así pronunció Anu las palabras de la sentencia, con toda solemnidad. Por unanimidad se impuso esta sentencia sobre Alalu, en presencia de los Héroes se anunció. Que Nungal sea mi Piloto hasta Nibiru, para que desde allí dirija de nuevo a otros Carros portando Héroes hacia la Tierra. 

¡Que Anzu se una al Viaje, para que se haga cargo del descenso a Lahmu! Así pronunció sus órdenes Anu. Para el día siguiente se dispuso la partida; todos los que tenían que marchar fueron llevados en Embarcaciones hasta el Carro. ¡Tienes que preparar un Lugar para Aterrizajes en tierra firme!, le dijo Anu a Enlil. ¡Tendrás que hacer Planes sobre cómo utilizar Lahmu como Estación de Paso!

Hubo despedidas, tanto alegres como tristes. Anu embarcó en el carro cojeando, Alalu entró en el Carro con las manos atadas. Después, el Carro se remontó en los cielos, y la visita real terminó. Dieron una vuelta alrededor de la Luna; Anu estaba encantado con su visión. Viajaron hacia el rojizo Lahmu, dos veces lo circundaron. Descendieron hacia el extraño planeta, vieron montañas tan altas como el cielo y grietas en la superficie. 

Observaron el sitio donde una vez aterrizó el Carro de Ea; estaba a la orilla de un lago. Frenados por la fuerza de la Red de Lahmu, dispusieron en el Carro la Cámara Celeste. Entonces, Anzu, su Piloto, le dijo a Anu unas palabras inesperadas: Descenderé con Alalu al suelo firme de Lahmu, ¡No quiero volver al Carro con la Cámara Celeste! Me quedaré con Alalu en el planeta extraño; lo protegeré hasta que muera. ¡Cuando muera por el veneno en sus entrañas, lo enterraré como se merece un Rey!

En cuanto a mí, habré hecho mi Nombre; ¡Anzu, dirán, frente a todo, fue compañero de un Rey en el exilio, vio cosas que otros no vieron, en un planeta extraño se enfrentó a cosas desconocidas! ¡Anzu, hasta el final de los tiempos dirán, ha caído como un Héroe! Había lágrimas en los ojos de Alalu, había asombro en el corazón de Anu. Tu deseo será honrado, le dijo Anu a Anzu. Desde este momento, te hago una promesa, levantando la mano yo te hago este Juramento: en el próximo Viaje, un Carro circundará Lahmu, su Nave Celeste descenderá hasta ti. 

Si te encuentra con vida, serás proclamado señor de Lahmu; ¡Cuando se funde en Lahmu una Estación de Paso, tú serás su Comandante! Anzu inclinó la cabeza. ¡Así sea!, dijo a Anu. Alalu y Anzu se acomodaron en la Cámara Celeste, con Cascos de Aguilas y Trajes de Peces fueron provistos, se les suministraron Alimentos y Herramientas. 

La Nave Celeste partió del Carro, desde el Carro se observó su descenso. Después, desapareció de la vista, y el Carro prosiguió hacia Nibiru. Durante Nueve Shars fue Alalu Rey de Nibiru, durante Ocho Shars comandó en Eridú. En el Noveno Shar, su suerte fue morir en el exilio en Lahmu. Viene ahora el Relato del regreso de Anu a Nibiruy de cómo fue enterrado Alalu en Lahmu, de cómo construyó Enlil el Lugar de Aterrizaje en la Tierra. 

Hubo una alegre bienvenida para Anu en Nibiru. Anu dio cuenta de lo sucedido en el Consejo y ante los Príncipes; no buscaba de ellos ni piedad ni venganza. Les dio instrucciones a todos para que se discutieran los Trabajos que había que hacer. Esbozó para los reunidos una visión de gran alcance: ¡Establecer Estaciones de Paso entre Nibiru y la Tierra, reunir a toda la Familia del Sol en un Gran Reino! 

Había que Diseñar la Primera en Lahmu, también había que considerar en los Planes a la Luna; levantar Estaciones en los demás planetas o en sus huestes circundantes, una cadena, una caravana constante de Carros de Suministro y Salvaguarda, traer sin interrupciones Oro desde la Tierra a Nibiru, ¡Quizás, incluso, también se pudiera encontrar Oro en algún otro lugar! Los Consejeros, los Principes y los Sabios tomaron en consideración los Planes de Anu, todos veían en los Planes una promesa de Salvación para Nibiru. 

Los Sabios y los Comandantes perfeccionaron los Conocimientos de los Dioses Celestiales, a los Carros y las Naves Celestes se les añadió una nueva clase, las Naves Espaciales. Se seleccionaron Héroes para los Trabajos, para los Trabajos había mucho que aprender. Se les transmitieron los Planes a Enki y a Enlil, se les dijo que aceleraran los preparativos en la Tierra. Hubo mucha discusión en la Tierra sobre lo que había acaecido y sobre lo que se requería hacer. 

Enki señaló a Alalgar para que fuera el Supervisor de Eridú, y dirigió sus propios pasos hacia el Abzu; después, determinó dónde obtener Oro de las entrañas de la Tierra. Calculó cuántos Héroes necesitaba para los Trabajos, consideró qué Herramientas se necesitaban: Enki Diseñó un Agrietador de Tierra, pidió que se elaborará en Nibiru, con él haría un corte en la Tierra, llegar a sus entrañas a través de Túneles; también Diseñó Lo-Que-Parte y Lo-Que-Tritura, para que los forjaran en Nibiru para el Abzu. 

A los Sabios de Nibiru les pidió que reflexionaran sobre otros Asuntos. Hizo una relación de necesidades, de los Asuntos de Salud y Bienestar de los Héroes. Los Héroes se estaban viendo afectados por las rápidas Vueltas de la Tierra, los rápidos Ciclos Día-Noche de la Tierra les causaban vértigos. La Atmósfera, aunque buena, tenía carencias en algunas cosas, y era demasiado abundante en otras; los Héroes se quejaban de la uniformidad de las comidas. 

Enlil, el Comandante, se veía afectado por el calor del Sol en la Tierra, anhelaba frescura y sombra. Mientras en el Abzu, Enki hacía sus preparativos, Enlil supervisaba en su Nave Celeste los Trabajos en el Edin. Tomó cuenta de montañas y ríos, tomó medidas de valles y llanuras. Estaba buscando dónde establecer un Lugar de Aterrizaje, un Lugar para las Naves Espaciales. Enlil, afectado por el calor del Sol, estaba buscando un lugar fresco y umbrío. 

Las montañas cubiertas de nieve de la parte Norte del Edin eran de su agrado; allí, en un Bosque de Cedros, estaban los árboles más altos que hubiera visto jamás. Allí, en un Valle entre montañas, allanó la superficie con Rayos de Fuerza. Los Héroes extrajeron de las laderas grandes piedras para tallarlas. Las transportaron y las colocaron para sostener la Plataforma con las Naves Celestes. 

Enlil vio con satisfacción la Obra, ¡Realmente, era una Obra increíble, una estructura imperecedera! Una morada para él, en la cima de la montaña, era su deseo. De los altos árboles en el Bosque de Cedros se prepararon largas vigas, decretó que de ellos se construyera una morada para sí mismo: la nombró la Morada de la Cima Norte. En Nibiru, se preparó un nuevo Carro Celestial para elevarse en las alturas, se transportaron nuevas clases de Naves Espaciales, Naves Celestes, y lo que Enki había diseñado. 

Un Grupo de refresco de Cincuenta partió desde Nibiru; entre ellos había mujeres escogidas. Estaban comandadas por Ninmah, Dama Elevada; estaban entrenadas en Auxilios y Sanación. Ninmah, Dama Elevada, era hija de Anu; era hermanastra, no hermana del todo, de Enki y Enlil. Estaba muy instruida en Auxilio y Sanación, sobresalía en el Tratamiento de las Enfermedades. 

Prestó mucha atención a las quejas de la Tierra, ¡Estaba preparando una Curación! Nungal, el Piloto, siguió el rumbo de Carros previos, registrado en las Tablillas de Destinos. Sin novedad, llegaron al Dios Celestial Lahmu; circundaron el planeta, lentamente descendieron a su superficie. Un Grupo de Héroes siguió una débil transmisión; Ninmah iba con ellos. Encontraron a Anzu a orillas de un lago; eran de su casco las señales de transmisión.

Anzu no se movía, estaba postrado, yacía muerto. Ninmah tocó su rostro, prestó atención a su corazón. Sacó el Pulsador de su bolsa; lo dirigió sobre el latido del corazón de Anzu. Saco el Emisor de su bolsa, dirigió sobre el cuerpo de Anzu las Emisiones dadoras de Vida de sus Cristales. Sesenta veces dirigió Ninmah el Pulsador, sesenta veces dirigió el Emisor; en la Sexagésima ocasión, Anzu abrió los ojos, movió los labios. Con mucho cuidado, Ninmah derramó Agua de Vida sobre su rostro, humedeció sus labios con ella. 

Suavemente, puso en su boca Alimento de Vida; Entonces, ocurrió el Milagro: ¡Anzu se elevó de entre los muertos! Más tarde, le preguntaron sobre Alalu; Anzu les contó la muerte de Alalu. Los llevó hasta una gran roca, sobresalía desde la llanura hacia el cielo. Allí les contó lo que había sucedido: Poco después del aterrizaje, Alalu empezó a gritar de dolor. 

De su boca, sus entrañas escupía; ¡Con tremendos dolores se asomó al otro lado del muro! Así les dijo Anzu. Los llevó hasta una gran roca, que se elevaba como una montaña desde la llanura hacia el cielo. En la gran roca encontré una cueva, dentro de ella oculté el cadáver de Alalu, cubrí su entrada con piedras. Así les dijo Anzu. Ellos lo siguieron hasta la roca, quitaron las piedras, entraron en la cueva. 

Dentro encontraron lo que quedaba de Alalu; ¡El que una vez fuera Rey de Nibiru yacía ahora en una cueva, era una pila de huesos! ¡Por vez primera en nuestros Anales, un Rey no ha muerto en Nibiru, no ha sido enterrado en Nibiru! Así dijo Ninmah. ¡Que descanse en paz por toda la Eternidad!, dijo. Volvieron a cubrir la entrada de la cueva con piedras; sobre la gran montaña rocosa, tallaron con rayos la imagen de Alalu.

Le mostraban llevando un Casco de Aguila; dejaron el rostro descubierto. ¡Que la imagen de Alalu mire para siempre hacia el Nibiru que gobernó, hacia la Tierra cuyo Oro descubrió! Así habló Ninmah, Dama Elevada, en nombre de su padre Anu. ¡En cuanto a ti, Anzu, Anu, el Rey, mantendrá la promesa que te hizo! Permanecerán aquí, contigo, veinte héroes, para que comiencen a construir la Estación de Paso; las Naves Espaciales de la Tierra entregarán aquí el mineral de Oro, Carros Celestiales transportarán después, desde aquí, el Oro hasta Nibiru. 

Centenares de Héroes harán su morada en Lahmu, ¡Tú, Anzu, serás su Comandante! Así dijo a Anzu, la Gran Dama, en nombre de su padre Anu. ¡Mi vida te pertenece, Gran Dama!, dijo Anzu. ¡Mi Gratitud a Anu no tendrá límites! El Carro partió del planeta Lahmu; continuó su Viaje hacia la Tierra. 





Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin
Portada: Aguja Estelar en la Nebulosa del Aguila, by NASA Hubble Space Telescope



GLOSARIO:

Abael: El bíblico Abel, muerto por su hermano Ka-in.
Abgal: Piloto; Primer Comandante del Lugar de Aterrizaje.
Abrazador: Epíteto de Ninurta por su papel en la utilización de armas nucleares.
Abzu: Dominios mineros de Oro de Enki en el sudeste de África.
Abzu Inferior: Punta Sur de África, dominios de Nergal Ereshkigal.
Acad: Las Tierras del Norte anexionadas a Sumer bajo Sargón I.
Acadio: Lengua madre de todas las Lenguas semitas.
Adab: Ciudad postdiluviana de Ninharsag en Sumer.
Adad: Nombre acadio de Ishkur, el hijo menor de Enlil.
Adamu: El primer Trabajador Primitivo logrado con éxito a través de Ingeniería Genética, El Adán.
Adapa: Hijo de Enki con una hembra Terrestre, primer Hombre Civilizado; el bíblico Adán.
Agadé: Primera capital de Nibiru después de la guerra; Capital Unificada de Sumer y Acad.
Agua de Juventud: Se la prometía Ra a sus seguidores en la Otra Vida.
Agua de Vida: Utilizada para revivir a Inanna y traerla de vuelta de entre los muertos.
Alalgar: Piloto; Segundo Comandante de Eridú.
Alalu: El depuesto Rey de Nibiru que escapó a la Tierra y descubrió Oro; murió en Marte; se talló su imagen en la roca que le sirvió de tumba.
Alam: Hijo de Anshargal a través de una concubina.
Amanecer y Crepúsculo: Hembras Terrestres fecundadas por Enki, madres de Adapa y Titi.
Amun: Nombre egipcio para el exiliado dios Ra.
An: Primer Rey de la Unidad en Nibiru; nombre del planeta al que llamamos Urano.
Anak: Estaño.
Anib: Título Real de Ib, un Sucesor del Trono de Nibiru.
Anki: Hijo primogénito de An en Nibiru.
Annu: Ciudad Sagrada en Egipto, la bíblica On, Heliópolis en griego.
Anshar: Quinto Soberano de Nibiru de la Dinastía Unificada; el planeta al que llamamos Saturno.
Anshargal: Cuarto Soberano de Nibiru de la Dinastía Unificada.
Antu: Esposa de An; esposa de Anu; nombre primitivo del planeta al que llamamos Neptuno.
Anu: Soberano de Nibiru cuando los Anunnaki llegaron a la Tierra; también, el planeta al que llamamos Urano.
Anunitu: Nombre cariñoso para la diosa Inanna.
Anunnaki: Aquellos-Que-del-Cielo-a-la-Tierra-Vinieron.
Anzu: Piloto; Primer Comandante de la Estación de Paso en Marte.
Apsu: Progenitor primordial del Sistema Solar, el Sol.
Aratta: Dominio concedido a Inanna, parte de la Tercera Región.
Arbakad: El bíblico Arpakshad, uno de los hijos de Sem.
Armas del Terror: Armas nucleares, utilizadas al principio en Nibiru y, después, finalmente, en la Tierra.
Arrata: La tierra y las montañas de Ararat.
Asar: Dios egipcio llamado Osiris.
Asta: Diosa egipcia llamada Isis, esposa-hermana de Asar.
Awan: Esposa-hermana de Ka-in.
Aya: Esposa de Utu; el dios llamado Shamash en acadio.
Azura: Esposa de Sati, madre de Enshi, el bíblico Enoch.
Bab-Ili: Pórtico de los DiosesBabilonia, ciudad de Marduk en Mesopotamia.
Bad-Tibira: Ciudad de Ninurta de fundición y refinado de Oro.
Banda: Soberano heroico de Uruk -la bíblica Erek-, padre de Gilgamesh.
Baraka: Esposa de Irid, el bíblico Yéred.
Barca celestial: Término egipcio para la Nave Espacial de un Dios.
Barco del Cielo: Vehículo aéreo de diversos Dioses y Diosas.
Batalla Celestial: Colisión primordial entre Nibiru y Tiamat.
Batanash: Esposa de Lu-Mach -el bíblico Lamek-, madre del Héroe del Diluvio.
Bau: Esposa de Ninurta, una sanadora.
Ben-Ben: Parte superior cónica del Barco Celestial de Ra.
Blancatierra: La Antártida.
Bosque de Cedros: Ubicación del Lugar de Aterrizaje -en la actualidad, Líbano-.
Brazalete Repujado: El Cinturón de Asteroides.
Burannu: El río Éufrates.
Cam: Segundo hijo del Héroe del Diluvio, hermano de Sem y de Jafet.
Cámara de la Creación: Instalaciones de Ingeniería Genética y domesticación en las Montañas de los Cedros.
Camino de Anu: Banda central de la Esfera Celeste que contiene las Constelaciones Zodiacales; en la Tierra, banda central entre el septentrional Camino de Enlil y el meridional Camino de Enki.
Camino de Enki: Esfera celeste por debajo del paralelo 30º Sur.
Camino de Enlil: Esfera celeste por encima del paralelo 30º Norte.
Carros celestiales: Nave Espacial.
Casa de Elaboración: Laboratorio genético en el Bosque de los Cedros para los cereales y el ganado.
Casa de la Vida: Instalaciones biogenéticas de Enki en el Abzu.
Casa de Sanación: Instalaciones médico-biológicas de Ninmah en Shurubak.
Centro de Control de Misiones: En Nibru-ki -Nippur- antes del Diluvio, en el Monte Moriah después del Diluvio.
Creador de Todo: El Dios universal y cósmico.
Cresta Norte: Morada de Enlil en las Montañas de los Cedros.
Cuarta Región: La Península del Sinaí, ubicación del Espacio Puerto postdiluviano.
Cuenta de Años de la Tierra: La cuenta de los años desde la visita de Anu a la Tierra, el calendario de Nippur comenzó en el 3760 AC.
Damkina: Esposa de Enki, renombrada Ninki; hija de Alalu.
Dauru: Esposa del Rey nibiruano Du-Uru.
Destino: Curso predeterminado de acontecimientos.
Diluvio: La Gran Inundación.
Duat: Nombre egipcio de la zona restringida del Espacio Puerto en el Sinaí.
Dudu: Nombre cariñoso del dios Adad -Ishkur-, hijo menor de Enlil, tío de Inanna.
Dumuzi: Hijo menor de Enki, encargado del pastoreo en sus dominios egipcios.
Dunna: Esposa de Malalu, madre de Irid -los bíblicos Mahalalel y Yéred-.
Duttur: Concubina de Enki, madre de Dumuzi.
Du-Uru (Duuru): Séptimo Soberano de Nibiru.
Ea: Aquel-cuyo-hogar-es-el-agua, el Acuario prototipo; primogénito de Anu, hermanastro de Enlil; líder del primer grupo Anunnaki en llegar a la Tierra; Creador de la Humanidad y su salvador en el Diluvio; se le dan los epítetos de Nudimmud, El ForjadorPtah, El Constructor, en Egipto, Enki, El Señor Tierra; padre de Marduk.
Eanna: Templo de Siete Niveles de Anu en Uruk, Anu se lo dio a Inanna como presente.
Edin: Ubicación de los primeros asentamientos de los Anunnaki, el bíblico Edén, en el Sur de Mesopotamia; posteriormente, el área de Sumer.
Edinni: Esposa de Enkime, madre de Matushal -los bíblicos Henoch y Matusalén-.
Ednat: Esposa de Matushal, madre de Lu-Mach, el bíblico Lamek.
Ekur: La alta Estructura en el Centro de Control de Misiones antediluviano; la Gran Pirámide de Gizeh, después del Diluvio.
Emisor: Instrumento utilizado junto con el Pulsador para revivir a Inanna.
Emush: Desierto infestado de serpientes donde intentó esconderse Dumuzi.
Emzara: Esposa de Ziusudra, el bíblico Noé, y madre de sus tres hijos.
Enbilulu: Teniente de Ea en la Primera Misión.
Endubsar: El Escriba al cual dictó Enki sus Memorias.
Engendrador Primordial: Apsu, el Sol, en la Cosmogonía de la creación.
Engur: Teniente de Ea en la Primera Misión.
Eninnu: La Morada-Templo de Ninurta en el Recinto Sagrado de Lagash.
Enki: Título-epíteto de Ea tras la división de deberes y poderes entre él y su hermanastro y rival Enlil; padre de Marduk con su esposa Damkina; no pudo tener un hijo con su hermana Ninmah, pero tuvo cinco hijos más con concubinas y también tuvo hijos con mujeres Terrestres.
Enkidu: Compañero de Gilgamesh creado artificialmente.
Enkime: Se le llevó al Cielo y se le concedieron muchos Conocimientos; el bíblico Henoch; padre de Sarpanit, esposa de Marduk.
Enlace Cielo-Tierra: El Centro de Control de Misiones.
Enlil: Hijo de Anu y de su esposa-hermana Antu y, por ello, Hijo Principal, destinado a la sucesión del trono de Nibiru por delante del primogénito Ea; Administrador y Comandante militar, enviado a la Tierra para organizar las operaciones de obtención de Oro a gran escala; padre de Ninurta con su hermanastra Ninmah, y de Nannar e Ishkur con su esposa Ninlil; se opuso a la creación de los Terrestres, intentó la desaparición de la Humanidad mediante el Diluvio; autorizó el uso de armas nucleares contra Marduk.
Enmerkar: Soberano heroico de Urug-ki, Uruk, abuelo de Gilgamesh.
Ennugi: Comandante de los Anunnaki asignado a las minas de Oro en el Abzu.
Enshar: Sexto Soberano dinástico en Nibiru; nombró a los Planetas que abarcaba la órbita de Nibiru.
Enshi: El bíblico Enoch, el primero al que se le enseñaron los Ritos y el Culto.
Enursag: Teniente de Ea en la Primera Misión.
Enuru: Tercer hijo de An y Antu, y padre del soberano de Nibiru, Anu.
Ereshkigal: Nieta de Enlil, señora del Mundo Inferior -Sur de Africa-; esposa de Nergal; hermana de Inanna.
Eridú: Primer Asentamiento en la Tierra, fundado por Ea; fue su centro permanente y su morada en Sumer.
Erra: Epíteto de Nergal después del holocausto nuclear, significa El-Aniquilador.
Esagil: Templo de Marduk, en Babilonia.
Esencia de vida o vital: El ADN genéticamente codificado.
Estaciones celestiales: Las Doce Casas de las Constelaciones Zodiacales.
Estrella Imperecedera: Nombre egipcio para el planeta del cual había venido Ra.
Etana: Rey de Uruk que fue llevado al cielo pero tuvo miedo de continuar.
Firmamento: El Cinturón de Asteroides, restos de la mitad destruida de Tiamat.
Gaga: La Luna de Anshar, Saturno, que, tras el paso de Nibiru, se convirtió en el planeta Plutón.
Gaida: Hijo menor de Enkime, Henoch en la Biblia).
Galzu: Misterioso emisario divino que transmitía los mensajes en sueños y visiones.
Gente de cabeza negra: El pueblo sumerio.
Geshtinanna: Hermana de Dumuzi que le traicionó.
Gibil: Hijo de Enki, encargado de la Metalurgia, creador de Artefactos Mágicos.
Gigunu: Casa de Placer Nocturno de Inanna.
Gilgamesh: Rey en Uruk; siendo hijo de una diosa, fue en busca de la inmortalidad.
Girsu: Recinto sagrado de Ninurta en Lagash.
Gran Abajo: El continente de la Antártida.
Gran Calamidad: La devastación posterior al holocausto nuclear en 2024 AC.
Gran Profundo: Océano Antártico.
Gran Mar: Mar Mediterráneo; llamado también Mar Superior.
Guru: Teniente de Eaen el Primer Aterrizaje.
Hado: Curso de acontecimientos que está sujeto al libre albedrío y es alterable.
Hapi: Antiguo nombre egipcio del río Nilo.
Hem-Ta: Nombre egipcio del Antiguo Egipto.
Hijo principal: El hijo nacido aun Soberano a través de su hermanastra y, por tanto, heredero legal.
Hombre Civilizado: Homo sapiens-sapiens, del cual Adapa fue el primero.
Horon: El dios egipcio al que ahora se le llama Horus.
Hurum: Montaña donde el Héroe Banda murió y volvió a la vida.
Ib: Tercer rey dinástico de Nibiru, se le dio el Título Real de An-Ib.
Ibru: Nieto de Arbakad, el bíblico Heber, antepasado de Abraham.
Ibru-Um [Ibruum]: Vástago de una Familia Real sacerdotal de Nippur y Ur, el bíblico Abraham.
Igigi: Los Trescientos Anunnaki asignados a la Lanzadera y a la Estación de Paso de Marte; raptaron a mujeres Terrestres para tomarlas como esposas.
Ilabrat: Visir y emisario de Anu; fue por Adapa párale viaje a Nibiru.
Inanna: Hija de Nannar y Ningal, hermana gemela de Utu; fue la prometida de Dumuzi; feroz en la guerra, lujuriosa en las relaciones sexuales; señora de Uruk y de la Tercera Región; conocida como Ishtar en acadio; asociada con el planeta al que llamamos Venus.
Inbu: Fruto traído de Nibiru a la Tierra, origen del elixir de los Anunnaki.
Irid: El bíblico Yéred; padre de Enkime, el bíblico Henoch.
Ishkur: El hijo más joven de Enlil con su esposa Ninlil, el dios acadio Adad.
Ishtar: Nombre acadio de la diosa Inanna.
Ishum: Epíteto dado a Ninurta después del holocausto nuclear, significa El Abrasador.
Isimud: Mayordomo y visir de Enki.
Jarán: Ciudad del Noroeste de Mesopotamia -ahora en Turquía-, que hizo las veces de ciudad gemela de Ur; lugar de estancia de Abraham; lugar desde donde Marduk usurpó la supremacía en la Tierra.
Ka-in: El bíblico Caín, que mató a su hermano Abael -Abel- y fue desterrado.
Kalkal: Guardián de la Residencia de Enlil en el Abzu.
Ki: Suelo firme, el planeta Tierra.
Ki-Engi: Sumer, Tierra de los Nobles Vigilantes, la Primera Región de Civilización.
Kingu: Principal satélite de Tiamat; la Luna de la Tierra después de la Batalla Celestial.
Kishar: Esposa del Quinto Soberano de Nibiru; el planeta al que llamamos Júpiter.
Kishargal: Esposa del Cuarto Soberano de Nibiru.
Kishi: La primera Ciudad de Hombres en Sumer, donde comenzó la Realeza.
Kulla: Teniente de Ea durante la Primera Misión.
Kunin: El bíblico Quenán, hijo de Enshi y Noam.
Laarsa: Una de las ciudades de los Anunnaki; refundada después del Diluvio.
Lagash: Construida al mismo tiempo que Laarsa, ambas servían como Ciudades Baliza; después del Diluvio, refundada como ciudad principal de Ninurta.
Lahama: Esposa de Lahma.
Lahamu: El planeta al que llamamos Venus.
Ley de la Simiente: La norma que daba Prioridad Sucesoria a un hijo de una hermanastra.
Lugal: Literalmente, Gran Hombre; epíteto de un Rey electo.
Lugar de Aterrizaje: Plataforma para Naves Celestes y Naves Espaciales en las Montañas de los Cedros.
Lugar de los Carros: Espacio Puerto.
Lugar de los Carros Celestiales: Espacio Puerto de los Anunnaki.
Lugar Níveo: La Antártida.
Lulu: Híbrido realizado por Ingeniería Genética, el Trabajador Primitivo.
Lu-Mach: Hijo de Matushal y de Ednat, el bíblico Lamek.
Llanura Superior: Región del Norte de Mesopotamia donde vivieron los descendientes de Arpakad.
Magan: Antiguo Egipto.
Malalu: Hijo de Kunin Mualit, el bíblico Mahalalel.
Mar Inferior: Masa de Agua llamada ahora Golfo Pérsico.
Mar Superior: Mar Mediterráneo.
Marduk: Primogénito y heredero legal de Enki Damkina; adorado como Ra en Egipto; envidioso de sus hermanos, insatisfecho con Egipto sólo como sus dominios, reclamó la supremacía de la Tierra y, después de exilios y guerras, la consiguió desde su ciudad de Babilonia.
Matushal: Hijo de Enkime y Edinni, el bíblico Matusalén.
ME: Objetos diminutos codificados con fórmulas sobre todos loas aspectos de la Ciencia y la Civilización.
Meluhha: Antigua Nubia.
Mena: Rey cuyo reinado comenzó la Primera Dinastía de Faraones egipcios.
Mena-Nefer: Primera capital de Egipto, Menphis.
Montaña de los Cedros: Ubicación de la morada de Enlil en el Bosque de Cedros.
Monte de la Salvación: Los picos de Ararat, donde se posó el Arca después del Diluvio.
Monte de Mostrar el Camino: Monte Moriah, lugar del Centro de Control de Misiones postdiluviano.
Monte Mashu: Monte equipado con instrumental en el Espacio Puerto del Sinaí postdiluviano.
Mualit: Esposa de Kunin, madre de Malalu.
Mundo Inferior: Hemisferio Sur, que incluye el sur de África y de la Antártida.
Musardu: Una de las Siete Madres Alumbradoras de los Primeros Terrestres.
Nabu: Hijo de Marduk y de Sarpanit; organizó a los seguidores humanos de Marduk.
Namtar: Hado; Visir de Ereshkigal en sus dominios del Mundo Inferior.
Nannar: Hijo de Enlil Ninlil, el primer líder Anunnaki que nació en la Tierra; dios patrón de Urim -Ur- y Jarán; asociado con la Luna; conocido como Sin en acadio; padre de Utu e Inanna.
Naram-Sin: Nieto de Sargón y sucesor suyo como Rey de Sumer Acad.
Nebat: Esposa-hermana del Dios egipcio Satu, ala que llamamos Neftys.
Nergal: Hijo de Enki, soberano del Abzu Inferior junto con su esposa Ereshkigal; liberó las armas nucleares junto con N
inurta.
Neteru: Palabra egipcia para dioses, que significa Guardianes Vigilantes.
Nibiru: Planeta madre de los Anunnaki; su período orbital, un Shar, equivale a 3.600 años terrestres; se convirtió en el Duodécimo Miembro del Sistema Solar después de la Batalla Celestial.
Nibru-ki: Centro de Control de Misiones original; ciudad de Enlil en Sumer, llamada Nippur en acadio.
Nimug: Una de las Siete Madres Alumbradoras de los Primeros Terrestres.
Nimul: Madre de Ea/Enki con Anu; no siendo esposa oficial ni hermanastra, su hijo, aunque primogénito, perdió la sucesión ante Enlil, cuya madre era Antu.
Ninagal: Hijo de Enki, designado por él para conducir el Barco del Héroe del Diluvio.
Ninbara: Una de las Siete Madres Alumbradoras de los Primeros Terrestres.
Ningal: Esposa de Nannar-Sin, madre de Inanna y de Utu.
Ningirsig: Teniente de Ea en el primer aterrizaje.
Ningishzidda: Hijo de Enki, Maestro en Genética y de otras Ciencias; llamado Tehuti -Toth- en el Antiguo Egipto; se fue a las Américas con sus seguidores después de ser depuesto por su hermano Marduk.
Ninguanna: Una de las Siete Madres Alumbradoras de los Primeros Terrestres.
Ninharsag: Epíteto de Ninmah, después de serle concedida una morada en el Sinaí.
Ninkashi: Mujer Anunnaki encargada de la elaboración de la cerveza.
Ninki: Esposa de Ib, Tercer Rey dinástico en Nibiru.
Ninimma: Una de las Siete Madres Alumbradoras de los Primeros Terrestres.
Ninlil: Se casó con Enlil tras perdonarle ella su violación; Madre de Nannar y de Ishkur.
Ninmada: Una de las Siete Madres Alumbradoras de los Primeros Terrestres.
Ninmah: Hermanastra de Enki y Enlil, madre de Ninurta con Enlil; Oficial Médico Jefe de los Anunnaki; ayudó a Enki a crear mediante Ingeniería Genética el Trabajador Primitivo; pacificadora entre los clanes rivales y guerreros de los Anunnaki; renombrada Ninharsag.
Ninmug: Una de las Siete Madres Alumbradoras de los Primeros Terrestres.
Ninshubur: Doncella de Cámara de Inanna.
Ninsun: Madre Anunnaki de Gilgamesh.
Ninurta: Hijo Principal de Enlil, engendrado por Enlil con su hermanastra Ninmah, y su Sucesor Legal; combatió con Anzu, que se apoderó de las Tablillas de los Destinos, y con Marduk; encontró fuentes alternativas de Oro y estableció unas instalaciones espaciales alternativas en América; Dios patrón de Lagash.
Nippur: Nombre acadio de Nibru-ki, donde comenzó el calendario de años terrestres en el 3.760 AC.; lugar de nacimiento de Ibru-Um -Abraham-.
Nisaba: Diosa de la Escritura y las Medidas.
Noam: Esposa-hermana de Enshi, madre de Kunin.
Nudimmud: Un epíteto de Ea, que significa El-Que-Elabora-Cosas; el planeta Neptuno.
Nungal: Piloto.
Nusku: Visir y emisario de Enlil.
Objeto Brillante Celestial: Dispositivo Divino secreto que salvaguardaba el Lugar de la Realeza.
Objeto de la Tierra: Epíteto para la ubicación del Centro de Control de Misiones.
Padre de Todo Principio: El universal Creador de Todo; el Dios cósmico.
Pájaro de la Tormenta: Nave aérea de batalla de Ninurta.
Pájaro Negro: Vehículo aéreo de Ninurta.
Pájaros celestes: Nave aérea de los Anunnaki para volar por los cielos terrestres.
Picos baliza: Las dos Grandes Pirámides de Gizeh; posteriormente, Monte Mashu, en el Sinaí.
Piedra Gug: Cristal emisor de radiaciones, transferido desde la Gran Pirámide hasta el Monte Mashu.
Planta de la Vida: Utilizada por los emisarios robóticos de Enki para revivir a Inanna.
Planta de Ser Joven de Nuevo: Planta secreta del Rejuvenecimiento que encontrara Gilgamesh.
Porciones celestiales: Período de 72 años para el cambio de 1º Zodiacal debido a la Precesión.
Pórtico al cielo: El objetivo de la torre de lanzamiento que construyera Marduk en Babilonia.
Primera Región: La Primera Región de civilización concedida a la Humanidad, Sumer.
Ptah: Nombre de Enki en Egipto; significa El Constructor, conmemora sus Hazañas al elevar la tierra de debajo de las Aguas del Diluvio.
Pulsador: Instrumento utilizado, junto con el Emisor, para revivir a los muertos.
Ra: Nombre egipcio de Marduk, significa el Brillante.
Rama de esencia vital: Cromosoma.
Sarpanit: Una Terrestre, esposa de Marduk, madre de Nabu.
Sati: Tercer hijo de Adapa y Titi, el bíblico Set.
Satu: Hijo de Marduk y Sarpanit, dios egipcio conocido como Set.
Segunda Región: Egipto y Nubia, cuando se les concedió la civilización.
Sem: Hijo mayor Héroe del Diluvio.
Serpiente Alada: Epíteto de Ningishzidda en América.
Serpiente maligna: Epíteto despectivo para Marduk entre sus enemigos.
Shamash: Nombre acadio de Utu.
Shamgaz: Líder de los Igigi e instigador del rapto de mujeres Terrestres.
Shar: Un período orbital de Nibiru alrededor del Sol, equivalente a 3.600 años terrestres.
Sharru-kin: Primer Rey de Sumer Acad unidos, al que llamamos Sargón I.
Sumer: Tierra de los Vigilantes, la Primera Región de civilización postdiluviana.
Shurubak: Centro de Sanación de Ninmah anterior al Diluvio y reestablecido posteriormente.
Simiente de Vida: Semen.
Sin: Nombre acadio de Nannar.
Sippar: La ciudad del Espacio Puerto en Tiempos Antediluvianos comandada por Utu; su centro de culto después del Diluvio.
Sud: Una enfermera; también el nombre epíteto de Ninlil antes de convertirse en esposa de Enlil.
Suzianna: Una de las Siete Madres Alumbradoras de los Primeros Terrestres.
Tablillas de los Destinos: Dispositivos utilizados en el Centro de Control de Misiones para rastrear y controlar las Orbitas y Trayectorias; más tarde, un registro de decisiones inalterables.
Tehuti: Nombre egipcio de Ningishzidda como Thot, el Dios de la Ciencia y el Conocimiento.
Tercera Región: Dominio asignado a Inanna; la Civilización del Valle del Indo.
Tiamat: Planeta Primordial que se partió en la Batalla Celestial, dando lugar al Cinturón de Asteroides y a la Tierra.
Ti-Amat: Esposa de Adamu; primera hembra Terrestre capaz de procrear.
Tiempo Celestial: Tiempo medido por los Cambios Precesionales de las Constelaciones Zodiacales.
Tiempos de Antaño: Periodo que comenzó con el Primer Aterrizaje y terminó con el Diluvio.
Tiempos Previos: El Período de los Acontecimientos en Nibiru antes de las Misiones en la Tierra.
Tierra de los Dos Estrechos: Las tierras que hay a lo largo del río Nilo.
Tierra de Más Allá de los Mares: América; pobladas por los descendientes de Ka-in, supervisadas por Ninurta.
Tierra negra: Dominios africanos del Dios Dumuzi.
Tierra oscura: África.
Tilmun: Tierra de los Proyectiles, la Cuarta Región, en la península del Sinaí.
Tirhu: Sacerdote oracular en Nippur, Ur y Jarán -el bíblico Téraj, padre de Abraham-.
Titi: Esposa del primer Hombre Civilizado, Adapa, madre de Ka-in Abael.
Torbellino: Uno de los Siete Satélites o Lunas de Nibiru.
Torbellinos: Vehículos aéreos de los Anunnaki parecidos a los helicópteros.
Toro del Cielo: Guardián de Enlil del Lugar de Aterrizaje, símbolo de su constelación.
Trabajador Primitivo: El Primer Terrestre, realizado mediante Ingeniería Genética.
Udbar: Padre del escriba Endubsar.
Ulmash: Teniente de Ea en la Primera Misión.
Unug-ki: Ciudad construida para la visita de Anu, éste se la regaló a Inanna; llamada posteriormente Uruk, la bíblica Erek; Ciudad-Trono de Gilgamesh y de otros semidioses.
Ur: Nombre acadio de Urim; a los soberanos de Sumer y Acad cuando tuvo lugar la calamidad nuclear se les conoce como Reyes de la Tercera Dinastía de Ur; la bíblica Ur de los Caldeos, desde la cual emigró Abraham hasta Jarán.
Urim: Ciudad de Nannar en Sumer y tres veces capital del país -incluso en la época de la Gran Calamidad-; próspero centro de Cultura, Industria y Comercio Internacional.
Ur-Nammu: Primer Rey de la Tercera Dinastía de Ur.
Uruk: Nombre acadio de Unug-ki, la bíblica Erek.
Utu: Shamash en acadio; hermano gemelo de Inanna; comandante del Espacio Puerto de Sippar en Tiempos Antediluvianos y del del Sinaí después del Diluvio; dador de leyes desde su centro de culto en Sippar después del Diluvio; Padrino de Gilgamesh.
Viento Este: Un satélite o luna de Nibiru.
Viento Maligno: La nube nuclear portadora de muerte que recorrió Sumer hacia el este.
Viento Norte: Uno de los satélites o lunas de Nibiru.
Viento Oeste: Uno de los satélites o lunas de Nibiru.
Viento Sur: Satélite o luna de Nibiru.
Vuelta: Orbita de un Planeta alrededor del Sol.
Zamush: Tierra de piedras preciosas, parte de la Tercera Región de Inanna.
Ziusudra: Héroe del Diluvio, hijo de Enki con una Terrestre -el bíblico Noé-.
Zumul: Sacerdote-Astrónomo en Uruk durante la visita de Anu.